¿Cuándo empezó la guerra sucia?
La documentación a la que ha tenido acceso elDiario.es sitúa el inicio de la guerra sucia después del 11 de septiembre de 2012, cuando se produjo la primera diada independentista multitudinaria en Catalunya. Mariano Rajoy había llegado a la Moncloa meses antes, tras su victoria electoral en las elecciones generales de noviembre de 2011. La operativa se mantuvo hasta 2016. Rajoy abandonó la presidencia del Gobierno en mayo de 2018 tras la moción de censura de Pedro Sánchez.
¿Qué son las “notas informativas”?
Pieza angular de la guerra sucia son las llamadas “notas informativas”, una especie de informes de inteligencia sin firma ni sello en los que se mezclaban datos confidenciales que se lograban al margen del control de los jueces, con rumores, información averiada y recortes de sumarios. Todo ello se camuflaba como revelaciones de supuestos agentes infiltrados en sectores independentistas o “fuentes fiables y solventes”.
¿Qué decían?
Fueron decenas las “notas informativas” elaboradas entre 2012 y 2016. Versaban sobre rivales políticos del Partido Popular, principalmente vinculados al independentismo y que atribuyeron, muchas veces en falso, delitos fiscales, malversación de fondos y mordidas a dirigentes independentistas. Varios de ellos adjudicaron cuentas en paraísos fiscales a políticos que no las tenían como Artur Mas o el exalcalde de Barcelona Xavier Trias. Uno de esos documentos sirvió para revelar la fortuna en Suiza de los Pujol. El equipo policial que lo filtró admite por escrito que fue facilitado por la Banca Privada de Andorra, ante el temor de que el Gobierno le retirase la licencia para operar en España como Banco de Madrid.
¿Quiénes eran los informadores?
Los documentos y testimonios recabados por la investigación de elDiario.es y La Vanguardia evidencian que mandos de diferentes unidades policiales hacían informes, la mayoría dossieres con acusaciones falsas. Eran investigaciones prospectivas, realizadas al margen de la ley, sin que existiese un control judicial y sin que figurasen en los planes de trabajo de las diferentes unidades. Otros ministerios, entre ellos el de Hacienda, que entonces dirigía Cristóbal Montoro, también facilitaban datos delicados con los que alimentar esas supuestas investigaciones. También hay informadores como el ex director de la Agencia Antifraude de Cataluña.
¿A quién se dirigían?
Ese material llegaba a la cúpula del Ministerio del Interior, cuando lo presidía Jorge Fernández Díaz. Los informes apócrifos eran facilitados por la Dirección Adjunta Operativa de la Policía, que entonces dirigía Eugenio Pino; pero también llegaban directamente al ministro a través de su jefe de gabinete, Francisco Martínez. El comisario Villarejo fue uno de los agentes más prolíficos en la fabricación de estos atestados.
¿Lo sabía Rajoy?
Según fuentes involucradas en el caso, algunas de esas “notas informativas” acabaron en el despacho de Rajoy. La forma de entregar documentación delicada al entonces presidente del Gobierno era en un sobre blanco cerrado, sin asunto, ni remitente, ni destinatario, que llegaban a la Moncloa a través de los escoltas.
¿Qué papel tuvo el comisario Villarejo?
Tras la diada de 2012, Fernández Díaz manifestó su preocupación por la situación en Catalunya y da a entender que combatir al independentismo debe ser una prioridad. Entonces encarga a su jefe de gabinete, Francisco Martínez, hacer de enlace con el comisario. Martínez da la instrucción de que cualquier información se entregase por escrito. De ahí surgieron las “notas informativas”. Pese a que Fernández Díaz se indignó y pidió a un diputado de CiU que retirase la pregunta cuando le planteó en el Congreso si estaba al tanto de montajes como el que atribuyó una cuenta en un paraíso fiscal a Artur Más, la documentación y los testimonios recabados en esta investigación evidencian que Fernández Díaz fue quien centralizó todas esas “notas informativas”.
¿Hubo otras unidades policiales implicadas?
Sí. Además del comisario José Villarejo y su red, miembros de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF), el Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO), la Unidad Central de Apoyo Operativo (UCAO), la Comisaría General de Información, la Brigada Provincial de Información de Barcelona y la Agencia Antifraude de Catalunya.
¿Cómo influyeron los medios?
Las campañas contra los rivales políticos se intensificaban a las puertas de los procesos electorales, con el objetivo de manipular a la opinión pública. Y ahí tenían una gran relevancia las portadas de determinados periódicos editados en Madrid, donde acabaron publicadas las conclusiones de muchos de esos informes falsos.