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Ciudadanos rompe el 'cordón sanitario' a Vox pero no logra reeditar la vía andaluza en Murcia

Después de estas dos convulsas semanas de crisis interna, la mañana del jueves se le presentaba a Albert Rivera más o menos tranquila, con una cómoda reunión a media mañana con su nuevo grupo parlamentario, al que se dirigió en un discurso en 'abierto' para desgranar las líneas de trabajo en la Cámara ante la investidura de Pedro Sánchez. Pero Vox consiguió amargarle el día. La reunión a tres -PP, Ciudadanos y Vox- que en esos momentos se estaba produciendo en Murcia para intentar desbloquear la investidura del dirigente del PP Fernando López Miras, centró el foco de atención.

Rivera no habló sobre ello ante los suyos, ni tampoco se refirió a la incierta situación que se vive también en la Asamblea de Madrid en donde el acuerdo con los populares pende del mismo hilo: Vox. Los pactos y cualquier referencia al partido Abascal desaparecieron de su discurso. 

Este jueves la situación daba un vuelco ante el bloqueo que persistía en Murcia. Los de Rivera, que llevan meses asegurando que no se iban a sentar en una mesa a tres en la que estuviera Vox, rompían ese 'cordón sanitario' impuesto a la formación de extrema derecha y accedían a hacerlo horas antes de que comenzara la segundo intento de investidura de López Miras. El objetivo era negociar contrarreloj su apoyo, necesario para reeditar la vía andaluza, es decir, un gobierno bipartito PP-Cs con los votos de Vox. Los de Abascal no tragaron y terminaron levantándose de la mesa.

Pese a haber mantenido una reunión de más de cinco horas, en Ciudadanos seguían negando la mayor: “Eso no significa negociar”, decían. “Es una reunión para tomar un café”, ironizó el exportavoz parlamentario Juan Carlos Girauta mientras en Murcia sus compañeros peleaban el acuerdo.

Después salió José Manuel Villegas para insistir en que la reunión únicamente se estaba celebrando para “explicarle” al partido de Santiago Abascal los puntos programáticos de gobierno que habían firmado con el PP. “Les hemos solicitado que dejen de bloquear la situación, de hacerle el juego al PSOE y a Podemos, y que permitan que haya ese gobierno en el que estará Cs”, un pacto que, según Villegas, ya estaba “cerrado”. “Hablar no es negociar”, insistían una y otra vez en Ciudadanos. 

Vox y sus graves insultos a Rivera 

El clima se había enrarecido previamente tras los graves insultos que el día anterior había lanzado Vox a Rivera llamándole en Twitter “acojonado” y “sinvergüenza” justamente por negarse a acordar con ellos. 

El secretario de Organización, Fran Hervías, acusó a Vox de “paralizar las instituciones alineándose con Podemos y PSOE” y afirmó -también en su cuenta de Twitter- que los líderes de estos partidos, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, “deben estar encantados con sus nuevos socios”.

Ante ese comentario, la guerra se desató y el partido de extrema derecha contestó atacando e insultando directamente a Rivera. “El colmo de la jeta. Dile al acojonado y sinvergüenza de tu jefe que se deje de cordones sanitarios, de lamerle el culo a Macron y que os permita sentaros en una mesa y llegar a acuerdos como gente normal. Y si no, pactad con el PSOE, que es lo queréis” replicaron los de Vox desde su cuenta oficial de Twitter.

Ciudadanos intentó rebajar el tono tildando de “pataleta” la reacción de los de Abascal y replicando con un vídeo del grupo Locomía en el que interpretan el tema 'Loco Vox': “Ya tenéis estribillo del verano”.

En el partido de Rivera estaban convencidos de que lograrían aplacar las exigencias del partido de Abascal y así lo dejaban caer por la mañana algunos dirigentes en los pasillos del Congreso mientras Rivera optaba por desaparecer. Una de las líneas rojas fue el empeño de derogar la ley regional LGTBI, que a última hora incluso logró superarse. Pero no pudo ser. Tras más de cinco horas de reunión, los de Vox dieron por rotas las conversaciones y se levantaron de la mesa. 

Ante el fracaso del acuerdo que pasaba porque López Miras se convirtiera en presidente de la Región mientras la portavoz de Cs, Isabel Franco, en vicepresidenta y Consejera de Política Social -además de un reparto equitativo de carteras-, las acusaciones cruzadas se sucedieron. La dirigente de Ciudadanos arremetía contra Vox por el “boicot” al acuerdo y por el “egoismo” demostrado. Lo mismo hacía Hervías en la red. 

Y los de Abascal, por su parte, culpaban directamente a Rivera. “El obstáculo ha sido el eje París-Madrid”, señalaba Juan José Liarte, portavoz de la misma formación de extrema derecha que el día anterior había tildado al líder de Ciudadanos de “lameculos” de Macron en un tuit. 

En Ciudadanos ya han dejado la puerta abierta a buscar un acuerdo alternativo con un PSOE del que hasta ahora han renegado, aunque dejaban dicho que su “socio preferente” seguía siendo el PP.

En Madrid todo sigue pendiente también de Vox

Mientras tanto, en Madrid la situación tampoco es muy esperanzadora. Ciudadanos pretende convencer a Vox, si persiste en sus demandas de firmar un pacto a tres con el PP, de que suscriban el acuerdo bilateral y lo estampen, si quieren, con su firma. Eso sí, los de Rivera aseguran que ese documento estará “cerrado” a priori y no admitirá nuevas propuestas de la extrema derecha. “Si lo quieren firmar, encantado”, señalaba Aguado este jueves, que ampliaba esa invitación a otros grupos políticos, como PSOE, Más Madrid o Unidas Podemos. 

De momento, la situación política sigue bloqueada. Los conservadores tienen de margen hasta el próximo miércoles, día 10 -fecha del debate de investidura-  para sumar una mayoría que permita la investidura de Isabel Díaz Ayuso. Su estrategia es dar peso al acuerdo con Ciudadanos y forzar a Vox a aceptarlo, según fuentes del PP. Presentar el pacto en los próximos días y utilizarlo como elemento de presión. 

Los conservadores pretenden, de hecho, que ese acuerdo sirva como aval al presidente de la Asamblea de Madrid para deshacer el pleno sin candidato convocado el pasado martes. Díaz Ayuso ya ha avanzado que, una vez esté firmado el pacto, pedirá a Juan Trinidad ser propuesta como candidata en ese pleno de investidura con el respaldo de 56 escaños (los que suman PP y Ciudadanos) para añadir un elemento más de presión a Vox. Según fuentes parlamentarias, es una opción viable por Reglamento y no haría falta convocar una nueva ronda de consultas con los portavoces de los grupos. 

Fuentes cercanas a la negociación confirman que el pacto con Ciudadanos está “muy avanzado” y se compone de cuestiones genéricas que Vox no podría rechazar. Las mismas fuentes, sin embargo, ven complicado alcanzar un acuerdo si ni Ciudadanos ni Vox se “bajan de sus exigencias”, que hoy son incompatibles. Los primeros no quieren negociar medidas con los segundos, y los segundos piden como condición que se tomen en cuenta sus exigencias radicales en materia LGTBI e inmigración.