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Opinión - Ni liderazgo ni autoridad. Por Esther Palomera

Podemos ahonda con su programa en la estrategia para presentarse como el único partido constitucionalista

  • El partido de Pablo Iglesias presenta su programa electoral como una réplica de la Ley Fundamental que relaciona sus promesas con artículos “para que se cumpla”

El pasado 23 de marzo, en el regreso de Pablo Iglesias a la primera línea política, el secretario general de Podemos esgrimió un ejemplar de la Constitución española. En su discurso, leyó algunos artículo de la Ley Fundamental que, en su opinión, no se cumplen. No fue un recurso para aquél mitin. Desde entonces, Iglesias recurre a la carta magna en sus actos de precampaña. Este lunes se ha desvelado el motivo: Si en 2016 Podemos reconvirtió su programa electoral en un catálogo de Ikea, esta vez lo ha transmutado en una Constitución española para relacionar las propuestas con su contenido.

“El programa ha querido inspirarse en la Constitución, que se ha ha convertido en los últimos tiempos en una suerte de arma arrojadiza”, ha asegurado Iglesias este lunes en la presentación del documento. “Se habla de la Constitución, pero no se lee”, dijo Iglesias en aquél mitin de marzo frente al museo Reina Sofía. “Se llaman constitucionalistas y la usan como un ladrillo para tirársela”, afirmaba en referencia a los líderes políticos rivales.

“Está llena de artículos para proteger a la gente y no se cumplen”, ha dicho Iglesias, de nuevo, este lunes. El líder de Podemos intenta salir así al paso de quienes, desde el resto de partidos, sitúan a su organización al margen de la Constitución. Pablo Casado, por ejemplo, defendía así el pasado mes de diciembre el apoyo de Vox al PP en Andalucía: “Podemos lleva fuera de la Constitución varios años y nadie ha dicho nada”.

El secretario general de Podemos, acompañado del responsable de Economía del partido, Nacho Álvarez; la de Feminismos, Sofía Castañón; el de Organización, Pablo Echenique; y la portavoz adjunta en el Congreso, Ione Belarra; se ha centrado en la presentación del programa en tres de dichos artículos y en las propuestas relacionadas con ellos.

El 35.1, por ejemplo, garantiza el derecho y deber de trabajar. “No se cumple”, ha señalado Iglesias en un acto con público y sin preguntas en la sede de la Fundación Diario Madrid. Entre las medidas que recoge el programa, por ejemplo, está la de establecer “un solo tipo de contrato temporal” y cumplir con la Carta Social Europea que, ha recordado Iglesias, recomienda que el salario mínimo sea un 60% del salario medio.

El líder de Unidas Podemos ha prometido así a un SMI de 1.200 euros en el horizonte de una legislatura y subirlo de 900 a 1.000 en el primer año, si llega al Gobierno tras las elecciones generales del 28 de abril.

El líder de Podemos ha desgranado otras medidas conocidas, ya que el programa íntegro se presentó la semana pasada. “Nuestro país está muy lejos de la media europea” en cuanto a recaudación fiscal, ha denunciado. “Proponemos recuperar los 60.000 millones del rescate mediante un impuesto a las transacciones, una reforma del Impuesto de Sociedades y otro específico a la banca”, ha añadido.

Del programa Ikea al programa-Constitución

Podemos ha difundido su programa por Internet. A diferencia de lo ocurrido en 2016, de momento no está prevista su distribución y venta.

Las diferencias entre el programa de entonces y el de ahora muestran no solo los cambios vividos en el seno de Podemos. También cómo ha evolucionado el tablero político en España.

En 2016, Podemos buscaba suavizar su imagen y relacionarse con una suerte de renacimiento de la socialdemocracia en España. Ikea es la marca sueca más conocida del mundo. Y Suecia es una de las cunas de la socialdemocracia europea. En aquellas elecciones del 26J, Pablo Iglesias apeló expresamente a esa tradición política como guiño a los votantes desencantados del partido que la ha representado habitualmente en España: el PSOE.

Era la campaña del sorpasso que no llegó. Por el camino se perdieron un millón de votos que, tres años después, todavía no se sabe dónde se quedaron. O, al menos, nunca hubo consenso entre los dirigentes del partido.

El debate político en 2019 es diferente. Ya no se atiende tanto al “tono” de los dirigentes. No hay debate sobre una izquierda más amable y otra más agresiva. La crisis de Catalunya ha modificado el debate político. Y las bases del propio Estado forman ahora parte del centro de los discursos.

Esto no significa que Podemos quiera hacer del debate catalán el asunto motriz de su campaña. Todo lo contrario. En su Programa-Constitución no se recogen todas las medidas que plantean para el 28A. El debate territorial no es el favorito del partido de Pablo Iglesias pues, aunque sostienen desde 2015 que la única propuesta que puede resolverlo es un referéndum pactado, no les produce buenos réditos electorales.

El último motivo para relacionar programa y Constitución lo explicaba Pablo Iglesias este mismo fin de semana en una entrevista con el youtuber Fortfast y que acumula medio millón de visitas en 24 horas. El creador de contenidos le pregunta en un momento determinado si los programas deben ser entendidos por los votantes como un “contrato”.

Y responde Iglesias: “No os fiéis de ningún político. De mí, tampoco. La política va de garantías y de establecer mecanismos para que se cumplan”. En su programa, Podemos vuelve a apostar por los procesos revocatorios, que establecen un proceso por el que los ciudadanos pueden echar al presidente del Gobierno en un referéndum.