El debate con nueve candidatos lo acabó marcando un choque bipartidista entre el Partido Socialista y el Partido Popular. Como en toda la campaña, Teresa Ribera y Dolors Montserrat protagonizaron un intercambio permanente de reproches en Televisión Española. De un lado, el acercamiento de los de Alberto Núñez Feijóo a la ultraderecha. Del otro, la ley de amnistía y la supuesta corrupción que afecta al Gobierno. La extrema derecha, Ciudadanos y también el PP explotaron los discursos xenófobos en un crispado bloque sobre migraciones y fronteras.
Ribera y Montserrat acapararon a su vez la mayor parte de ataques del resto de contrincantes, sobre todo de la extrema derecha de Vox, que denunció una gran coalición de socialistas y conservadores, y de Sumar y Podemos, que buscan recuperar espacio en el nicho de votantes de la formación de Pedro Sánchez. Las fuerzas nacionalistas se comprometieron a llevar a Europa la oficialidad del euskera, el catalán y el gallego.
El debate de la Televisión Pública planteaba un escenario complejo de inicio, con nueve candidatos de formaciones estatales y coaliciones que abarcan a varias formaciones nacionalistas e independentistas; con las principales fuerzas que competirán en estas europeas pero también con algunas como Ciudadanos que camina a la desaparición o que apenas aspiran a retener un único eurodiputado.
El formato aún así propició algunos intercambios y choques cruzados. Aunque predominó el cruce entre PP y PSOE, la extrema derecha y también Ciudadanos confrontaron con Podemos y Sumar sobre todo en los asuntos sobre migraciones. “Tengo yo más inmigrantes a la puerta de casa, que tú en la tuya seguro, ¿vale?, le dijo el candidato liberal, Jordi Cañas, a Irene Montero, en un reproche indistinguible de los de Vox.
A pesar de tratarse de una cita europea, la política nacional empañó parte de los discursos en ambos bloques ideológicos. Especialmente en el primero, que paradójicamente buscaba que los candidatos expusieran en grandes líneas sus ideas para la próxima legislatura en Europa.
El PP empezó primero. Su candidata, Dolors Montserrat, aprovechó su primer turno para acusar al PSOE de entregar la gobernabilidad de España a Puigdemont y de señalar a los jueces que investigan tanto al líder de Junts como a la pareja de Sánchez, Begoña Gómez. “Usted puede elegir y rectificar: estar al lado del Estado de Derecho o del argumentario de Moncloa”, le dijo.
Ribera, vestida con un traje azul oscuro, le contestó con una reflexión: “Antes iba a los Consejos Europeos y me preguntaban con desazón por Catalunya; hoy no me preguntan por Catalunya pero sí por la ultraderecha”, dijo. Una ultraderecha que en España, prosiguió, blanquea a formaciones como Vox. En ese primer turno también aprovechó para responder a Montserrat: “Lamento que todo el programa del PP se centre en una denuncia falsa de un grupo ultraderechista de Manos Limpias”, dijo sobre la denuncia a Gómez en los juzgados.
Esa pugna se repitió a lo largo de todo el debate: en política de defensa, en economía, en agricultura o en migraciones. “Yo evité que los socialistas pusieran una etiqueta como la del tabaco en el vino”, aseguró Montserrat en un momento, mientras Ribera le recordaba que fue su partido el que aprobó recortes en la Política Agraria Común (PAC).
Al hablar sobre migración, la ministra de Transición Ecológica le demandó disculpas a Montserrat por sus expresiones xenófobas durante la campaña después de que los de Feijóo hayan asumido parte de los discursos de Vox en las últimas semanas. “Aquella persona que venga a delinquir a España no es bienvenida”, dijo la candidata del PP durante el debate. “Sus pactos con Vox les acaba convirtiendo en esa ultraderecha”, le reprochó Ribera.
Vox y Ciudadanos explotan sus discursos xenófobos
Uno de los momentos más tensos de la noche llegó con el bloque sobre inmigración y fronteras. En ese punto, Buxadé y también Cañas explotaron todos sus discursos xenófobos, comparando la inmigración con la delincuencia.
El candidato de la extrema derecha, con la camisa desabotonada y luciendo una cruz en el pecho, comenzó su turno con uno de los clásicos de su partido. “Hay una relación directa entre inmigración ilegal y delincuencia”, dijo después de acusar a la candidata de Sumar, Estrella Galán, de gastar la mitad de los fondos de la organización que dirigía en sueldos. “La ayuda se hace con personas, con psicólogos, con abogados, con trabajadores sociales… para defenderles de sus políticas”, le replicó la ex directora general de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR).
La intervención de Buxadé también la interrumpió varias veces Irene Montero: “¡Eso es racismo! No te veo criticar a los fondos buitre extranjeros”.
Buxadé no solo se limitó a criticar a los inmigrantes dentro de este bloque. También aprovechó otros asuntos como la política de defensa para estirar sus discursos xenófobos. “El mejor plan de seguridad que hemos visto es el de Marruecos, que ha vaciado sus cárceles y nos ha enviado delincuentes”, dijo seguido de cifras sin contrastar. “Parece que aquí a nadie le preocupa la criminalidad que hemos visto, nunca habíamos visto machetes, violaciones grupales, esos delitos tan graves”, enumeró.
A esos discursos se sumó Cañas, de Ciudadanos, que desde el principio del debate ha entrado en discusión con la mayoría de candidatos, especialmente con Montero. En uno de esos cruces, le ha reprochado a la exministra de Igualdad su lugar de residencia. “Es muy bonito el buenismo cuando uno vive en un chalet en Galapagar, pero es muy diferente cuando uno vive en un barrio popular o en un barrio obrero”, comenzó. En ese momento intervino Diana Riba, la candidata de Ahora Repúblicas (que engloba a ERC, EH Bildu y BNG) y le reordó que vive en el céntrico barrio del Born, en Barcelona: “Eso no es un barrio obrero”.
“Tengo yo más inmigrantes a la puerta de casa, que tú en la tuya seguro, ¿vale? O sea que a mi no me des lecciones tú tampoco. Vente un día a mi casa”, le respondió Cañas acto seguido.
Esos intercambios se repitieron durante todo el bloque. En un momento dado, Montero defendió que una simple falta administrativa deje a personas sin papeles sin acceso a derechos a la vivienda, a trabajo o a ayudas para las víctimas de violencia de género. Mientras argumentaba esto en respuesta a Buxadé, Cañas volvió a interrumpir su discurso: “¡Que venga todo el mundo aquí! ¡Que venga toda África a España!”.
Irene Montero alerta de la escalada belicista
Una de las protagonistas del debate fue la candidata de Podemos en estas elecciones, que centró todo su discurso durante el debate en la defensa de la paz. “[Úrsula] von der Leyen arrancó la campaña en un búnker, pidiendo cambio de mentalidad. Quiere que construyamos búnkeres mientras faltan pediatras en los centros de salud. No hemos conocido un búnker mas que en las películas y tiene que seguir siendo así”, defendió.
Gran parte de su estrategia pasaba por criticar a Ribera por sus posiciones “belicistas”. “Le pregunto, vicepresidenta Ribera”, la interpeló. “Si no vamos a la Corte Internacional de Justicia a acusar a Netanyahu de genocidio, ¿para qué narices vamos? ¿Por qué este gobierno tarda en romper relaciones comerciales y por qué no somos capaces de hacer lo que hay que hacer para frenar el genocidio?”, le preguntó. “Si es un genocidio, ¿por qué no hacemos nada para pararlo?”, le volvió a preguntar en un segundo turno. La candidata socialista evitó responder.
“La paz es la tarea mas urgente. Jordi, te equivocas: democracia significa que nos estremece cualquier injusticia, que suba la hipoteca y que quemen a niños palestinos. Tenemos que hacer la paz. A lo mejor pensamos que no sería necesario tener que volver a hacerlo, pero tenemos que volver a decir: 'No a la guerra'”, defendió en otra de sus intervenciones.
Más desdibujada quedó la candidata de Sumar, que intentó sin demasiado éxito confrontar con Teresa Ribera en el bloque sobre transición ecológica, en el que le recordó que su partido está a favor de bonificar fiscalmente a las eléctricas, o en la posición sobre Palestina, donde pidió al Gobierno más ambición: retirar a la embajadora de Israel y un embargo total a la compraventa de armas con ese país.
Los partidos nacionalistas piden el reconocimiento de las lenguas oficiales
Las formaciones nacionalistas tuvieron también menos protagonismo, pero todas coincidieron en la importancia de las lenguas oficiales dentro de la Unión Europea. Riba pidió en su primera intervención del debate de RTVE que catalán, euskera y gallego sean oficiales en la UE. Para ella es “indispensable” que se reconozca esa oficialidad en la legislatura que comenzará tras las elecciones de este domingo.
La representante de la coalición CEUS en el debate, la portavoz del PNV Oihane Agirregoitia, pidió que en la próxima legislatura la Comisión Europea cuente con un comisario específico que “garantice el respeto” a las lenguas cooficiales de la Unión Europea, entre las que ha incluido al euskera, el catalán y el gallego.
Por su parte, el representante de Junts, Aleix Sarri, que también se sumó a esa reclamación sobre las lenguas oficiales, lamentó en primer lugar la ausencia de su compañero Toni Comín en el plató de RTVE. “Yo no tendría que estar aquí”, dijo Sarri. “Tendría que ser Toni Comín, pero si hubiera estado aquí estaría encarcelado”, aseguró en un debate en el que habló en catalán todo el tiempo.