Casado vuelve a la casilla de salida: intentará ganar a Vox y Ciudadanos tras fracasar la foto de Colón y España Suma

Iñigo Aduriz

25 de noviembre de 2020 22:43 h

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Cuando, a mediados de julio de 2018, Pablo Casado asumió la presidencia del Partido Popular, el principal reto al que se enfrentaba la formación era el de tratar de recuperar a los votantes que tras la gestión de Mariano Rajoy y su expulsión de la Moncloa, en la moción de censura de Pedro Sánchez, se habían marchado a Vox y Ciudadanos. Ambas fuerzas amenazaban la histórica hegemonía que había mantenido el PP prácticamente desde su fundación, en 1989, como la “casa común” del conservadurismo y el liberalismo español, aglutinando bajo sus siglas a todas las sensibilidades ideológicas que se situaban a la derecha del PSOE.

Con ese objetivo de reunificar a la derecha dividida en tres, manifestado por el propio Casado en sus primeros meses al frente del PP, la dirección popular intentó varias estrategias. A finales de 2018, Génova 13 trató sin éxito de buscar listas conjuntas con Ciudadanos y Vox para las elecciones andaluzas. No obstante, tras los comicios que por primera vez en la historia permitieron un Gobierno andaluz alternativo al del PSOE, las tres fuerzas ensayaron un modelo, el de los Ejecutivos de coalición de PP y Ciudadanos apoyados desde fuera por Vox, que repitieron tras las autonómicas y municipales del 26 de mayo de 2019 allí donde se lo permitió la suma de las tres fuerzas, como fue el caso de la Comunidad de Madrid, el ayuntamiento de la capital o la Región de Murcia.

Previamente, en febrero de 2019, los tres partidos escenificaron una aparente e inicial unidad de acción que se vislumbró en la protesta contra el Gobierno socialista que tuvo lugar en la Plaza de Colón de Madrid, que dio pie a la conocida como foto de Colón en la que, por primera vez, se pudo ver juntos a los líderes de los tres partidos: Pablo Casado, Santiago Abascal, y el entonces presidente de Ciudadanos, Albert Rivera.

Casado quiso después trasladar esa imagen de unidad a las urnas volviendo a plantear candidaturas conjuntas para las generales de abril. En esas elecciones del 28A, la realidad de las tres derechas llevó a los populares al peor resultado de su historia –lograron 66 escaños–, con Ciudadanos pisándoles los talones –57 diputados– y con una importante irrupción de Vox, que en sus primeras generales logró 24 escaños. Ante la debacle, la dirección del PP volvió a intentar configurar una alianza con Ciudadanos y Vox para las generales de noviembre de 2019. Tampoco lo logró, y Casado volvió a perder las elecciones aunque mejoró los resultados –obtuvo 89 escaños–, propiciando el desplome del partido de Rivera –que dimitió tras lograr solo 10 diputados, 47 menos que en la cita anterior– y aupando a Vox, que se quedó con 52.

La marca registrada por García Egea

Unos meses antes, en el verano de 2019, cuando ya se preveía un nuevo adelanto electoral por las dificultades de Sánchez para encontrar los votos que le permitieran ser investido, los de Casado empezaron a poner nombre a esa hipotética coalición, España Suma, una marca –que no un partido– registrada por el secretario general del PP, Teodoro García Egea, que nunca se llegó a materializar en una papeleta. Lo más parecido fue la coalición PP+Cs con la que los populares y Ciudadanos concurrieron juntos a las elecciones vascas del pasado julio, que en la práctica resultó ser un fracaso, ya que los dos partidos obtuvieron menos escaños –lograron seis– que los nueve que había obtenido el PP en los comicios vascos anteriores.

En los últimos meses marcados por la pandemia y por el intento de PP, Vox y Ciudadanos de obtener rédito político del desgaste del Gobierno, la pretendida unidad de acción de las tres derechas que buscaba Casado ha acabado por romperse del todo en el ámbito estatal y político, si bien las tres fuerzas mantienen sus acuerdos institucionales en comunidades y ayuntamientos. Esos pactos son hoy lo único que queda de aquella foto de Colón y de ese proyecto de España Suma, que ahora intenta explotar por cuenta propia un pequeño grupo de exmilitantes de Vox de Andalucía, que ha registrado ese nombre como partido político.

Sin contar con Casado y tratando de sustituirle como líder de la oposición al Gobierno de PSOE y Unidas Podemos, Abascal presentó en septiembre una moción de censura contra Sánchez, que finalmente propició la ruptura entre el PP y Vox que el propio líder de los populares verbalizó desde el atril del Congreso con un durísimo discurso en octubre, durante el debate de la iniciativa de la extrema derecha, que fracasó en la Cámara Baja al no lograr ni un solo voto más que los de los diputados de Vox.

La ruptura de la foto de Colón se confirmó también con el giro emprendido por la nueva presidenta, Inés Arrimadas, ya durante el primer estado de alarma, apoyando primero las sucesivas prórrogas propuestas por el Gobierno –y a las que el PP se opuso con mensajes durísimos que llegaron a acusar al Ejecutivo de querer instaurar una “dictadura” en España– y abriéndose ahora a negociar los Presupuestos, que se encuentran en tramitación en el Congreso, a pesar de que PSOE y Unidas Podemos ya han cerrado los apoyos necesarios para aprobar las cuentas con fuerzas antagonistas a Ciudadanos, como ERC o EH Bildu.

El primer choque, en Catalunya

En este escenario en el que cada una de las tres derechas va por libre, sin dudar en ponerse zancadillas entre ellas, la dirección del PP ya ha asumido que ha vuelto a la casilla de salida del Congreso Nacional del partido de 2018 que encumbró a Casado. Según defienden los populares, la única manera de poder recuperar los votos fugados a Vox y Ciudadanos no es tratando de buscar con ellos alianzas electorales sino plantándoles cara y luchando contra sus dos socios autonómicos a través de la dialéctica política y, cuando llegue el momento, en las urnas.

La primera cita en la que se vislumbrará ese choque serán las elecciones catalanas del próximo 14 de febrero en las que PP, Vox y Ciudadanos presentarán listas independientes. La intención inicial de Casado era concurrir en alianza con el partido de Arrimadas, pero esa opción quedó desechada tras el fracaso de la coalición PP+Cs en Euskadi. El propio líder del PP en Catalunya, Alberto Fernández, pidió entonces expresamente a la dirección nacional de su partido que no se repitiera la alianza en los comicios catalanes, una idea que fue cogiendo fuerza en Génova 13 ante el giro dado por Arrimadas y sus posturas favorables al Gobierno.

El secretario general, Teodoro García Egea, seguía apostando por la coalición hasta hace apenas unas semanas, pero finalmente Casado le convenció de concurrir en solitario. “Yo he intentado en el ultimo año hacer una alianza de constitucionalistas o del centro y la derecha con esa España Suma que rechazaron tanto Ciudadanos como Vox y creo que estamos en otra etapa, en una etapa de unir a los votantes de estos partidos en un proyecto que es la única alternativa a Pedro Sánchez”, aseguró el lunes el propio líder del PP en una entrevista en Cope, pidiendo a todos esos electores que en las próximas citas electorales apuesten así por su partido.

Con esa idea, la dirección de los populares ha pedido esta misma semana a todos sus cargos que defiendan al PP como “la solución frente a los problemas” de los españoles. “Somos la oposición firme y responsable y la única alternativa posible frente a este gobierno pésimo. Abrimos las puertas a todo aquel que le preocupa la contrarreforma educativa y se revuelve contra los ataques a la libertad; al que le preocupa y alarma la pésima gestión sanitaria, la mala situación económica, la ocupación de viviendas o la inmigración ilegal”, sostiene Génova 13 en sus argumentarios internos, a los que ha tenido acceso elDiario.es.