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Casado aprovecha el 10N para rodearse de afines y anular al sector crítico del PP
El presidente del Partido Popular, Pablo Casado, ha asumido que no habrá España Suma. “Ya está todo dicho”, reconocía esta semana un miembro de su equipo de la máxima responsabilidad, aludiendo a las múltiples declaraciones de los dirigentes de Ciudadanos que han asegurado que no tienen ninguna intención de atender la petición de conformar una coalición para las elecciones del 10 de noviembre.
El líder del PP, sin embargo, sigue presionando públicamente a Albert Rivera para que acepte la alianza. Su objetivo es robar a Ciudadanos votos del electorado de centro derecha, presentándose como el único partido proclive a unir al espectro conservador así como el único capaz de desbancar a la izquierda del poder.
En esa estrategia de win-win (ganar-ganar) que se plantea la dirección de los populares, Casado tiene previsto insistir en cada intervención pública en la idea de España Suma. Primero, reclamándosela a Ciudadanos al menos hasta el próximo domingo 29, último día del plazo para poder presentar coaliciones para los comicios del 10N ante las juntas electorales. Y, una vez pasada esa fecha, reprochando a los de Rivera no haber querido sumar el voto de derechas y apelando al voto útil.
Si en un giro inesperado de los acontecimientos Ciudadanos acabara aceptando la alianza, el PP sería la fuerza hegemónica de la coalición, a la que también se ha llegado a invitar a Vox, por lo que según los cálculos que maneja la dirección popular, el partido que preside Pablo Casado podría llegar con comodidad a la Moncloa, desbancando a Pedro Sánchez. Si, por el contrario, los de Rivera mantuvieran su negativa a España Suma, Génova cree que sus esfuerzos por unir a las derechas serán recompensados por los votantes conservadores en las urnas.
La última encuesta de Celeste-tel publicada este miércoles por eldiario.es apunta a un claro trasvase de votos de Ciudadanos y Vox al PP. Siempre según este estudio, mientras las dos primeras formaciones perderían 15 y 12 escaños, respectivamente, en unas nuevas generales los populares ganarían 29 –prácticamente la suma de los que se dejarían los de Rivera y los de Abascal– y se situarían en 95, rozando la barrera psicológica de los 100.
Para gobernar, sin embargo, la suma de las tres derechas seguiría siendo insuficiente ante el bloque de la izquierda y los partidos nacionalistas que, según la encuesta, seguirían contando con más escaños.
Todo el esfuerzo de Casado está por ello centrado en tratar de recuperar los votos perdidos en los últimos comicios –en los que el PP obtuvo el peor resultado de su historia– que se marcharon a Ciudadanos y Vox. Este miércoles, el líder de los populares volvía a insistir en la coalición España Suma. En una entrevista en Onda Cero, tendía la mano a Rivera con “generosidad” para ganar a la izquierda el 10-N. “La fragmentación del centro-derecha fue letal el pasado mes de abril y la situación ha sido ingobernable”, advertía.
“El PP antepone los intereses de España a los propios, como ya hicimos también en Navarra”, apuntaba Casado, recalcando que el PP está abierto al esquema que Ciudadanos considere que es mejor porque “es fundamental” la unión para ganar las elecciones. “Lo importante es que PSOE, Unidas Podemos y la plataforma de Errejón tengan menos votos que los que no queremos que Sánchez llegue a La Moncloa”, zanjaba.
“El PP se presenta como el partido moderado y en la centralidad ideológica y de pactos que España necesita porque el país no está para bromas y hay que tener las cosas claras. El PP ha demostrado ser responsable, tener altura de miras y una experiencia de gestión imbatible”, concluía Casado.
El de la escenificación de la moderación –nuevo viraje tras los sucesivos giros a la derecha de la dirección del PP– será el discurso que mantendrá durante toda la campaña. Con él pretende aprovechar el adelanto electoral para anular a sus dos principales competidores, Ciudadanos y Vox, “reunificando” al centro derecha en torno al Partido Popular.
La de la integración de todo el espectro conservador es una idea que Casado se fijó nada más ganar las primarias de 2018 y que ya era una obsesión del expresidente del Gobierno José María Aznar, padrino y referente político del líder del PP. Con su estrategia, el presidente de los populares también busca acallar las voces internas que le han reclamado que situara al partido en el centro, sobre todo tras las sucesivas derrotas electorales del 28A y el 26M.
Casado aprovecha el 10N para rodearse de afines y anular al sector crítico del PP