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CRÓNICA

Habéis molestado a Ayuso y vuestras familias pagarán por ello

10 de marzo de 2022 22:35 h

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Las llamas se acercan a Isabel Díaz Ayuso, pero el miedo a quedar incinerada no es algo que le vaya a asustar. Por distintas razones, incluido un viaje a Francia, ha estado tres semanas sin poner el pie en la Asamblea de Madrid, y ya no puede postergar más su cita con la oposición. La solución no puede ser otra que la que le ha sido tan útil en política. Saca el lanzallamas y apunta hacia los escaños de la oposición. ¿Queréis fuego? ¿Os atrevéis a hablar mal de mi familia? Yo os voy a dar fuego y no voy a dejar vivo a ninguno de vuestros familiares. Scarface.

A Ayuso no le ha gustado mucho la noticia de que su hermano Tomás será llamado a declarar por la Fiscalía Anticorrupción por el contrato de compra de mascarillas sobre el que persiste el enigma: o bien recibió una generosa comisión por un contrato asignado a dedo o bien cobró por realizar el trabajo del contrato, pero consiguiendo que su nombre no apareciera por ningún lado.

La convocatoria a declarar puede no significar mucho. La Fiscalía está obligada a intervenir, pero no a conseguir resultados en un corto espacio de tiempo. A los partidos políticos les encanta ir a su sede a hacerse fotos en la entrada enseñando una querella o un informe con la esperanza de que les hagan caso. Los de Ciudadanos lo convirtieron casi en una costumbre. Ahora el Partido Popular de Madrid repite el movimiento, que además no requiere condiciones muy exigentes. Solo necesitas unas fotocopias con recortes de prensa y pedir a los amables funcionarios que te sellen un papel. Ante los fotógrafos, pones cara muy seria, ya que la situación es gravísima.

Díaz Ayuso llevaba escrito su contraataque al pleno de la Asamblea. El ventilador con el que dejar de ser la única señalada. Si tocáis a mi hermano, yo iré a por vuestros padres y madres: “¿Saben lo que creen que vamos a empezar a hacer? Investigar a todos. Si quieren saber la verdad, vamos a investigar a todos”. Ese 'vamos' sonó un poco raro, sobre todo después de su duelo homicida con Pablo Casado en que no faltaba un proyecto de investigación encargada a detectives.

Acto seguido, anunció el envío de una delegación del PP a la Fiscalía para reclamar la investigación de unos contratos a los que relacionan con familiares de Pedro Sánchez, Nadia Calviño, Salvador Illa o José Luis Ábalos. Todos ellos pagarán que alguien haya osado interesarse por las comisiones de Tomás Díaz Ayuso. “Ahora lo que toca es saber si la señora Delgado lo que quiere es investigar a todos los familiares o sólo a los míos”. Esta frase servía para meter en el baile a la fiscal general del Estado, un objetivo habitual de las críticas del PP.

Es una jugada estándar en el manual de combate de Ayuso. Si algunos la critican es porque la odian o porque están contaminados por el comunismo. Jurídicamente, plantea algunas dudas. Sus acusaciones a miembros del PSOE son un reconocimiento implícito de que algo sospechoso rodea al contrato del que se benefició su hermano, pero, qué demonios, lo mismo se podría decir de los familiares de otros políticos. Ella niega haber firmado ningún contrato –los presidentes de gobiernos no andan firmando contratos de compra de material sanitario o de ningún tipo–, pero más allá de eso no entra en muchos detalles. Le vale con afirmar que todo lo que ha hecho su Gobierno es perfecto e inmaculado.

En el pleno del jueves, se produjo una circunstancia insólita. Díaz Ayuso levantó la vista y miró a Mónica García, de Más Madrid, durante un breve instante de su intervención. No lo hace nunca con los portavoces de la oposición. Siempre está tomando notas o lanzando miradas inquisitivas al papel que tiene delante. Es difícil saber si algo le sorprendió o le dejó lívida por la indignación.

García había apostado por una comparación que es más fácil de probar, a diferencia de un posible delito de tráfico de influencias, porque a fin de cuentas los números sobre la comisión del avispado Tomás dicen lo que dicen: “¿Sabe cuánto son 283.000 euros? Son casi tres años del sueldo de una presidenta. Son seis años del sueldo de cualquier médico o médica que se ha dejado la piel durante los últimos dos años de pandemia y que usted va a poner de patitas en la calle el próximo 31 de marzo”.

Mientras tanto, Ayuso sostiene que sus familiares lo pasan muy mal desde que ella es presidenta. Claro que con 283.000 euros en el bolsillo en un solo ejercicio fiscal las penas se sobrellevan con una gran tranquilidad. Hay cola de gente dispuesta a sufrir hasta ese nivel.