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Pablo Casado ya tiene trazada parte de la hoja de ruta que marcará sus próximos años al frente de la oposición. El presidente del Partido Popular quiere convertirse en el artífice de la reconstrucción del sistema bipartidista de PP y PSOE que marcó tres décadas de la democracia española hasta la irrupción de Podemos y Ciudadanos, en 2014.
El objetivo del líder de los populares es poner freno al “bloqueo institucional” que a su juicio ha generado el socialismo “promocionando” el multipartidismo que exige lograr acuerdos y pactos para formar gobiernos, anulando así a sus dos principales competidores electorales: Ciudadanos y Vox.
“Creo que mi tarea y la de mi partido es muy clara: reconstruir el pilar derecho de nuestro sistema y señalar el camino para la reconstrucción del pilar izquierdo, animando a que se haga”, sostenía Casado este lunes durante el medido discurso que pronunció ante su padrino político, el expresidente del Gobierno José María Aznar, que volvió a darle su bendición como “garantía de liderazgo” de las derechas en el acto de inauguración del Campus FAES que tenía lugar en San Lorenzo del Escorial.
La conferencia, titulada España en el laberinto socialista, fue todo un alegato del líder de los populares para culpar al PSOE de convertir “la política española en un caos sin aparente salida” que “no ha podido llevar al PP a la irrelevancia, pero lo ha dañado” con el surgimiento de formaciones de derechas alternativas, así como con el crecimiento de fuerzas “radicales” de izquierda.
El análisis de Casado sostiene que todo comenzó con la aprobación del Estatut catalán durante el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, un texto “claramente inconstitucional” al que el PP se opuso, y con el que los socialistas buscaron “un efecto político” concreto: “deslegitimar al Partido Popular y el sistema del que forma parte lealmente”. El objetivo del PSOE sería, según el líder popular, “obtener votos radicales y antisistema que permitieran a los socialistas derrotar la sólida mayoría constitucionalista y moderada que el PP había forjado en los años anteriores”.
Situando a los socialistas como una suerte de partido alternativo y antisistema, el líder popular afirmó que el “laberinto” socialista comenzó en “el momento en el que el PSOE se planteó elegir entre ser oposición dentro del sistema o romper con él para poder ser Gobierno”, eligiendo lo segundo “que implicaba necesariamente romper con el PP como leal defensor del sistema”.
“Para buscar el voto radical que completara su mayoría, el PSOE rompió abiertamente con su propia historia y falsificó la de todos”, añadía Casado. “Rompió el consenso constitucional en el eje territorial, alimentando y exacerbando las dinámicas disolventes y centrífugas y el desgobierno. Y falsificó la suya, al olvidar su participación decisiva en un consenso transparente y ejemplar que hizo posible la democracia”.
También en cuanto a la gestión de la crisis económica, el líder de los populares afirmó este lunes que ante “la probada incapacidad socialista”, el PSOE “redujo a la mitad al centro izquierda y desplazó el eje del sistema hacia el populismo y la antipolítica”.
Casado consideró, en definitiva, que “los procesos de fondo que han debilitado” las instituciones, “incluidos los partidos, han sido promovidos fundamentalmente por el PSOE” que, a su juicio, “decidió volcar la política española hacia el extremo izquierdo”, haciendo además “protagonistas decisivos a quienes antes no lo eran o lo eran secundariamente y en una versión mucho más templada que la actual”, en clara alusión a la extrema derecha de Vox.
Frente a esta deriva socialista, el líder del PP se ofrecía para volver atrás y recuperar el sistema bipartidista con su formación política como la hegemónica de la derecha y el PSOE, la de la izquierda. No obstante, advertía de que “la posibilidad de restaurar el pilar derecho del bipartidismo es hoy estructuralmente más clara y encara dificultades menores de las que se dan al otro lado del hemiciclo”.
La dirección de los populares considera que ese fortalecimiento del bipartidismo sí podría darse si se produce una repetición electoral que, tal y como apuntan algunas encuestas, podría aupar a PSOE y PP y debilitar a Unidas Podemos, Ciudadanos y Vox. El equipo más cercano a Casado considera, sin embargo, que el escenario de unas nuevas elecciones es improbable, sobre todo después de la reunión secreta que mantuvieron el líder del PP y Pedro Sánchez la semana pasada.
Siempre según fuentes populares, el presidente del Gobierno en funciones le habría trasladado al máximo jefe del PP su intención de presentarse a una única investidura en julio, que Génova considera que saldrá adelante con “los socios” del PSOE –Unidas Podemos y las fuerzas nacionalistas e independentistas–. Sánchez no querría dar otra oportunidad a sus potenciales aliados para que le apoyasen en un segundo intento.
Como sintetizaba este lunes un dirigente popular de la máxima responsabilidad, Sánchez “solo va a dejar que le pongan la cara colorada una vez”. Si no es investido este mes, el PP está convencido de habrá nuevas elecciones generales en otoño.
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