“Contra la alta traición a España” que a juicio de los convocantes había perpetrado Pedro Sánchez al llegar a la Moncloa a través de una moción de censura respaldada por fuerzas de izquierda y nacionalistas, la concentración que tuvo lugar el 10 de febrero de 2019 en la Plaza de Colón de Madrid supuso el inicio de una nueva era para la derecha española dividida en tres partidos políticos. PP, Ciudadanos y Vox se unieron por primera vez en una protesta que pedía la dimisión del Ejecutivo socialista y la convocatoria adelantada de elecciones, algo que finalmente se produjo apenas unas semanas después.
La foto de Colón en la que posaron por primera vez juntos el líder de los populares, Pablo Casado, al entonces presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, y el jefe de Vox, Santiago Abascal, fue el inicio de una relación a tres que, pocos meses después, fructificó en los ejecutivos de coalición de PP y Ciudadanos, apoyados externamente por la extrema derecha, con los que las fuerzas conservadoras gobiernan en comunidades autónomas y ayuntamientos.
Pero sobre todo supuso el establecimiento de un cordón sanitario contra Pedro Sánchez y todo lo que sonase a partido socialista. Un año y tres meses después de aquella foto, los gobiernos de coalición continúan pero las relaciones de las tres formaciones se están resquebrajando. Las diferencias entre los tres partidos sobre la vigencia del estado de alarma como herramienta para luchar contra el coronavirus han acabado por romper ese bloque de unidad contra el Gobierno progresista.
El viraje de Inés Arrimadas –sucesora de Rivera al frente de Ciudadanos tras la debacle del 10N en la que el partido que se dice liberal pasó de 57 a 10 escaños–, que ha reconducido a su formación hacia el centro pactando con el Ejecutivo las dos últimas prórrogas de la alarma, ha abierto la caja de los truenos.
En la anterior votación, la de la cuarta prórroga cada uno de los partidos votó una cosa: Arrimadas, que defendió la posición de Ciudadanos personalmente tras semanas sin acudir al Congreso, sí; Vox, no; y Casado, con un discurso durísimo se quedó en la abstención.
Abascal: “Ciudadanos es útil para la banda de Sánchez”
La ruptura se consumó este miércoles en el debate como en la votación final de la quinta prórroga en el Congreso de los Diputados, donde tanto Casado como Abascal apostaron por el no, mientras que ciudadanos se mantuvo en el sí. Tras semanas de presiones de los sectores más conservadores del país, y de algunos empresarios, el PP votó 'no' a la prórroga por primera vez desde que se iniciara la emergencia sanitaria y se sumó a la extrema derecha . Ciudadanos selló por segunda vez este mes otro acuerdo con el Gobierno.
Esta nueva posición de la formación de Arrimadas encendió a la extrema derecha, que durante el Pleno se lanzó a degüello contra Ciudadanos, al que acusa de “ser una bisagra” del Ejecutivo y de “colocarse en una posición equidistante”. “Nos encontramos a Ciudadanos, que ha decidido ser útil al Gobierno socialcomunista apoyado por los separatistas, a la banda de Sánchez, y ser inútil a los españoles”, afirmaba Abascal durante su intervención en el Congreso.
El término “la banda de Sánchez” fue uno de los más utilizados en el pasado por Albert Rivera para mantener su 'no' a pactar con Pedro Sánchez tras las elecciones de abril de 2019, cuando ambos partidos sumaban. Esa misma formación, encabezada ahora por Arrimadas, se ha situado en el centro de la diana de Vox. “El PNV es el nuevo modelo de Ciudadanos, que solo quiere ser una bisagra y colocarse en una posición equidistante. Ciudadanos ha apoyado este estado ilegal y se ha deslizado por la pendiente de los insultos a los manifestantes”, concluía el dirigente de la extrema derecha.
Frente al silencio de Casado, que optaba por no entrar en la confrontación con ninguno de sus dos socios para no poner en riesgo sus gobiernos de coalición, Ciudadanos sí decidió responder a Vox por su 'no' a la prórroga del estado de alarma e indirectamente también criticó al PP. El portavoz del partido de Arrimadas en el Congreso, Edmundo Bal, cargaba contra las dos formaciones que a su juicio se han instalado en el “y tú más” y en el “no” permanente.
Bal: “Hay que votar con la cabeza, no con las tripas”
Bal, no obstante, fue especialmente duro con Vox, la formación que acusa a Arrimadas de estar “traicionando a los españoles” por apoyar los decretos. “Los señores del 'no' radical, los que siempre votan 'no', los que siempre usan un discurso épico, vayan a un hospital, miren a la cara a los médicos, a los enfermeros y a los celadores, y explíquenles por qué siempre votan no. Todos estamos enfadados, hartos del confinamiento, pero hay que votar con la cabeza, no con las tripas”, reconvenía Bal a los de Abascal.
En todo caso, el portavoz de Ciudadanos dejaba de nuevo claro a Sánchez que ese apoyo no es a su Gobierno sino ante la necesidad de ayudar a que acabe cuanto antes la pandemia, y “salvar vidas y empleos”. Por si había dudas, Bal espetó a Sánchez: “No se equivoque, no tiene un nuevo socio”.
El líder del PP se había limitado minutos antes a defender su 'no' a la prórroga de la alarma, pero sin entrar en el cuerpo a cuerpo con las otras dos derechas a las que necesita para mantener el poder en comunidades como la de Madrid, principal foco de la pandemia del coronavirus en España pero cuyo gobierno presidido por Isabel Díaz Ayuso –una apuesta personal del presidente de los populares– es el gran referente de Casado, al que cita una y otra vez como el laboratorio de las políticas que el PP pondría en marcha en toda España.
Allí ya han quedado en evidencia las discrepancias entre los dos socios, PP y Ciudadanos, precisamente por la gestión de la epidemia. Estas diferencias provocaron la dimisión de la directora general de Salud Pública, Yolanda Fuentes, por su negativa a respaldar la petición del Gobierno regional de pasar de fase en la desescalada, dado que a su juicio esa solicitud no estaba basada en “criterios de salud”.
En ese contexto de grave crisis en la Comunidad de Madrid, con amenazas de ceses por parte de Ayuso a los consejeros de Ciudadanos y desconfianzas mutuas que son públicas, Casado y Arrimadas mantuvieron la pasada semana una reunión para tratar de mejorar la relación entre los dos partidos.
La división que “beneficia” a la izquierda
Fuentes de la dirección nacional del PP evitan concretar si durante el encuentro –en el que Casado y Arrimadas refrendaron sus acuerdos de gobierno y su coalición para las elecciones vascas del 12 de julio– alcanzaron una suerte de pacto de no agresión ante el giro al centro de Ciudadanos y su predisposición a lograr acuerdos con el Gobierno.
“Nosotros defendemos nuestra posición, que está clara”, se limitan a explicar en Génova 13, que reivindica su 'no' a la prórroga de la alarma. “Ciudadanos tendrá que explicar la suya”, zanjan desde la cúpula de los populares.
Casado, que inspirado en las tesis de su padrino político, el expresidente del Gobierno José María Aznar, ha fijado como una de sus grandes obsesiones la “reconstrucción del centro derecha español” en torno al PP, se niega a contribuir a ahondar en la brecha del electorado conservador que se vio de nuevo unido en la foto de Colón de hace más de un año. La división, insiste la dirección popular, “solo beneficia a la izquierda”.