Catalunya, Madrid, Castilla y León y ahora Andalucía. Inés Arrimadas lleva al timón de Ciudadanos apenas dos años y medio y el balance que ha cosechado a lo largo de todo ese tiempo no puede ser más desolador: cuatro derrotas electorales encadenadas, una riada de fugas y dimisiones de importantes cargos de la formación y una implacable opa hostil del PP para acabar con la formación que Albert Rivera ya dejó diezmada tras las elecciones de 2019. Su sucesora no ha sido capaz de cambiar el rumbo y ahora hará un último intento a la desesperada: refundar el proyecto con cambio de nombre incluido.
La fechas de los fracasos están grabadas a fuego entre los que aún quedan en el partido: el primero, el 14 de febrero de 2021, en Catalunya, feudo de la propia Arrimadas, donde pasaron de 36 a 6 escaños enterrando el pasado de éxito que les catapultó a la política nacional. Tres meses después, el 4 de mayo de 2021, sufrieron otra durísima derrota, esta vez en Madrid, en donde gobernaban con Isabel Díaz Ayuso pero tras el adelanto electoral se quedaron a cero al perder las 26 actas que tenían. A esas dos derrotas siguió otra más en Castilla y León, el pasado febrero de 2022, fruto de otro adelanto electoral, donde de los 13 procuradores con los que habían gobernado en coalición con el PP solo lograron retener uno, el del exvicepresidente del Gobierno, Francisco Igea.
El último batacazo que se ha añadido a ese negro balance ha sido el cosechado este domingo en Andalucía. Allí también gobernaban con el PP pero han desaparecido al no revalidar ni uno solo de los 21 diputados que sacaron en 2018. La decisión de Juan Manuel Moreno Bonilla de adelantar las elecciones cogió a contrapié a Ciudadanos, que ha sufrido en el sur la puntilla a su imparable declive.
Entremedias, elecciones en Galicia, donde el partido nunca logró penetrar, y un solo respiro en Euskadi, donde se hizo con dos diputados gracias a presentarse en coalición con el PP.
Ese ascenso y caída a nivel autonómico es el mismo que vivió el partido en el ámbito nacional. La formación se presentó a sus primeras elecciones generales el 20 de diciembre de 2015 y ahí logró 3,5 millones de votos y 40 escaños en el Congreso. En la repetición electoral de 2016 tras el pacto fallido con el PSOE retrocedió 8 diputados, quedándose en 32.
Su récord histórico lo marcó en las elecciones generales del 28 de abril de 2019, en las que subió a 4.136.600 votos (el 15,86% del total) y se hizo con un grupo parlamentario de 57 diputados, el tercero más numeroso del Congreso. Fue entonces cuando vetó cualquier negociación con los socialistas. Las elecciones se repitieron el 10 de noviembre y ahí vino la primera debacle: el partido obtuvo solo 10 diputados y 1,6 millones de votos.
Fue ese descalabro el inicio de la triste lista de derrotas electorales que han llevado a Inés Arrimadas a anunciar una “refundación” del proyecto, de los liderazgos y hasta del nombre. “Tenemos que hacer una reflexión política porque esta marca está muy castigada y no somos capaces de seducir y reconectar y que la gente nos vaya a votar en masa”, ha dicho Arrimadas, que pilotará esa renovación porque ni va a dimitir ella, ni va a forzar otros ceses.
A pesar de esta declaración de intenciones, Arrimadas de momento no ha dado muchos detalles de sus planes. Solo ha explicado que ese proceso deberá ser debatido y aprobado por las bases antes de las próximas elecciones autonómicas y municipales del 2023, que será la última oportunidad para ellos de sobrevivir en un tablero político cada vez más adverso.
Una “refundación” que ya anunciaron hace un año
Lo cierto es que no es la primera vez que intentan reflotar al partido. La derrota en Madrid en mayo pasado ya forzó a Ciudadanos a celebrar ese verano una Convención Política en la que se proclamaron “liberales” y señalaron también que iban a relanzar el proyecto para afrontar los meses venideros. “Saldremos de aquí rearmados, somos necesarios, la gente tiene fe en nosotros y saldremos adelante para llevar la bandera del liberalismo tanto en España como en Europa”, advirtió Edmundo Bal durante la primera jornada. Entonces ya se especuló con un posible cambio de nombre a ese 'Liberales', pero finalmente se descartó.
Desde Génova, sede del PP, el entonces líder del partido, Pablo Casado, ya había desatado una feroz operación de captación de dirigentes naranjas con el fin de fagocitarles, que se intensificó tras la fallida moción de censura en Murcia. Aquella operación de acoso y derribo del PP contra el partido que apuntaló a los conservadores en varios gobiernos contó con la ayuda desde Génova de Fran Hervías, exsecretario de Organización de Ciudadanos del que la nueva dirección del PP ha prescindido ahora.
Ciudadanos se encamina ahora hacia su desaparición mientras las voces para que Arrimadas se vaya con toda su Ejecutiva aumentan. Una de ellas ha sido la del exvicepresidente madrileño y líder regional, Ignacio Aguado, que ha roto su silencio para exigir la dimisión de toda la dirección nacional y la creación de una gestora.
Pero Arrimadas hace oídos sordos a todas esas peticiones y está dispuesta a resistir mirándose en el espejo de los liberales europeos –con los que se reunirá esta misma semana–, y más especialmente al partido liberal alemán que, como ha recordado, ha pasado por “momentos durísimos” pero que tiempo después ha salido a flote e incluso ha logrado gobernar.
El que este martes daba algunas pistas sobre ese proceso de “refundación” ha sido el portavoz adjunto de Ciudadanos, Edmundo Bal. Según ha adelantado, va a ser un un proceso en el que se van a cuestionar “los liderazgos y los programas políticos”. “Pondremos patas arriba el partido”, ha sentenciado. Según ha explicado el mecanismo que utilizarán para realizar esa catarsis, dado que Arrimadas ha descartado una Asamblea extraordinaria, “estará dentro de los estatutos” y será decidido por “el comité técnico del partido” que ya trabaja en ello y les recomendará “cual es el mejor procedimiento”. No hay más detalles.
Dicho esto, el portavoz adjunto de Ciudadanos ha afirmado que “el liderazgo de Inés no está en cuestión”. “Inés ha salido de la reunión que celebramos ayer de la Comisión Permanente más fuerte que nunca. Estamos todos conjurados para sacar adelante este partido”, ha asegurado Bal, uno de los pocos dirigentes que, junto a Begoña Villacís, le quedan en el mermado banquillo a Ciudadanos, la formación que hace tan solo tres años tuvo la oportunidad de elegir otro espacio político y ahora reconoce sus errores.
Así lo reconocía este martes Arrimadas: “Ciudadanos ha pagado caro haber entregado al PP las cuatro presidencias del Gobierno a un partido que había sacado objetivamente el peor resultado de su historia”. También señalaba que en 2019 Ciudadanos “no fue capaz de tender una mano” para cerrar un Gobierno con el PSOE por culpa del exlíder del partido, Albert Rivera, quien, a su juicio, “hubiera demostrado realmente que el que no quería pactar era Sánchez”. “Le pusimos muy fácil a Sánchez la repetición electoral y asumimos nosotros luego las culpas”, ha lamentado Arrimadas.