La sesión constitutiva de las Cortes Generales y los equilibrios para repartir los puestos de las Mesas del Congreso y el Senado han agravado la desconfianza entre el Partido Popular y Vox. Se trata de dos formaciones que pelean desde hace meses por el electorado más conservador pero que a la vez llegaron a distintos pactos el pasado verano para que las derechas pudieran gobernar en autonomías y ayuntamientos.
El PP buscó hasta el último momento un acuerdo con la extrema derecha para repartirse cuatro puestos de la Mesa del Congreso. Según fuentes populares, el partido de Pablo Casado mantuvo reuniones con Vox en la tarde del lunes con el objetivo de pedir a los de Abascal que en las votaciones del martes para conformar el máximo órgano de gobierno de la Cámara Baja cedieran votos a Ciudadanos para que la formación que se dice liberal pudiera tener al menos un puesto en la Mesa. La fórmula que quería el PP incluía quedarse con dos asientos y que Vox y Ciudadanos tuvieran uno cada uno.
Pero desde Vox consideraron en todo momento que como tercera fuerza del Congreso debían tener dos puestos en la Mesa y se negaron a aceptar la propuesta del PP. Esa falta de acuerdo hizo en cambio que los socialistas y el grupo confederal arrebataran uno de esos dos asientos a la extrema derecha sumando sus votos –y los de otras fuerzas como ERC, PNV o JxCat, que argumentaron su sentido del voto en tratar de frenar a la extrema derecha– para designar a Javier Sánchez Serna –diputado del grupo confederal– como secretario.
Finalmente las votaciones dejaron a la derecha con solo tres puestos. El PSOE se hizo con tres asientos de la Mesa –incluidos la presidencia de Meritxell Batet y la vicepresidentcia de Alfonso Gómez de Celis– , los mismos que Unidas Podemos. El PP lograba dos, Vox se quedaba con uno, el del vicepresidente cuarto para Ignacio Gil Lázaro, y Ciudadanos no conseguía representación.
Batalla de tuits
El resultado provocaba un duro cruce de reproches entre los populares y la extrema derecha que, según ambas partes, hace peligrar la estabilidad de los Ejecutivos autonómicos y municipales como los de Andalucía, Murcia o la Comunidad de Madrid en los que el PP gobierna en coalición con Ciudadanos pero con el apoyo imprescindible de Vox que fue en todos esos casos pactado por escrito.
Nada más finalizar las votaciones de este martes, Casado y Abascal trasladaban la disputa a las redes sociales. El líder de Vox publicaba un tuit asegurando que “el único responsable de que el comunismo y el separatismo tengan un sitio más en la Mesa” era el PP. “Tomamos nota”, advertía, en tono amenazante.
Para el presidente del PP la culpa de lo sucedido en la sesión constitutiva de las Cortes es de Vox: “En las elecciones ofrecimos España Suma a Ciudadanos y lo rechazaron, regalando dos victorias a Sánchez. Ayer [por el lunes] ofrecimos un pacto para la Mesa del Congreso a Vox pero se negaron, regalando un representante a la izquierda. La división del centro y la derecha es el salvavidas de Sánchez”, zanjaba Casado en otro tuit.
Casado añadía otro mensaje en esa misma red social: “Por culpa de Vox ha sido elegido Gerardo Pisarello, el que arrancó la bandera de España a los concejales del PP en el balcón del Ayuntamiento de Barcelona, en vez de José María Espejo, el que se enfrentaba a los golpistas en la Mesa del Parlament”.
“Entregados” a la izquierda
Posteriormente las declaraciones y las regañinas entre las dos formaciones continuaron. En un corrillo con periodistas, el portavoz parlamentario de Vox evidenciaba el empeoramiento de la relación con el PP: “Si antes eran poco de fiar, ahora aún menos”, aseguraba. “El PP tiene que pensar si quiere entregarse a la izquierda y a los separatistas y a una Mesa controlada por los enemigos de España. Eso es bueno que se sepa. Nosotros somos rectilíneos”, añadía.
En rueda de prensa, Casado realizaba más reproches a la extrema derecha por repartir “carnets de patriotismo y españolidad” a los demás pero luego “preferir que Podemos tenga un puesto más” en la Mesa del Congreso. A su entender, el partido de Santiago Abascal “se ha equivocado” porque si tanto les “importa España” y quieren “sacar a la izquierda radical” de las instituciones hay que hacerlo “unidos”, es decir, cediendo y permitiendo que Ciudadanos tuviera representación en el órgano de gobierno de la cámara. “El partido que se quejaba de tener un cordón sanitario por la izquierda, tejió un cordón sanitario a Ciudadanos”, lamentaba el líder del PP.
Fuentes de la dirección del PP de la máxima responsabilidad explicaban en privado que tras las palabras “amenazantes” ahora “cada uno tiene que retratarse y asumir sus responsabilidades” en aquellos lugares donde han logrado acuerdos con Vox. Como ejemplos, esas mismas fuentes aseguraban que si los de Abascal “votan en contra de los presupuestos en Andalucía, será su responsabilidad que no se aprueben” y que se ponga en cuestión el primer Ejecutivo de la derecha de la comunidad. “Si en el ayuntamiento de Madrid dejan de apoyarnos gobernarán los de Carmena. Es su decisión”, añadían.
Preguntado al respecto, un destacado miembro del equipo de Casado visiblemente molesto por lo sucedido este martes en el Congreso consideraba que una posible amenaza de la ruptura de los acuerdos por parte de Vox no tendría recorrido. “¿Con quién van a pactar si no, con Podemos?”, se preguntaba.
Vox ya ha realizado, en cambio, un primer movimiento en la Asamblea de Madrid para que Isabel Díaz Ayuso comparezca en la comisión de investigación parlamentaria de Avalmadrid. El partido de extrema derecha cambiaba justo este martes su posición en este asunto: en la primera votación para llevar a la presidenta de la Comunidad de Madrid ante la comisión se posicionaron en contra. Esta vez, Vox se ha alineado con PSOE, Más Madrid y Podemos con el argumento de que el archivo de la Fiscalía de la denuncia presentada por el partido de Íñigo Errejón “refuerza que la comisión ya no será una cacería y que no tiene nada que temer”.
La “reconstrucción” del centro derecha
Hasta ahora la dirección del PP había considerado como un “primer paso” hacia la “reconstrucción del centro derecha” que obsesiona a Casado desde su triunfo en las primarias –y al que inspiraron las tesis de su padrino político, el expresidente José María Aznar– los acuerdos de coalición con Ciudadanos apoyados por Vox alcanzados por los populares en verano.
Casado confiaba en poder repetir ese esquema tras el 10N para llegar a la Moncloa o incluso hacerse con el voto útil de toda la derecha. Pero no lo logró. Este martes tampoco consiguió pilotar un acuerdo de las tres derechas para garantizarse cuatro puestos en una Mesa del Congreso en la que la izquierda tiene una abrumadora mayoría de seis contra tres.