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El debate sobre la calidad de la democracia española toma la sesión de control al Gobierno

“¿Considera el Vicepresidente Segundo que España es una democracia plena?”. La pregunta formulada este miércoles por el secretario general del PP, Teodoro García Egea, a Pablo Iglesias ha sido la más explícita, pero no la única. La habitual sesión de control al Gobierno ha transmutado durante buena parte de su desarrollo en un debate en el Congreso sobre la calidad democrática del país, con los partidos de la derecha señalando la “anormalidad” de que Unidas Podemos forme parte del Ejecutivo, los partidos de la izquierda soberanista reprochando problemas de libertad de expresión por el encarcelamiento de Pablo Hasél y el propio Iglesias debatiendo con el diputado de Ciudadanos Guillermo Díaz sobre la salud de los medios de comunicación.

Uno de los ejes de la campaña de Podemos en las elecciones catalanas pasaba precisamente por situarse como un agente político que tiene entre sus objetivos “mejorar” la democracia española. Los tracking internos que manejaban los partidos en las semanas previas a los comicios mostraban una tendencia descendente para En Comú Podem. El planteamiento puso sobre la mesa las diferencias entre Unidas Podemos y el PSOE ante la situación de los presos independentistas, por ejemplo. Las palabras del vicepresidente generaron un gran revuelo y él volvió a insistir más adelante: “Las críticas revelan que lo que dije es verdad”.

La candidatura de Jéssica Albiach logró aguantar la representación parlamentaria y aguantar el crecimiento del PSC y de la CUP. Pero con las urnas cerradas y el recuento finalizado, el asunto sigue activo, aunque esta vez no por la estrategia de Podemos, sino por decisión de la oposición al Gobierno de coalición, que tiene en el vicepresidente una de sus dianas preferidas para atacar al Ejecutivo.

La ronda comenzaba con Pablo Casado. El líder del PP reclamó al presidente del Gobierno, quien ignoró el planteamiento para replicarle con sus malos resultados en Catalunya, la destitución de Iglesias. “Nos lleva a la Venezuela del señor Chávez, solo le importa el control de jueces”, aseguró desde su escaño. “No ha dejado de atacar a las instituciones”, sostuvo Casado, que en el pasado ha considerado “ilegítimo” al Ejecutivo de coalición, con el PP calificándolo en algún momento de “dictadura”.

Tras Casado, la diputada de Junts Míriam Nogueras apeló a la continuidad de los presos del procés en la prisión como una señal de mala calidad democrática. Nogueras sumó el reciente encarcelamiento del rapero Pablo Hasél: “Estamos defendiendo los derechos fundamentales. No vamos a dejar de exigir su libertad”.

El ciclo de preguntas a Sánchez culminó con Inés Arrimadas. La líder de Ciudadanos no se anduvo con rodeos: “En España pasan cosas que no son normales en una democracia”. Sorprendido, el presidente del Gobierno respondió con un dato que se ha convertido en el comodín de las últimas fechas: el país está entre los 23 con una democracia más plena, según un índice del semanario británico The Economist.

La presidenta de Ciudadanos, como antes había hecho Casado, señaló que la “anormalidad” pasa por las manifestaciones, y posteriores altercados, de la última noche en Catalunya ante la entrada en prisión de Hasél, de las que acusó directamente a Pablo Iglesias, y por la composición del Gobierno. “Nunca antes en España habíamos tenido un partido populista dentro del Gobierno y unos radicales separatistas como socios. Nunca antes habían tenido tanto poder y tanta impunidad”, señaló Arrimadas, quien el pasado domingo vio cómo los 36 diputados que logró en las urnas en 2017 se convertían en seis. Y concluyó: “Hay millones de españoles muy preocupados por la situación política en Catalunya y en el conjunto de España”.

La vicepresidenta, Carmen Calvo, también fue objeto de las preguntas de la oposición. El portavoz de Vox, Iván Espinosa, recuperó uno de los reproches clásicos desde hace ya 13 meses: “Este Gobierno se formó basado en un engaño”. Una cita casi calcada de lo dicho unos minutos antes por Pablo Casado.

El elefante en la habitación

Pero el plato gordo del día era, evidentemente, Pablo Iglesias. Primero, el número dos del PP. Teodoro García Egea, en su habitual cara a cara con el vicepresidente segundo, le dijo “entender” por qué hablaba tanto de “anormalidad democrática”. Y recitó de carrerilla los habituales reproches al Gobierno, especialmente a la parte de Podemos: intentar controlar a la Justicia, utilizar recursos públicos en beneficio personal, “defender a los okupas” y “silenciar al Parlamento”, entre otros.

Iglesias aprovechó su respuesta para hablar del “elefante en la habitación”. Una referencia al libro del estadounidense George Lakoff que, bajo el título No pienses en un elefante, es uno de los imprescindibles para los expertos o interesados en comunicación política. “El tema de discusión fundamental hoy es si hay normalidad democrática”, respondió Iglesias, quien aprovechó para insistir en que no la hay y para acusar precisamente al PP de ello: “Ojalá hubiera plena normalidad democrática, pero si no la hay es precisamente por lo que su partido le ha hecho a la democracia española”.

García Egea le respondió reprochándole “decir sandeces”, pero el vicepresidente no quiso soltar el tema, visiblemente agradecido de que el marco comunicativo del día le fuera tan propicio. “Deduzco de su intervención que usted piensa que no hay normalidad democrática, pero por razones diferentes que nosotros”, arrancó Iglesias, para exponer sus propios motivos aprovechando que su turno cierra el debate: “No me parece normal que Cifuentes se vaya de rositas y Hasél esté en la cárcel. No me parece normal que su partido se haya financiado ilegalmente durante décadas. Entiendo que se cambien de sedes, lo que los ciudadanos desearían es que ustedes dejaran de robar. No es normal pagar al medio de Federico Jiménez Losantos para mentir sobre el 11M. Vienen a gritar y a patalear, van a seguir haciéndolo durante mucho tiempo y mientras tanto nosotros seguiremos gobernando”.

Pero la ofensiva de las derechas no terminaron ahí. La adjunta de Espinosa, Macarena Olona, citó en su cara a cara con Iglesias las recientes palabras del presidente del TSJ de Castilla y León, José Luis Concepción, para, sin mencionarle, afirmar que “la democracia está en solfa porque el Partido Comunista forma parte del Gobierno”. Una frase que, de momento, le ha supuesto el reproche de una vocal del CGPJ. “Es un pirómano que intenta desestabilizar al Gobierno. La amenaza de la democracia es usted”, espetó Olona.

Iglesias respondió recordando que la propia dirigente de Vox glorificó este pasado fin de semana la figura del exgeneral de la Guardia Civil Enrique Rodríguez Galindo, quien fuera condenado por terrorismo. El vicepresidente acusó a Vox de hacer “permanentemente apología” de la “dictadura” y del “terrorismo de Estado”. Otro debe en la cuenta de resultados de la democracia, según Unidas Podemos.

El broche al día en el que se ha debatido sobre calidad democrática lo ha puesto una interpelación de Ciudadanos dirigida a Iglesias para “garantizar el ejercicio del periodismo en libertad y sin injerencias políticas”. “Sabe mucho de comunicación y de propaganda”, inició su discurso el diputado Guillermo Cid. “Las democracias están en peligro cuando un lado del tablero tiene tentación de gobernar con quien tiene afinidad ideológica, pero no creen en la democracia”, apuntó en referencia a Sánchez.

Cid, defensor de un “liberalismo político” casi ausente en el arco parlamentario, en su opinión, dijo de Iglesias que “se dedica a ser la carcoma de la democracia”, que “ha parasitado el dolor ajenos”, y de “arremeter contra la prensa porque hay dos cosas que nacen y mueren a la vez: periódicos y democracia”. “Es posible la democracia sin partidos, pero no sin periódicos”, apuntó.

La respuesta de Iglesias arrancó con lo evidente: “Le agradezco que me dé la oportunidad de reflexionar en sede parlamentaria de algo importante sobre lo que casi nunca se reflexiona: el poder mediático y el papel del poder mediático en la democracia”. El líder de Unidas Podemos, un fanático de la comunicación política mucho antes de tener siquiera la idea de poder funda un partido político, aprovechó la ocasión para desgranar desde la tribuna su opinión sobre la salud de los medios de comunicación en España.

“Los poderes mediáticos deciden las agendas, los temas que se tratan, qué voces y opiniones se escuchan”, apuntó. “Deciden buena parte de todo lo que se puede ver, oír y leer en este país”, añadió. El líder de Podemos citó también otro clásico, la entrevista de Pedro Sánchez en Salvados en 2016: “Dijo que determinados poderes mediáticos, y mencionó al grupo Prisa, le habían presionado para que no llegar a un acuerdo con nosotros. Una empresa de comunicación le decía al candidato socialista que le iban a dar bien si acordaba con Podemos”.

Y zanjó: “Creo que usted reconocerá el enorme poder para tutelar las democracias de los poderes mediáticos, y eso merece una discusión”. La conclusión para el vicepresidente tampoco es nueva. Pero sí que sea la guinda con la que se ha cerrado esta sesión de control al Gobierno, que le ha permitido mantener un marco que, cree, le viene muy bien a sus aspiraciones de no subalternizarse al PSOE: “Es un peligro para el periodismo que el sistema mediático esté dominado por bancos y fondos buitre. Tiene consecuencias sobre la libertad en el ejercicio del periodismo. ¿Usted cree que un partido es libre cuando tiene deudas con los bancos; que pude hacer algo que afecte a los intereses de esos bancos si además son propietarios de las televisiones que van a definir la opinión de la ciudadanía sobre esos partidos?”.