El tono bronco que Ciudadanos ha utilizado en los dos últimos días ha caldeado el ambiente de la reunión que este jueves por la tarde los sentará frente al PSOE y Podemos. La agresividad demostrada por el partido de Albert Rivera ha sorprendido en el seno de Podemos, que dice acudir a la reunión con voluntad negociadora y ánimo para sellar un acuerdo programático con Pedro Sánchez.
Los socialistas mantienen que el pacto es difícil pero que aún hay esperanza y confían en que a esta reunión le sigan varias más para discutir por áreas temáticas. El papel del PP es el de confiar que todo quede en nada y prepararse para una repetición electoral.
Este encuentro, que se celebrará en la sala Lázaro Dou del Parlamento a las 16.30 horas, será el primero al que Iglesias asista como jefe del equipo negociador después de renunciar a su papel de vicepresidente en un hipotético Gobierno de Sánchez. Le acompañará su equipo habitual más un representante de las confluencias catalana y gallega. Será el único candidato ya que por parte del PSOE y de Ciudadanos solo asistirán los miembros de sus respectivos equipos designados para las negociaciones.
La tensión previa ha podido percibirse en los ataques que se dispensaron Albert Rivera y Pablo Iglesias durante el debate sobre los refugiados, pero también en la exigencia de Juan Carlos Girauta, portavoz de Ciudadanos, a entrar en un Gobierno con el PSOE con el argumento de lo débil que sería un equipo monocolor presidido por Sánchez.
Con este panorama, Ciudadanos acude a la reunión con un gran escepticismo porque no creen que puedan salir de ella avances sustanciales. Incluso contemplan ya que puede ser la única que se celebre con ellos. “Todo depende de la actitud de Podemos. No es cuestión solo de hacernos la foto”, afirman los de Rivera.
Los seis negociadores que se sentarán frente a Podemos y el PSOE no llevarán ningún documento, salvo el pacto con las 200 medidas acordadas con los socialistas. “Ellos pueden venir con otro papelito pero nuestro acuerdo es el que sirve de base para la negociación y no se va a modificar en lo sustancial”, insisten fuentes de Ciudadanos. Sus dirigentes aseguran que el objetivo principal de la reunión es ver si Podemos está dispuesto a apoyar ese documento con medidas “reformistas” y no para que dé el beneplácito a un Gobierno de coalición entre PSOE y Ciudadanos.
“No está ahora sobre la mesa. Eso vendría después si hay mayoría suficiente para conformarlo”, aclaran para restar importancia a la propuesta de Girauta. Dentro del grupo parlamentario reconocen malestar con su propio portavoz al entender que sus comentarios van en dirección contraria de lo que ellos no han parado de criticar en Podemos: el afán de Iglesias de repartirse “sillas”. Sea como sea, en Ciudadanos no quieren que esa reunión sea utilizada por Podemos en su propio beneficio por lo que se cuidarán de repetirla. “Solo volveremos a sentarnos si vemos que hay avances”, advierten.
El PSOE va con mucha cautela a la reunión a tres. Los socialistas creen que ya puede considerarse un éxito que los otros dos partidos hayan accedido a sentarse en torno a la misma mesa y confían en que ese primer encuentro derive en otros: “Es la primera de varias reuniones”, afirmaba en el Congreso un miembro del equipo de Sánchez, que considera que sería una buena “decisión funcional” dividir a partir de ahora la negociación por áreas.
Parte del optimismo que hay en las filas socialistas se sustenta en su convencimiento de que ninguno de sus interlocutores abandonará la negociación porque ambos acumulan “un desgaste”. Además, creen que les penalizaría electoralmente, pese a los sondeos que pronostican un crecimiento para los de Rivera: “Recordemos lo que decían las encuestas de Ciudadanos antes del 20D”, reflexionaba una miembro de la Ejecutiva de Sánchez este miércoles en los pasillos del Congreso.
Pero en el equipo negociador también son conscientes de que la “antagonía” que demuestran Podemos y Ciudadanos no solo es pública, sino que también la perciben en sus conversaciones privadas y piensan que no es un buen síntoma antes del encuentro de este jueves. Aun así, todos los dirigentes coinciden en que hay que esperar a que finalice esa reunión para hacer los análisis.
En el sector más crítico con Sánchez sí que hay una mayor preocupación sobre la posibilidad de que Ciudadanos rompa con el PSOE porque ese movimiento podría acercar a Ferraz al Gobierno en coalición a la valenciana con Podemos que les desagrada. “Se me abren las carnes”, reconocen desde el PSOE andaluz sobre la posible ruptura de los de Rivera tras el encuentro con Iglesias. La federación de Susana Díaz se sintió aliviada precisamente cuando Sánchez anunció que iría de la mano de Ciudadanos a las negociaciones tras la investidura fallida: “Nos tranquiliza, así mantenemos alejado el Gobierno de coalición con Podemos”, admitieron entonces los socialistas andaluces. La tensión en el sector crítico también se ha incrementado después de que La Vanguardia publicara este miércoles que Sánchez se reunió con el líder de ERC, Oriol Junqueras, el pasado 15 de marzo en secreto. Los barones más críticos impidieron al candidato socialista negociar con quienes defienden el referéndum en Cataluña. No obstante, Sánchez asegura que la investidura no tuvo que ver con ese encuentro que enmarca dentro de la “normalidad” entre dos dirigentes para “conocerse”.
Podemos: “Ceder sin traicionar”
“Ceder sin traicionar”. Ese es el ánimo que lleva Podemos, En Comú y En Marea a la reunión a tres, según fuentes de la dirección, informa Aitor Riveiro. El partido reunió el pasado martes en el Congreso al Consejo de Coordinación, su Ejecutiva, que fue casi monográfica sobre la investidura. A partes iguales, el tiempo se lo llevó el debate sobre el encuentro de este jueves y la consulta que, según avanzó Iglesias a la dirección nacional el pasado sábado, Podemos hará entre los inscritos al partido para decidir su posición final en caso de que se produzca una nueva votación de investidura.
En Podemos se muestran extrañados por el cambio de actitud de Ciudadanos. Aunque es cierto que ideológicamente ambos partidos han mostrado siempre discrepancias, las relaciones entre las formaciones eran buenas y, sobre todo, entre sus líderes. “Estamos extrañados por el nivel de agresividad de Ciudadanos de estos días”, aseguran fuentes de la dirección a eldiario.es, que insisten en que su intención es intentar “convencer” a los de Albert Rivera de que le dé una oportunidad a la vía del “Gobierno a la valenciana”. Y si no pueden, confían en que sea el PSOE quien “ayude” a convencerles: “Si no, no hay forma de que las cuentas cuadren para formar Gobierno”.
Para lograrlo, Podemos llevará a la reunión una serie de medidas programáticas para acercar posturas con el PSOE. “Vamos a seguir en nuestra línea: ceder, ceder y ceder. Pero ceder sin traicionar la columna vertebral de nuestro proyecto de país”, aseguran las mismas fuentes.
El papel que juega el PP es el de mero espectador que confía en que salga mal, informa Luz Sanchis. El partido de Rajoy se aferra a esa esperanza para dedicarse de lleno a preparar la repetición electoral. Aunque los conservadores mantienen que si sale mal será el turno de que el presidente lidere la iniciativa, su reticencia a cumplir con su palabra de llamar a Sánchez indica que no será más que un formalismo.
El propio Rajoy reconoció antes de las vacaciones de Semana Santa que haría una llamada que aún no se ha producido. “Cuando se enfríen las cosas” fue el compromiso que se marcó el presidente en funciones tras la fallida investidura de Sánchez. De hecho, el PP llegó a desear que la reunión de este jueves se abortara a cuenta de las informaciones sobre la financiación por parte de Venezuela de la fundación CEPS. “Esperamos que no se celebre”, expresaba Rafael Hernando, el portavoz del PP, sin ningún éxito.
El otro campo en el que el PP ha alimentado sus deseos de fracaso es la posibilidad de que Sánchez llegue a algún acuerdo sobre el referéndum catalán a través de las conversaciones de Miquel Iceta (PSC) con Xavier Domènech (En Comú-Podem). A pesar de que ambos lo han negado, el PP sigue manteniendo que hay una “negociación oculta” con el ánimo de engañar a Rivera.