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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

“El pacto de Convergència con el PP significa que el partido de Fernández Díaz preside el Congreso”

Xavier Domènech, en una imagen de archivo.

Aitor Riveiro

“Hasta el lunes no se resolvió. Bueno, para nosotros. Igual estaba resuelto de antes”. El diputado de En Comú Podem Xavier Domènech (Sabadell, 1974) no sabe cuándo se frustraron realmente sus opciones para ser el presidente del Congreso, pero sí señala a los principales culpables: Convergència y ERC, por ese orden. Domènech, que repetirá como portavoz de En Comú en el Congreso tras revalidar el triunfo de su candidatura en Cataluña, se muestra contrariado con la dinámica parlamentaria que separa las negociaciones de cuestiones técnicas, como los grupos parlamentarios, y las realidades políticas. Y cree que en el tiempo nuevo que se ha consolidado tras el 20D y el 26J, estas contradicciones se pagarán.

Domènech responde a eldiario.es tras confirmarse que Ana Pastor será la tercera institución del Estado. Dice lamentar “profundamente” lo ocurrido, tanto en el plano práctico al no haber “mayorías absolutas” en la legislatura. Pero sobre todo en lo “simbólico”.

Domènech cree que el PSOE “volvió a la legislatura anterior y a las tesis fallidas de la legislatura anterior” y que “apostó por una alianza con Unidos Podemos, las confluencias y Ciudadanos”, algo que rechazaron. “No era bueno, pero tampoco factible porque ya la semana pasada se veía que Ciudadanos iba a pactar con el PP”.

¿Por qué rechazaban un acuerdo con Ciudadanos para la Mesa, que no tiene las mismas implicaciones que una investidura?

En Comú Podem tuvo una reunión con Antonio Hernando [el portavoz del PSOE] que nos dijo que Ciudadanos estaba con ellos. A los cinco o 10 minutos nos vimos con Rafael Hernando [portavoz del PP] y nos garantizó que Ciudadanos estaba de su parte. Uno de los dos mentía o mentía Ciudadanos, no lo sé. Pero nos pareció muy convincente Hernando del PP.

Entonces nosotros exploramos una mayoría alternativa más real que la que estaba planteando el PSOE.

Para tener la cronología lo más precisa posible. ¿Las negociaciones con Convergència y ERC se abre después de hablar primero con PSOE y PP? ¿En paralelo? ¿Antes?

Estamos hablando de diferencias de horas porque no había tiempo, pero antes nos vimos con PP y PSOE. Vimos que la vía que exploraba el PSOE para nosotros no tiene salida y no es nuestra mayoría natural. Y abrimos una alternativa en la medida en que este sistema político tiene muchas averías y los agentes políticos deberían hacer una reflexión profunda ante una situación extraordinaria: repetición de elecciones, nueva legislatura y casi los mismos debates. En el Estado español no ha habido nunca una mayoría de izquierdas de espaldas a Cataluña. Y en este caso se han girado de espaldas a nosotros, al no aceptar el grupo, como a la existencia de otras opciones políticas en Cataluña.

¿Y por qué fracasa esa vía alternativa?

Por una lado una falta de visión bastante fuera de ERC y un juego de Convergència que ha sido el juego clásico desde el punto de vista parlamentario pero que es insostenible políticamente. Para sus intereses a corto plazo Convergència ha pactado con PP y Ciudadanos, o eso se parece, pero es insostenible para un partido que proclama la ruptura de Cataluña. Lo primero que ha hecho en esta legislatura es garantizar la mayoría del PP. Eso es lo primero que ha hecho Convergència. También lo ha hecho ERC, que encima no se ha ganado nada con ello.

El domingo, cuando se filtró que se negociaba su posible candidatura a presidir el Congreso, el PSOE reaccionó airadamente y les acusó de negociar a varias bandas. ¿Fue así?

Nosotros hablamos con el PSOE y les dijimos que no veíamos lo que nos planteaban y empezamos a trabajar otras opciones de mayorías. No con la voluntad de presentarlo en el último momento por sorpresa sino con la voluntad de presentárselo al PSOE. Repito que estamos hablando de muy pocos días pero para construir esa mayoría teníamos que hablar con otros. Y lo hicimos con Convergència y con ERC. Entre medias alguien decidió comunicárselo al PSOE y se produjo la filtración a la prensa y dándolo por muerto. Fue cuando nosotros salimos a decir que creíamos que había posibilidades. Si la reflexión que hizo ayer [por el lunes] el grupo del PSOE sobre que tendrían que haber explorado esa vía la hubieran hecho hace una semana, habría salido.

Fue Pedro Sánchez quien dijo que había que “sacar del limbo” a Convergència y a ERC.

Nunca llamaron a ERC para hablar del tema de la Mesa del Congreso.

Decía antes que alguien le había contado las conversaciones al PSOE. Solo pudo ser ERC o Convergència. ¿Quién lo hizo?

No tengo pruebas, pero entre esas dos opciones todo el mundo tiene claro quién juega más a viejos roles tradicionales de la película.

¿Y qué es lo que impide el acuerdo?

En el caso de Convergènca había voces que apostaban por ir hasta el final de la operación porque hacían una lectura más política de la situación y había otras que básicamente han pactado cosas que no conocemos y que conoceremos a lo largo de la legislatura. Evidentemente un grupo propio al cual no tienen derecho legalmente.

Los grandes beneficiados son el PP, que ha conseguido una mayoría de derechas en la Mesa; Ciudadanos, que no debía tener representación y ha logrado dos miembros en la Mesa; y Convergència. Entre los intereses de Cataluña y los del PP, Convergència ha apostado por sus propios intereses, que son los del PP.

Pablo Iglesias ha explicado que estuvo hablando con el presidente de la Generalitat. ¿Era Carles Puigdemont favorable al entendimiento?

No sabemos lo que ha pasado en debate interno, pero las perspectivas iniciales eran mucho más favorables por esta parte. No teníamos malas perspectivas sobre que esto cuajara con el PSOE. Había que configurar una mayoría alternativa en la Mesa; si era Patxi López quien conseguía más apoyos nosotros le votaríamos como hemos hecho al final. Pero pedíamos esa reciprocidad que no nos ha dado el PSOE. Que no se haya podido alcanzar este acuerdo y el pacto de CDC con el PP significa que el partido de Fernández Díaz tiene la Presidencia de la Mesa. Políticamente no es sostenible porque nos habían contado que estaban protagonizando un proceso que no tenía que ver con cambalaches con el PP y el primer acto que han hecho es este.

¿Qué negociaron con Convergència?

Nosotros planteamos que presidir la Mesa significaba varias cosas. Primero, que no haya mayoría de PP y Ciudadanos. También la apertura en términos simbólicos, pero también reales, de un nuevo espacio de diálogo político del cual el sistema español ha carecido de forma evidente en los últimos años al menos con Cataluña. Además, estábamos dispuestos a que alguien de Junts pel Sí [la coalición con la que ERC y CDC se presentaron a las catalanas de septiembre de 2015] estuviera en la Mesa para representar esa pluralidad.

Si les ofrecían el grupo propio, meter a alguien en la Mesa, la Presidencia de la Cámara de un catalán. ¿Por qué no sale?

Esa es una muy buena pregunta. Yo creo que no sale porque el PSOE está paralizado y sin capacidad de movimiento.

Pero antes del PSOE. ¿Qué pasa con los partidos catalanes?

ERC nos dijo que si el PSOE decía que sí se lo pensarían. Pero ERC tiene un problema narrativo porque para ellos es esencial demostrar que no es posible el cambio en España. Creen que esa es la forma de conseguir la emancipación nacional de Cataluña, lo que a nosotros nos parece un error brutal. Así construyes tu libertad no solo diciendo que en el otro espacio no hay posibilidad de cambio sino evitando tú mismo que haya posibilidades de cambio. Pero ellos están en esa lógica y ya durante la campaña no tenían como principal rival al PP, que es un partido que ha puesto en marcha la Operación Cataluña para espiar a políticos catalanes, sino a En Comú. Por tanto no estaban en una lógica de producir cambio real, sino con temor ante unas futuras elecciones catalanas.

¿Y con Convergència?

Ha apostado claramente por sus intereses particulares: la defensa del grupo parlamentario.

Pero eso también se lo ofrecían ustedes.

Veremos durante la legislatura qué significa ese pacto. Lo sorprendente no es solo la presencia del PP. Lo más sorprendente es garantizar la vicepresidencia a Ciudadanos. Desde el Gobierno de Cataluña siempre se ha dicho que los dos principales rivales son precisamente PP y Ciudadanos. Esto no es solo por el grupo propio. ¿Por qué es? No hemos estado en las negociaciones. Nuestra propuesta es pública.

¿Piensa en los problemas judiciales que tienen tanto Francesc Homs como Artur Mas por promover la consulta del 9N?

Lo desconozco, no lo puedo aventurar.

Ciudadanos ha dicho que no va a apoyar el grupo para Convergència y se puede dar la paradoja de que en la Mesa los dos representantes de Unidos Podemos, uno de ellos de En Comú, voten a favor. ¿Lo apoyarán?

Bueno, Homs también ha dicho que no sabe lo que han votado los suyos. Y Homs también había dicho que no se iban a abstener en segunda vuelta. Se dicen muchas cosas que luego son inciertas. No sé si Ciudadanos llegará a ese nivel.

El voto del martes es secreto y solo se puede elucubrar, pero el de la Mesa es público. Si Ciudadanos vota a favor o en contra se sabrá. ¿Qué harán ustedes?

Valoraremos la situación en ese momento. Nosotros estamos de acuerdo en que cuantas más expresiones políticas puedan tener grupo, mejor. Pero es que hay una paradoja. Nosotros legalmente tenemos que tener grupo y no se nos quiere dar. Y probablemente el PP, que quiere acabar con Convergència y que sabe que nosotros tenemos derecho, sí se lo va a dar a quien legalmente no tiene derecho y con quien políticamente están enfrentados.

La tercera pata que falta es la del PSOE. Desde el PSOE aseguran que no se fían de ustedes. ¿Cree que la legislatura pasada y las diferentes negociaciones que se produjeron han enrarecido la relación tanto que hacen imposible el diálogo?

Al PSOE básicamente le están diciendo que tiene que ser útil para salvar el régimen del 78 y el sistema político. Y el PSOE se pregunta si tiene que salvar al sistema suicidándose él o si se salva él y no al sistema. Pedro Sánchez no resuelve esta duda pero tengo dudas de que en el Comité Federal haya mimbres para resolverlo.

Y cuando nos miran a nosotros ven esa contradicción. Para nosotros es evidente que el sistema político se tiene que refundar. Para ellos, no lo es. Cuando hablamos de compartir estrategias, de compartir Gobierno, para ellos la pregunta esa. No es tanto una cuestión de confianza, que no parece la base de la vida parlamentaria y de las alianzas.

Pero desde el PSOE sí transmiten una desconfianza en Unidos Podemos y sus aliados.

La sensación que tengo es que las contradicciones están llevando al PSOE a un noqueo político en la capacidad de actuación. El PP sí que se puede reunir con ERC. No solo Rajoy, sino que se puede reunir para hablar de estas cosas. En cambio el PSOE no se reúne con ellos. Y todos llevan los mismos años y tienen las mismas confianzas. ERC pudo hablar con el PP de cómo se configuraría la Mesa y con el PSOE no.

¿Tenía miedo el PSOE a que ERC le dijera que sí?

Me sorprendió. Me parece extraño. En esto quiero ser taxativo: la sensación que transmite el PSOE es de estar profundamente atenazado por mil contradicciones que son una. ¿Te atreves a explorar la nueva realidad, que está aquí para quedarse, o no te atreves y en el proceso morirás?

En unos días se producirá una sesión de investidura, no sabemos si habrá más, en la que aritméticamente los números siguen dando para un Gobierno alternativo. En teoría. ¿La explorarán?

Si existe esa posibilidad la vamos a explorar, aunque es cierto que lo que ha pasado hoy es muy significativo. Ahora, que esa mayoría existe, es verdad. La tercera vía de Ciudadanos parece que ha muerto porque han hecho una apuesta muy clara pro el PP. Ahora es más diáfano. Si no se hace y no se explora puede pasar que vayamos a terceras elecciones o que gobierne Mariano Rajoy. Si esto pasa no creo que la legislatura dure más de dos años por lo que los mismos interrogantes de fondo los volveremos a tener. Y al final tendremos que responder a ello. Los grandes consenso se generan por la capacidad de aceptar la situación y de escuchar las nuevas voces. Repetir la Transición no sería bueno pero si analizas lo que pasaba entonces, un partido como la UCD tenía una capacidad de osadía para afrontar los grandes retos de la nueva etapa que aquí nadie quiere asumir porque se está más en la supervivencia que en la construcción de una nueva realidad.

¿Ve a alguien en el PSOE capaz de liderar al partido hacia esa nueva realidad?

Cuando uno está muy preocupado por sobrevivir va muy rápido hacia la muerte. Hay que dejar de preocuparse por sobrevivir para hacer otras cosas. Tengo la sensación de que las figuras que pueden representar ese relevo de Pedro Sánchez, si es que se da, van a tener las mismas preocupaciones. Tienen las tensiones entre barones y baronesas y la eterna promesa de Eduardo Madina que no se sabe muy bien qué papel podría jugar en esto. Si eso pasa, estaremos allí. Pero no parece que haya indicios de que esté pasando y mientras tanto nuestra responsabilidad es construir la alternativa.

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