El Congreso no es el único edificio oficial que sufre desperfectos
La lluvia tomó el miércoles el Congreso de los Diputados en forma de goteras y obligó a sus señorías a abandonar temporalmente el hemiciclo. El edificio lleva meses en obras. Unas obras entre las que también se incluyen arreglos en la cubierta para evitar, precisamente, lo ocurrido en este primer pleno tras las vacaciones y después de invertir casi cuatro millones y medio de euros. Pero no son los políticos españoles los únicos que sufren este tipo de desperfectos en edificios oficiales.
Reichstag. El Parlamento alemán también ha tenido problemas con las goteras. La cúpula del edificio, diseñada por el arquitecto británico Norman Foster e inaugurada en 1999, comenzó pronto a dar quebraderos de cabeza a los diputados. En el 2000 ya se había detectado un fallo importante. La cúpula estaba abierta por la parte superior, por lo que si se subía o bajaba por la espiral del edificio no había problemas, pero el agua que entraba por esa apertura mojaba a quienes se encontraban en la parte baja. La mezcla de luz natural y artificial también resultaba molesta, las corrientes de aire incomodaban a los empleados y hasta faltaban asientos para los jefes de gobierno de los Länder.
Parlamento Europeo de Bruselas. Si los diputados españoles han tenido que abandonar este miércoles el Congreso, sus colegas europeos se han visto obligados a dejar el Parlamento Europeo durante meses. La causa ha sido la aparición en 2012 de importantes grietas en tres de las 21 vigas que sustentan el edificio. Un informe de la Cámara determinó que el motivo del resquebrajamiento fue el envejecimiento de las vigas.
Eurocámara en Estrasburgo. Unos años antes, en 2008, los parlamentarios europeos tuvieron otro susto. El techo de la sede de la Eurocámara en Estrasburgo se derrumbó sobre los escaños de la extrema derecha y los nacionalistas. La sala estaba vacía, por lo que no hubo heridos. Al año siguiente, en la misma ciudad, el edificio Pierre Pflimlin, donde se encuentran algunas oficinas del Parlamento, sufrió otro derrumbe.
Palacio de Congresos Princesa Letizia. Diseñado por el arquitecto Santiago Calatrava, en él se ubican algunas oficinas del Principado de Asturias. En este caso, los desperfectos llegaron hasta los tribunales. En 2006, mientras el edificio estaba aún en proceso de construcción, una parte del mismo se derrumbó. El precio de las obras de reconstrucción ascendió a 11 millones de euros, de los cuales el arquitecto tuvo que abonar cerca de tres y medio, tras una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Asturias, que le consideró responsable de deficiencias en el sistema de apuntalamiento. Pero el conflicto no quedó ahí. La empresa constructora reclamó a Calatrava 10,5 millones de euros por los fallos del proyecto, y el arquitecto que le pagasen los 7,3 millones que le debían. Los tribunales dieron la razón a ambos, por lo que la mejor parada fue la constructora, a la que Calatrava tuvo que abonar más de tres millones de euros.
Residencia del embajador en EEUU. La residencia del embajador español en Estados Unidos ha sido otro de los edificios que más quebraderos de cabeza ha dado. Y lo ha hecho ya desde su construcción. El arquitecto Rafael Moneo llegó a realizar más de 700 modificaciones durante la obra. Los cambios no parecen haber mejorado el edificio, construido con ladrillos que no son aptos para el frío clima de Washington. En total, la fachada, la terraza y el saneamiento del edificio han resultado ser deficientes. El embrollo ha sido tal, que la justicia obligó al Estado español a pagar a la empresa constructora más de 1.100.000 euros por las deficiencias del proyecto. Ahora, el Estado reclama a Moneo dos millones de euros.
Hospital 12 de Octubre. El Hospital Universitario 12 de Octubre sufre uno de los grandes males del hormigón: la aluminosis. La Residencia General padece esta lesión, que hace más poroso al material, lo que provoca que pierda resistencia. Esta es una de las causas por las que se llevará a cabo la construcción del Nuevo 12 de Octubre.