La Audiencia Provincial de Madrid ha impuesto cuatro años de cárcel al informático personal de Lucrecia Botín, productora cinematográfica y prima de la presidenta del Banco Santander, por aprovechar su puesto de trabajo para sacar más de un millón de euros de sus cuentas. También ha sido condenado a devolver parte del dinero un matrimonio utilizado por el informático para canalizar el dinero que durante años sacó de las cuentas de Botín para sus gastos personales, algunos de ellos en el extranjero.
Lucrecia Botín es una de las hijas del banquero Jaime Botín, uno de los hermanos de Emilio Botín, y por tanto prima de Ana Patricia Botín, presidenta del Banco Santander desde 2014. En su trayectoria profesional, Lucrecia Botín se ha dedicado al mundo del cine: fundadora de la productora Morena Films, en su historial cuenta con éxitos como Celda 211 (coproducción en 2009), Altamira (2016), o Campeones (2018). En la actualidad, además, es presidenta del Festival de Cine de Santander.
Fue en 2010 cuando conoció a un informático que trabajaba para su productora y le propuso que se convirtiera en su informático particular, para ella y para miembros de su familia. Lo hizo durante años, desarrollando una relación de confianza y amistad con ella y con sus hijos, hasta que en 2019 empezaron a llegar cargos raros a las tarjetas de crédito de Lucrecia Botín. Gastos, por ejemplo, en México, donde nunca había estado.
La productora cinematográfica preguntó a su informático de confianza, pero negó saber algo de esos gastos. Unos gastos y salidas de dinero de sus cuentas que, según la Justicia, eran suyos: había utilizado la confianza que la familia Botín había depositado en él para cambiar claves, contraseñas y hacerse impunemente con su dinero, más de un millón de euros en total. Fue descubierto en 2021 y enviado a prisión provisional, donde permanece desde entonces.
El caso llegó a juicio en la Audiencia Provincial de Madrid el pasado mes de marzo y, según ha sabido elDiario.es, ha terminado en condena. Cuatro años de prisión para el informático por un delito de estafa “hiperagravada” además de una multa de 2.160 euros y la obligación de devolver a Lucrecia Botín gran parte del dinero que sustrajo: un total de 988.284,39 euros. El resto del dinero, otros 104.130,22 euros más, debe ser devuelto por el matrimonio al que usó a veces para canalizar el botín sin levantar sospechas de que estaba saqueando sus cuentas.
Desde PayPal hasta American Express
La sentencia declara probado que este informático, por su trabajo y por la confianza que la productora puso en él, tenía acceso a todos sus datos “privados y económicos”: desde tarjetas de crédito American Express hasta su cuenta personal de PayPal pasando por su correo electrónico de Gmail. Usó toda esta información para, según los jueces, “urdir un plan con el objeto de apropiarse de importantes cantidades de dinero”.
Lo hizo, al menos, durante tres años, entre 2017 y 2020. Creó varias cuentas de la plataforma de pago online PayPal a nombre de Botín y algunos de sus familiares, la vinculó a sus tarjetas de crédito y empezó a traspasar dinero a las nuevas cuentas fantasma. Casi un millón de euros que no solo utilizó para, por ejemplo, alojarse en hoteles sino que también canalizó a través de una cuenta de su propia madre, ajena a todo esto según los magistrados.
Tuvo dos aliados en esta operativa que también se sentaron en el banquillo. Un matrimonio que cuidaba de su madre y que vio cómo más de 100.000 euros del dinero de Lucrecia Botín iba a parar a sus cuentas de PayPal, aunque no sabían que el dinero venía de una estafa. La Fiscalía llegó a pedir cuatro años de cárcel también para ellos pero el tribunal madrileño entiende que no sabían que el dinero procedía de un robo y solo les condena, como partícipes a título lucrativo, a devolver esa parte del dinero.
El juicio tuvo lugar en los salones de la Audiencia Provincial de Madrid a mediados del mes de marzo. El informático negó los hechos, afirmó que el dinero que envió al matrimonio era suyo y no de Lucrecia Botín y que procedía de su trabajo: “El cambio de Windows por Apple, así como acondicionar todos los aparatos en las diferentes casas de la familia”, dijo. También que su clienta y denunciante estaba al tanto de todos esos gastos.
La productora cinematográfica negó esto de forma categórica. Explicó que en 2018 le llamó por primera vez para preguntarle por unos gastos extraños en Orlando, ciudad estadounidense donde no había estado. En otra ocasión, estando en Suiza, un comercio no le aceptó una tarjeta de crédito y la compañía le informó que el problema estaba en unos gastos en México, donde tampoco había estado. El informático, dijo ella en el juicio, intentó “devolver algunas pequeñas cantidades”.
La investigación puesta en marcha primero por Bankinter y después por la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil llevó hasta este informático, que fue enviado a prisión provisional en 2021 hasta su condena reciente de cuatro años de prisión. Actuó, dice la sentencia, “engañando a los responsables de las entidades bancarias haciéndose pasar por la titular de las cuentas y tarjetas bancarias, e incluso también a la denunciante”.
El matrimonio al que transfirió parte del dinero, por contra, queda absuelto aunque tendrán que pagar más de 100.000 euros: actuaron, dicen los jueces, “sin sospechar necesariamente aquellos que el dinero pudiera proceder de las tarjetas de la persona para la que el acusado trabajaba y que estuviera defraudando a la denunciante”. Fuentes del caso explica que el informático no ha recurrido pero que estos dos responsables a título lucrativo sí han llevado su condena hasta el Tribunal Superior de Justicia de Madrid.