Albert Rivera no ha querido mojarse este lunes sobre el éxito cosechado por Vox, el partido de la ultraderecha que este domingo logró abarrotar con cerca de 10.000 personas la madrileña plaza de Vistalegre, un lugar emblemático hasta ahora para los partidos de izquierdas. “Cuando vayamos a las urnas veremos si la ultraderecha tiene recorrido” en España, ha sentenciado el líder de Ciudadanos en un desayuno informativo organizado por la agencia Europa Press.
La expectación por conocer la opinión de Rivera sobre ese acto era máxima habida cuenta de que el líder de Vox, Santiago Abascal, participó en el nacimiento de Movimiento Ciudadano, la plataforma que sirvió de embrión a Ciudadanos.
Pero Rivera se ha limitado a señalar su “respeto por todos los partidos”, sin entrar a considerar las propuestas que Abascal desgranó en su intervención, como suprimir las autonomías o derogar la ley de violencia de género: “Siento defraudarles, pero pienso dedicarme a trabajar para impulsar las reformas que considero importantes. Uno de los errores es pensar siempre en los demás”.
“Cada uno puede votar lo que considere mejor para España”, ha dicho, pero a su juicio, “uno de los errores es crear una burbujita y hablar de otros partidos y no de los problemas de los ciudadanos”, ha recalcado Rivera, quien ha recordado que su “obligación política” es “generar esperanza e ilusión”.
“Los tiempos están cambiando. Las urnas dirán si también cambiamos”, ha señalado, mientras se zafaba igualmente de responder si estaría dispuesto a pactar con Vox tras las elecciones. En este sentido, ha alertado de que las futuras alianzas con otras fuerzas políticas “dependerán de lo que hagan los demás” y de “si se quedan dormidos y no afrontan los debates del siglo XX ”, ha sentenciado, en alusión al PP y al PSOE.
No responde a Casado
En cualquier caso, el líder de Ciudadanos cree que el verdadero test para comprobar “si la ultraderecha en España tiene recorrido, serán las urnas”. Tampoco ha querido replicar a los planteamientos de Pablo Casado sobre el reparto del “centro-derecha” para el PP y el de “centro-izquierda” para Ciudadanos, o sobre la ilegalización de la CUP.
“Voy a ser muy educado”, ha advertido, pero “algunos siguen en el siglo XX yo estoy en el XXI”. “No puedo responder a preguntas del siglo XX”, ha insistido, recordando de nuevo que “el bipartidismo” tuvo su oportunidad de frenar a los partidos nacionalistas en Catalunya y no lo hizo.
El líder de Cs ha insistido en su oferta a ambos partidos de reforma la Ley Electoral para subir en las elecciones generales el listón al 3% a nivel nacional y poner más difícil a los partidos nacionalistas su entrada en el Congreso. A la vez, ha recordado que su grupo ya pidió retirarles el sueldo por no acudir a los plenos del Congreso y la iniciativa fue rechazada por el PP y el PSOE.
“El bipartidismo se está agotando, solo sobrevive volviendo a estas etiquetas de izquierda o derecha que son del pasado”, ha añadido, dejando claro que no iba a responder a lo que diga Casado.
Sobre todo porque durante su intervención ha hecho un alegato sobre la necesidad de recuperar la unidad de los partidos constitucionalistas para frenar al independentismo. Gran parte de su intervención, de hecho, la ha dedicado a hablar de Catalunya y de la complicidad que está demostrando Pedro Sánchez con Quim Torra al que “ha entregado las llaves de La Moncloa”.
El presidente de Ciudadanos, en este sentido, ha reivindicado el “espíritu del 8 de octubre”, en referencia a la manifestación que se llevó a cabo hace un año en Barcelona como rechazo al referéndum independentista del 1 -O.
“Un millón de constitucionalistas salimos juntos a la calle”, “juntos, independientemente de las ideologías” y “de manera cívica”, ha destacado, añadiendo que eso debe ser una inspiración para conseguir “una mayoría constitucionalista” en las siguientes elecciones.