Después de intervenir en todas las listas electorales de las pasadas elecciones generales del 28 de abril, realizar una limpieza de dirigentes críticos e incluir en los principales puestos de salida a los más afines, el líder del PP, Pablo Casado, estrenó este martes, durante la sesión constitutiva del nuevo Congreso, un Grupo Parlamentario Popular –el más reducido de la historia del partido, con solo 66 diputados– hecho a su medida.
El presidente popular pretende que ese nuevo equipo, en el que 31 de sus 66 diputados son nuevos en el Parlamento, le sostenga y le permita mantener su liderazgo al frente de la formación conservadora incluso si el próximo domingo se repite el desastre de las generales en las elecciones autonómicas, municipales y europeas, un escenario al que apuntan todas las encuestas y que la dirección del PP ha empezado a asumir.
En la sesión de este martes quedó en evidencia que uno de los grandes retos de Casado en los próximos meses pasará por evitar que en la labor de oposición a Pedro Sánchez le hagan sombra tanto Vox y Ciudadanos, la formación con la que mantiene una lucha encarnizada por la hegemonía de la derecha. De momento, en el primer Pleno del Congreso de la nueva legislatura ambas fuerzas lograron más protagonismo que el PP.
En un gesto sin precedentes, los de Abascal llegaron a la Cámara Baja dos horas antes de que se iniciara el pleno para ocupar la bancada que históricamente se le ha asignado al PSOE. El propio líder de Vox se situaba justo detrás del asiento reservado para el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, asegurándose el centro de todos los focos.
El PP, en un segundo plano
Rivera, por su parte, lograba su minuto de oro erigiéndose en el máximo adversario del independentismo una vez finalizado el bronco acto de acatamiento de la Constitución de los 350 diputados. En otro movimiento inédito, el líder de Ciudadanos apercibió a la nueva presidenta del Congreso, Meritxell Batet, por no haber actuado ante las fórmulas de promesa utilizadas por los dirigentes secesionistas.
Casado y el Grupo Parlamentario Popular se mantuvieron en cambio en un plano más discreto durante todo el Pleno y solo una vez finalizado el líder del PP compareció ante los medios para cargar también contra Batet por ser “cómplice” del independentismo.
El lunes, un día antes del inicio de la legislatura, en el hemiciclo coincidían diputados del PP críticos con Casado que no repiten en la nueva legislatura pero que hasta este martes formaban parte de la Diputación Permanente, como los exministros Fátima Báñez y Cristóbal Montoro o el exsecretario de Estado de Relaciones con las Cortes, José Luis Ayllón, con los nuevos fichajes del líder popular que iban a recoger sus actas como el número dos por Madrid, Adolfo Suárez Illana, la cabeza de lista por Barcelona, Cayetana Álvarez de Toledo o los números uno de las candidaturas de Málaga y Huelva, Pablo Montesinos y Juan José Cortés, respectivamente, entre otros.
Estos últimos asistían a la primera reunión conjunta de los grupos parlamentarios populares de Congreso y Senado que presidió el propio Casado y en la que el líder popular volvió a evitar cualquier atisbo de autocrítica tras cosechar el 28A el peor resultado de la historia del PP. La debacle se debió, según él, a una “tormenta perfecta” que asola al partido y de la que culpa única y exclusivamente a la fragmentación de la derecha en tres partidos (PP, Ciudadanos y Vox).
“Habrá sitios para todos”
“Íbamos como un equipo que teníamos un programa electoral que era el mejor”, aseguraba Casado ante los suyos, tras lamentar que muchos de los integrantes de las listas del PP no lograran escaño. “Somos un gran partido, vamos a recuperar poder territorial y responsabilidades”, añadía, haciendo alusión a las elecciones del próximo domingo.
Casado se atrevía incluso a prometer puestos en gobiernos autonómicos y municipales a esos candidatos que no lograron representación el 28A: “Estoy convencido de que habrá sitio para todos. Haremos todo lo posible desde la dirección nacional”, zanjaba.
Fuentes de su equipo reconocen, sin embargo, que las perspectivas para el 26M no son positivas. La dirección del PP resta importancia a los comicios y quiere que pasen cuanto antes para que el lunes 27 se empiece “a trabajar para construir la alternativa de oposición” a Pedro Sánchez entorno a Casado. “El lunes empieza la era Casado”, asegura uno de los dirigentes más cercanos al líder del PP, que insiste en que el proyecto del presidente popular debe ser “a medio y largo plazo” y, por tanto, no cree que su liderazgo esté en cuestión aunque el domingo se repita la debacle en las urnas.
“Estamos en un proceso de evolución, una etapa que se abre con el horizonte puesto en el próximo ciclo electoral de dentro de cuatro años”, explican desde Génova, que no creen que por parte de los sectores críticos con Casado se vaya a instar a la celebración de un congreso extraordinario para elegir a un nuevo líder. Donde no esperan disidencias es en el grupo parlamentario del Congreso que el líder del PP ha moldeado a su gusto. “Hay un ambiente inmejorable y todos estamos deseando ponernos a trabajar”, afirman desde la cúpula popular.