Cristina Cifuentes ya manda en el PP de Madrid. La presidenta regional, como presidenta de la gestora decretada este lunes por la cúpula de su partido, quiere iniciar una nueva etapa al frente del PP madrileño, sin los herederos de Esperanza Aguirre e Ignacio González.
Los dirigentes del partido esperaban que la dirección nacional comunicara este lunes por la mañana su decisión. Pero se ha hecho esperar hasta las 20.00. No todos en el partido compartían los tiempos y los procesos para coronar a Cifuentes. Y muestra de ello es que la dirección del PP nacional no había tomado ninguna decisión al respecto por la mañana. Ni sobre el mecanismo ni sobre las personas para encabezarlo.
¿Cuáles eran las opciones? Varias, pero todas desembocaban en que un congreso regional debe ratificar las decisiones que se tomen. Y ese congreso regional, de acuerdo con lo que dice todo dirigente del PP preguntado, se celebrará después del congreso nacional; y el congreso nacional tendrá lugar cuando se despeje la incógnita de la investidura o de la repetición electoral.
En el PP nacional eran conscientes de que el tiempo corría, que el vacío de poder en el PP de Madrid no podía prolongarse y que, como ha sido costumbre en Madrid desde 2004, la presidencia regional del partido recae en la persona que preside la Comunidad autónoma. En este caso, Cristina Cifuentes.
El debate surgió entre nombrar una gestora, como ha acabado ocurriendo, o arbitrar un proceso para que Cristina Cifuentes fuera ya presidenta del partido por otro mecanismo, a la espera de la ratificación del congreso regional. Circuló el nombre de Juan Carlos Vera como presidente de la gestora, si bien había dirigentes del PP nacional que consideraban que “no era un portavoz para este momento”, y se ha quedado como secretario general.
Vera, sin embargo, era un hombre visto con buenos ojos por Esperanza Aguirre –dirigió la campaña que le llevó a Sol, la de 2003, la del Tamayazo–. Ha dirigido la última campaña electoral de Cifuentes y es un fontanero experto de Génova. En una entrevista con eldiario.es, Cifuentes hacía este retrato de Vera: “No me lo ha impuesto absolutamente nadie. Vera es una persona a la que conozco de hace años y le elegí director de campaña porque creo que es de las personas del PP que más sabe sobre campañas. Además tiene la ventaja de que conoce Madrid porque es diputado por Madrid y conoce a Esperanza Aguirre porque dirigió su campaña de 2003. Tener a Juan Carlos Vera como director de campaña es como tener al Cristiano Ronaldo de los directores de campaña”.
Y luego están los que querían arbitrar un mecanismo para que Cristina Cifuentes tome ya las riendas del partido, posición que, según fuentes de la dirección, ha abanderado la secretaria general, María Dolores de Cospedal.
Para que esto ocurra, había tres posibilidades: que se sitúe a Cifuentes a la cabeza de la gestora, como ha ocurrido; que se convocara una asamblea general –con alcaldes y diputados regionales– para elegir la dirección en la que se impondría Cifuentes mayoritariamente; o que se hiciera como en 2006 en Castilla-La Mancha: que el Comité Ejecutivo Regional nombre presidenta del partido a la presidenta de la comunidad de Madrid.
En cualquiera de los casos, incluido el que al final se ha decidido, según explican fuentes del PP, el Congreso regional deberá ratificar la dirección. Y este no se convocará hasta después de celebrarse el Congreso nacional.
La importancia del territorio
Que Cifuentes tenga ya las riendas del partido en estas semanas no es poca cosa. Aguirre, con su dimisión, pierde influencia en dos asuntos clave: en la elección de compromisarios para el congreso nacional en el que se podría abrir el melón de la sucesión de Rajoy si este no logra la investidura y Pedro Sánchez, sí; y en la confección de las listas por Madrid en caso de repetición electoral.
Y hay otra cosa que ha perdido Aguirre al dejar la presidencia regional: deja vacante una atalaya desde un reino de Taifas “muy goloso”, si bien conserva un altavoz de proyección estatal como la portavocía del PP en el Ayuntamiento de Madrid.
En el caso de que Rajoy no logre la investidura, y se abra el debate de su sucesión en el congreso nacional, fuentes del PP confirman que es “muy importante” presentarse “con territorio”, con un partido como el de Madrid detrás, que ha pasado de “43.000 militantes a 90.000 en los últimos diez años”. No obstante, Rajoy heredó el PP de José María Aznar sin tener más territorio detrás que el dedazo presidencial.
En ese baile de nombres y juego de tronos, hay dos mujeres que suenan como hipotéticas sucesoras de Rajoy si el PP acaba en la oposición: su vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, y la propia Cristina Cifuentes. Cifuentes, de acuerdo con la teoría de los territorios, llegará con Madrid detrás, tanto el partido como la presidencia regional. Y Sáenz de Santamaría, sin territorio, como número dos saliente de un proyecto político derrotado, pero con voz en el Congreso de los Diputados desde su escaño.