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CRÓNICA

No diga Europa, diga Puigdemont

Ribera y Montserrat en el debate del miércoles.
23 de mayo de 2024 01:16 h

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¿Pactos con la extrema derecha? ¡Puigdemont! ¿Conflicto con Milei? ¡Puigdemont! ¿Riesgos por el uso de TikTok? ¡Puigdemont! En el primer debate de las elecciones europeas por televisión, Dolors Montserrat clavó el argumentario del Partido Popular en una nueva demostración de que da igual qué tipo de elección se celebre en España. El mensaje es el mismo que si se elige al Parlamento español, el catalán o el europeo. En cualquiera de las tarjetas que utilizaba la candidata aparecía la palabra maldita: ¡¡¡Puigdemont!!!

Un día antes del inicio de la campaña, La Sexta unió a las candidatas del PSOE y del PP, Teresa Ribera y Dolors Montserrat. No se gastaron mucho en escenografía –una mesa alta y las dos protagonistas de pie–, pero no todos los grandes debates tienen que estar situados en una nave espacial. En el fondo, dominaban los tonos azules de la bandera europea para servir de guía a las protagonistas. No es que sirviera de mucho, pero al menos había que intentarlo. Inevitablemente, tenía que aparecer... Puigdemont.

A la primera pregunta de la moderadora, Ana Pastor, a Montserrat sobre posibles pactos futuros en Bruselas con la extrema derecha, la candidata del PP respondió diciendo que pondrán “el programa de su partido sobre la mesa”. A la pregunta a Ribera sobre si estos comicios serán un “plebiscito sobre Pedro Sánchez”, la socialista se remitió a la primera cuestión planteada a la rival sobre la extrema derecha. Cada una venía con su mensaje y sacarlas de allí era complicado. En el tramo final del debate, cuando tocaba hablar de polarización, pasaron directamente a hablar de Catalunya. Y Montserrat volvió a mencionar al “prófugo de la justicia”. Para qué disimular.

Sobre los grandes debates europeos, se habló lo justo. Obviamente, sobre la guerra de Ucrania, aunque tampoco mucho. A cuenta del cambio climático, algo pero no demasiado, lo que perjudicó a Ribera. Podría haber sido el debate de unas elecciones españolas, porque también lo son. La socialista vendió a tope los grandes éxitos del Gobierno de Sánchez y llegó a hablar de “exportar el modelo español”: “Nuestra propuesta para Europa es lo que estamos haciendo aquí”.

Montserrat repitió lo que ya había anunciado Alberto Núñez Feijóo esta semana. La medida estrella es perdonar los impuestos directos a los jóvenes en su primer empleo “en los primeros cuatro años”. Lo cierto es que a la mayoría de los jóvenes les encantaría tener que pagar mucho dinero después de hacer la declaración de la renta, porque significaría que su salario es muy alto. Esto no es lo que suele ocurrir para la mayoría de ellos en sus primeros años en el mercado laboral.

Ribera respondió con las cifras habituales en la sesión de control en el Congreso. “En los seis años de Rajoy, se crearon 400.000 puestos de trabajo. En los seis primeros años de Sánchez, se han creado 3,6 millones de puestos de trabajo”, dijo. Comparar coyunturas económicas diferentes es un clásico en los debates políticos, aunque siempre es discutible. Rajoy ganó las elecciones de 2011 gracias a una crisis económica gigantesca y luego tuvo que afrontarla en años muy difíciles. Pero el dato final es el que es.

Fue el momento en que Montserrat sacó un cartel con la cifra 65%. Dijo que ese era el aumento de los “niveles de pobreza en España”. Resulta todo un enigma saber de dónde ha sacado ese dato teniendo en cuenta el descenso del paro y de la temporalidad en los últimos años.

Lo que es indudable es que España es el cuarto país de la UE con mayor tasa de población en riesgo de pobreza y exclusión social con un 26% y que la desigualdad de ingresos es de las más altas en la UE. Al mismo tiempo, hay que recordar que ese porcentaje es el más bajo desde 2015, año en que gobernaba el PP. La tasa más alta se produjo en 2016 cuando Montserrat era ministra de Sanidad y Servicios Sociales.

La otra línea de ataque del PP en esta campaña será la agricultura y ganadería. Montserrat denunció “la competencia desleal que sufren los agricultores” sin decir de dónde viene. El campo recibe subvenciones europeas millonarias procedentes de la PAC, es decir de la UE, que a su vez tiene firmados acuerdos comerciales con otros países, como por ejemplo Marruecos, para recibir sus exportaciones agrícolas. No se puede desligar una cosa de la otra y todos los gobiernos lo saben.

“Usted se sumó al ataque a la fresa de Huelva”, acusó Montserrat a Ribera sin explicar cómo. Tendría que haber hablado de Doñana y seguro que no le interesaba. Llegó a decir que el Gobierno había dejado entrar “fresas con hepatitis”, casi como si supiera que venían contaminadas.

No se molestó en comentar que la Comisión Europea anunció muy pronto que no llegaron a estar a la venta en ningún punto de España o de otro país europeo. El Gobierno andaluz confirmó que había localizado al importador y al distribuidor y que el segundo no llegó a ponerlas en el mercado.

Cuando Ribera afirmó que una victoria de Marine Le Pen en Francia haría que los productos agrícolas españoles lo tendrían más difícil para venderse en el país vecino –un riesgo que es improbable que Bruselas fuera a permitir–, Montserrat debió de sentirse nerviosa porque sacó el comodín que traía de casa. “¿Sabe quién es Junts? Pedro Sánchez dijo que Puigdemont era el Le Pen español. Así que no me hable de Le Pen”. Mejor hablar de Puigdemont que del hecho de que el PP no dio el voto afirmativo en el Congreso a la ley de cadena alimentaria.

En el terreno de la pura fantasía a la hora de defender al campo, Montserrat sugirió que plantarán cara a Donald Trump: “No vamos a permitir que se pongan aranceles a los productos agrarios españoles cuando cambie un gobierno en EEUU”. La capacidad de España de impedir a alguien como Trump, si regresa a la Casa Blanca, de aumentar los aranceles al aceite o al vino españoles es cercana a cero. Es lo que pasó en su primer mandato y el Gobierno de Rajoy no pudo hacer mucho al respecto.

Había sido un debate extraño, porque ambas candidatas no se interrumpían y dejaban al rival exponer sus argumentos. Estamos acostumbrados a cosas peores. Fue sacar Ribera el tema del cambio climático y Montserrat decidió que se acababan las buenas maneras. También era el momento de echar mano de los temas que traía guardados, aunque no tuvieran nada que ver con Europa.

Enseñó otro cartel con la cifra 1.100. Últimamente, los partidos se curran muy poco los carteles que enseñan en los debates televisados. Una cifra y a correr. Era el número de “1.100 depredadores” con condenas reducidas por la ley del sólo sí es sí. No hay campaña en la que no se puedan sacar los grandes éxitos del pasado.

En su intervención final, la candidata del PP prometió que luchará en Bruselas contra la ley de amnistía. Para entonces, ya estará aprobada y presumiblemente aplicada. Eso no tiene mayor importancia para Montserrat. Se va a pasar toda la campaña hablando de Puigdemont.

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