Lisboa, 11 mar (EFE).- El partido de ultraderecha Chega, que en 2019 entró por primera vez en el Parlamento con un diputado y en 2022 se colocó como tercera fuerza con doce escaños, sigue su ascenso en Portugal, donde este domingo registró un enorme crecimiento, con más de 1,1 millones de votos y casi cuadriplicar los asientos hasta llegar a 48.
La imagen del partido fundado en 2019 está concentrada en su primer y único líder, André Ventura, que ha conseguido sacar provecho del descontento social con un discurso populista e importando la fórmula que formaciones del mismo espectro han puesto en práctica en otros países europeos, como Vox en España.
El carismático Ventura, de 41 años, llegó a plantearse ser cura en su juventud, pero acabó como profesor universitario y miembro del Partido Social Demócrata (PSD, centroderecha), y adquirió fama como comentarista deportivo, siempre del lado del Benfica.
Frustrado por su fallida candidatura con el PSD en las municipales de 2017, lanzó Chega en 2019 y consiguió entrar en el Parlamento como único diputado.
Su presencia en la Cámara fue un altavoz para el partido, desde entonces presente con frecuencia en los medios de comunicación y protagonista de polémicas por comentarios xenófobos y racistas.
En su primera legislatura pidió la deportación de una diputada de izquierda originaria de Guinea Bissau y vertió comentarios contra la comunidad gitana, hasta llegar a proponer que se les confinase durante la pandemia.
En 2021, Ventura se presentó como candidato a las presidenciales y, aunque estuvo lejos de vencer al actual jefe del Estado, el conservador Marcelo Rebelo de Sousa, logró situarse como el tercer aspirante más votado.
El partido disparó su presencia en el Parlamento en las legislativas de 2022, en las que pasó de uno a doce diputados gracias al 7,18 % de los votos.
Dos años después, ha multiplicado casi por tres ese porcentaje.
En los últimos años, Chega ha votado en contra de la eutanasia y ha presentado propuestas como la castración química para los condenados por delitos de violencia sexual.
También explota la idea de que la inseguridad en el país está vinculada a la inmigración y defiende una “limpieza” de los corruptos en Portugal, lema elegido para esta última campaña electoral.
Además, se codea con otros miembros de la ultraderecha europea y durante sus campañas ha contado con la presencia y el apoyo de líderes extremistas como Santiago Abascal (España), Marine Le Pen (Francia), Matteo Salvini (Italia) o Viktor Orbán (Hungría).
Aun así, él mismo niega que el partido sea de ultraderecha y este domingo lo defendió así ante los periodistas presentes cuando fue a votar: “No somos de extrema derecha”.
Hasta ahora, el resto de partidos le han hecho un 'cordón sanitario': no le dejaron elegir un vicepresidente de la Asamblea de la República pese a ser tercera fuerza y no han apoyado ninguna de sus propuestas en la Cámara.
El líder de la conservadora Alianza Democrática (AD), Luís Montenegro, vencedor de las elecciones, ha asegurado por activa o por pasiva que no pactará con Chega.
Pero otras voces dentro de la derecha tradicional no lo descartan si es la forma de conseguir gobernar.