Si hay algo que obsesiona a Alberto Núñez Feijóo son los medios de comunicación. Su control, para ser exactos. El líder del PP cambió de secretario general en el partido, de conselleiros muchas veces en sus gobiernos y ahora pretende hacerlo de Administración en su último salto: desde la presidencia de la Xunta a la Moncloa. Incluso se ha mudado a regañadientes de ciudad. Pero lo que no ha tocado en su larga trayectoria política es el equipo de comunicación, empezando por Mar Sánchez, la todopoderosa jefa de prensa que heredó de los tiempos de José Manuel Romay Beccaría cuando el dirigente gallego empezó a dar sus primeros pasos en política a principios de los 90.
Del grupo de fieles que trasladó de Galicia a la planta noble de Génova 13, donde está la sede nacional del partido, la inmensa mayoría son periodistas que le acompañan desde 2009, cuando ganó sus primeras elecciones en Galicia, o incluso antes. Es el perfil que más abunda en su núcleo de confianza, por encima de juristas o economistas. Y tiene una explicación porque hasta ahora cuenta todas sus campañas por mayorías absolutas que ha logrado con estrategias muy parecidas: empresas de consultoría diagnostican los puntos débiles del rival con los que martillear en entrevistas y mítines (en esta toca el Falcon y la ley del 'solo sí es sí') mientras su guardia pretoriana le blinda en medios de comunicación que le son afines –la inmensa mayoría en Galicia, tanto públicos como privados, que ha regado con inversiones millonarias de publicidad y ayudas directas, y últimamente buena parte de los de Madrid–. Los diarios más incómodos directamente son vetados por su equipo, tal y como se ha comprobado en la gira de entrevistas de esta campaña.
Desde hace una década larga, la máxima del equipo del candidato es que no importa tanto que las acusaciones vertidas sean verdad como que calen en la ciudadanía. A eso se había lanzado Feijóo una campaña más, la quinta de su carrera encabezando el cartel del PP, las primeras generales. Y de todas las estrategias que podría haber elegido, el dirigente gallego que se presenta como salvador del partido tras el trienio negro de Casado, escogió el discurso sobre el “valor de la verdad”. Independientemente de que en el cara a cara con Sánchez, el único debate en el que aceptó participar, soltase una docena de mentiras clamorosas y otra ración larga de medias verdades, Núñez Feijóo se presentó luego en la sede del PP donde se había preparado uno de esos recibimientos para trasladar moral de victoria y dijo ante los suyos: “Sabía que la verdad es lo más importante, no solo desde el punto de vista personal o profesional, sino porque la verdad tiene que imponerse sobre la mentira”.
En la primera mitad de la campaña, Feijóo había mentido sobre la deuda de España, sobre el incremento de las pensiones, sobre la investigación acerca del espionaje que sufrió el Gobierno español, sobre las horas trabajadas en España, sobre las responsabilidades en la quiebra de las cajas y, muy especialmente, sobre la convicción del PP de que debe gobernar la lista más votada. Esta última la repite mientras sus alcaldes y candidatos autonómicos pactan con Vox en cualquier sitio donde dé la suma para desbancar a la izquierda.
Y en esas andaba Feijóo –con un éxito notable a tenor de las encuestas publicadas que lo sitúan primero y que según su equipo de colaboradores se quedan cortas al lado de lo que registran cada día sus propios sondeos– cuando llegó este lunes a Televisión Española. Durante la entrevista emitida en directo por la 1, la periodista Silvia Intxaurrondo decidió no dejar pasar sus falsedades. El candidato del PP se disponía a repetir de carrerilla lo que había dicho tantas veces, también en el debate con Sánchez sin que el presidente le respondiera. Estaba insistiendo Feijóo en que los gobiernos del PP “siempre” habían “revalorizado las pensiones de acuerdo con el IPC”, cuando la periodista de TVE le replicó en buen tono y sin levantar la voz: “No es correcto, señor Feijóo, no lo hicieron ni en el año 2012 ni en 2013 ni en 2016”.
El presidente preguntó visiblemente molesto de dónde había sacado la periodista esos datos y reincidió en la falsedad: “Nosotros siempre hemos revalorizado las pensiones conforme al IPC”. Incluso invitó a Intxaurrondo a revisar sus cifras. La periodista defendió de nuevo que su información era correcta. Feijóo aún tuvo tiempo de insistir: “Como hay hemerotecas, si yo estoy equivocado pediré disculpas y si está usted, espero que lo diga en este programa”. Y por tercera vez Feijóo reiteró el dato falso, como puede comprobarse en el siguiente vídeo.
Culminada la entrevista, el episodio deparó dos tipos de reacciones en los medios: los que contrastaron el dato del líder del PP y determinaron que era falso, y otras cabeceras que vertieron duros ataques contra la periodista que desmintió al líder del PP. Los más cafeteros del partido, como Esteban González Pons y Rafael Hernando, arremetieron contra el ente público.
En su cuenta de Twitter, Feijóo publicó un mensaje que no llegó a ser una rectificación (ni la disculpa prometida) pero que tampoco ratificaba lo dicho en TVE cuando se empecinó en que quien debía recular era la periodista. En la red social el candidato ya no decía que el PP siempre había revalorizado las pensiones de acuerdo con el IPC, la consigna falsa que había repetido tres veces en TVE y muchas más durante la campaña, sino que defendía que el PP no había congelado las pensiones, como sí acusaba de hacer al Gobierno de Zapatero.
La letra pequeña del tuit, lo que no decía abiertamente, es que Silvia Intxaurrondo tenía razón y el líder del PP, no.
No fue un lance aislado en la entrevista en la cadena pública. Silvia Intxaurrondo también preguntó al presidente dónde había leído el teletipo que daba la noticia (también falsa) lanzada por Feijóo en el debate de Atresmedia según la cual el juez cerraba la investigación sobre el espionaje al presidente y a otros ministros por la falta de colaboración del Gobierno español (en realidad, el juez en su auto solo reprochaba la ausencia absoluta de cooperación de Israel). La pregunta era relevante porque Feijóo primero había lanzado la insinuación (deslizada durante semanas por algunos medios y tertulianos de la derecha) de que Marruecos podía tener algún secreto del presidente que lo obligó a cambiar la posición histórica de España sobre el Sáhara y luego había respondido al periodista Carlos Alsina, cuando este le preguntó por qué habia mentido en el debate, que esa noticia la había leído “en un teletipo”. Intxaurrondo preguntó a Feijóo dónde se podía consultar ese teletipo. Y el líder del PP contestó que no lo recordaba, aunque lo atribuyó a “una agencia”.
elDiario.es preguntó después al equipo de Feijóo qué agencia había publicado que el juez culpaba al Gobierno de Sánchez de no colaborar en el auto de archivo de la investigación sobre Pegasus. Un miembro muy cercano al líder del PP aseguró a esta redacción que desconocen dónde leyó ese supuesto teletipo su presidente pero añadió que había visto una noticia que lo apuntaba en Libertad Digital, el medio de Federico Jiménez Losantos, que el PP financió en su día con dinero de la caja B. La noticia se titulaba así: El juez archiva el caso Pegasus por falta de cooperación de Israel y del Gobierno tras acreditar 5 infecciones a Sánchez.
Pese al encabezamiento, el texto de la noticia en ningún momento señalaba que el juez reprochase la falta de colaboración del Gobierno de Sánchez y sí la de Israel. Tras constatar que Israel no había contestado a ninguno de sus requerimientos, el auto de archivo incluía un párrafo que es habitual en los escritos de los jueces cuando otro país no coopera con la Justicia española: “Llegados a este punto, este órgano jurisdiccional poco o nada puede hacer para el cumplimiento de la comisión rogatoria de referencia y, por ende, para que la presente investigación avance. Solo resta una eventual vía diplomática que sea capaz de impulsar el cumplimiento de las obligaciones derivadas de los tratados internacionales, y cuyo ejercicio corresponde al Gobierno, en este caso, además, víctima del delito objeto de investigación. Sin duda, la Abogacía del Estado, personada en las presentes actuaciones, como representante procesal de la Administración General del Estado, impulsará el ejercicio de dicha vía a través de los mecanismos con los que a tales fines cuenta el Gobierno de España”.
¿Se parece en algo a decir que el juez cierra la investigación por la negativa del Gobierno a ayudar en el esclarecimiento de un caso de espionaje? Evidentemente, no. El equipo de Feijóo no aclara si el líder del PP se basó en el titular de Libertad Digital, se limita a decir que esa noticia existe. En Televisión Española este lunes, como había hecho en Onda Cero, donde no hubo repregunta sobre el origen concreto de la supuesta información, el candidato del PP reiteró que había leído un teletipo, pero en la televisión pública añadió que había sido publicado por “una agencia”. Tras repasar los teletipos de las principales agencias de noticias, elDiario.es ha constatado que ni la Agencia Efe, ni Europa Press, ni Colpisa ni Servimedia han dado un titular parecido en estas semanas. En TVE lo más que admitió el líder del PP fue que tal vez hubiera tenido que “contrastarlo más”.
La pauta de lanzar todo tipo de bulos para ver si cuelan mientras trata de explotar su perfil de hombre de Estado comprometido con la verdad y las instituciones ha sido una constante a lo largo de toda su carrera política, pero se ha agudizado durante los últimos días con el maratón de mítines que su partido le ha programado por toda España hasta el domingo. Un ejemplo perfecto fue el acto que celebró este fin de semana en Zaragoza. La estructura del mitin fue la de siempre. Feijóo arrancó de nuevo con ese tono solemne que reivindica los grandes valores de la política: “El cambio consiste en darle valor a la palabra, el cambio consiste en mirar a la gente a la cara, el cambio consiste en no volver a mentir y que España sea un lugar donde los políticos que mienten pierden las elecciones y los políticos que dicen la verdad, las ganan. Y por eso tenemos ganas de ganar, para que vuelva la verdad otra vez a vencer a la mentira. Porque si la mentira vence a la verdad, ¿para qué nos vamos a dedicarnos a la política? Si no somos capaces de explicarle a la gente, si no somos capaces de que la gente nos siga, es que no somos capaces de liderar la verdad en un territorio”.
Tras semejante alocución, el candidato popular pronunció en 40 segundos el siguiente párrafo: “Ya sé que para el PSOE ganar o perder les da igual, para nosotros no. Para nosotros ganar es la llave que abre la gobernabilidad, para ellos no porque están dispuestos a gobernar perdiendo y por primera vez queda claro que el candidato del Gobierno socialista no aspira a ganar sino a gobernar y parece que es lo mismo, pero no es lo mismo. Ganar y gobernar en los países con una democracia y con unos políticos muy sólidos y muy serios es lo mismo, pero en España con la senda del sanchismo, ganar y gobernar no es lo mismo. Para nosotros sigue siendo algo determinante, a nosotros nos han enseñado en nuestro partido que, cuando pierdes, lo lógico es que no gobiernes. Es verdad que ellos no cumplen ninguna regla, es verdad que el pacto del Tinell, aquel que hizo Zapatero con los independentistas catalanes, Sánchez lo ha elevado a la enésima potencia y ahora el objetivo de Sánchez ya no es un ayuntamiento o una comunidad, no, el objetivo es ser presidente del Gobierno perdiendo y yo no quiero que España tenga un presidente del Gobierno que haya perdido las elecciones. Me parece importante que cuando te reúnes con el presidente de la República en Francia, con el canciller alemán o con el primer ministro sueco, te reúnas porque has ganado las elecciones, porque, si no, empezamos a devaluar la democracia española y al final todo puede ir de forma decadente”.
Primera o segunda fuerza
La prueba de que se requiere menos tiempo para esparcir falsedades que para desmentirlas va a quedar patente en las líneas que siguen sobre lo dicho por Feijóo: no es cierto que el PP haya enseñado a sus cargos que cuando pierden no gobiernen. Hace solo cuatro años el PP perdió en la Comunidad de Madrid, en el Ayuntamiento de la capital, en Murcia, en Castilla y León y en varios ayuntamientos y, sin embargo, pactó con Vox y Ciudadanos para desbancar al PSOE, que fue la primera fuerza en la mayoría de esos feudos. Igual que han hecho estas últimas semanas los populares en la Comunidad Valenciana. Igual que ha entregado Canarias a Coalición Canaria pese a ser la segunda fuerza. Igual que ha sucedido en las ciudades de Valladolid y en Toledo. Y para colmo tampoco es verdad que fuera de España alguien vaya a asustarse si no gobierna la lista más votada, porque por el continente abundan los pactos entre partidos que suman mayoría y no participa el vencedor de las elecciones.
Sin ir más lejos, uno de los casos que citó Feijóo en su discurso: el primer ministro sueco, al que aludió en su intervención en Zaragoza, es Ulf Kristersson, líder de los moderados, el tercer partido en las elecciones, que sacó el 19% de los votos, once puntos menos que la candidata del partido socialdemócrata Magdalena Andersson, y que llegó al poder tras pactar con la extrema derecha de Mimmie Akesson. Así que, a diferencia de lo que pronostica Feijóo, no es previsible que el primer ministro sueco vaya a extrañarse mucho si le visita un presidente que haya sido segunda fuerza. Él quedó tercero.
En Aragón este domingo, además de invocar la política en mayúsculas, de hablar de la política europea y el futuro que espera a España, el candidato del PP también incluyó algunos guiños locales. Sobre las promesas del Gobierno de que se va a instalar en la región una fábrica de baterías, Feijóo advirtió: “Yo no voy a venir aquí a decir que Aragón va a tener una fábrica de baterías y que alguien me saque la oferta del director de esa fábrica en Gran Bretaña. Yo eso no lo voy a decir. Imaginaos la cara que se me va a quedar. Yo no puedo volver ni aunque vaya a la Basílica del Pilar y pida perdón. No puedo volver a Aragón si les miento”.
Nota al pie: en sus años de presidente en Galicia, Feijóo prometió varias veces una planta de baterías de Mitsubishi que, según repetía a cada poco, iba a instalarse en la Plataforma Logística Industrial Salvaterra As Neves, un polígono industrial gigantesco inaugurado en los tiempos de Fraga. De Mitsubishi en Galicia nunca más se supo. También como responsable del Gobierno gallego, Feijóo anunció en vísperas de las elecciones gallegas de 2012 un acuerdo con la petrolera mexicana Pemex según el cual se iban a reactivar los astilleros: iban a ser 3.000 empleos directos, se iban a construir floteles, atuneros, plataformas petrolíferas, quimiqueros, remolcadores e incluso la empresa energética iba a instalar una base en el Puerto Exterior de A Coruña. Semejante anuncio a las puertas de las autonómicas mereció que la Televisión de Galicia y la radio autonómicas interrumpiesen la programación habitual para retransmitirlo en directo. La mayor parte de aquellas promesas se quedaron en nada. Uno de los directivos que estrechaban la mano de Feijóo durante la emisión para todo el país del acuerdo con Pemex, Emilio Lozoya, director de la petrolera, acabó en la cárcel acusado de corrupción. Tras meses en busca y captura se le arrestó en Málaga. No hay noticias de que Feijóo haya pedido perdón por aquello en la Catedral de Santiago, la que tocaría en este caso, ubicada a escasos 100 metros del lugar donde se firmaron los acuerdos con la petrolera mexicana y sus dudosos directivos. El líder del PP sigue volviendo a Galicia cada fin de semana. Sin aparente remordimiento.
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