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La derecha hace esfuerzos por mantener vivo el procés tras la investidura de Illa
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OPINIÓN | 'Hablando de federalismos, soberanías e interdependencias', J. Subirats

La derecha se esfuerza por mantener vivo el procés tras la investidura de Illa

El líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, durante una reunión de los grupos parlamentarios del PP.

Alberto Ortiz

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El PP se esfuerza en propagar la idea de que el procés independentista catalán no ha terminado. Sigue vivo, aseguran, y sus líderes, tan fuertes como hace una década. Todo ello a pesar de que Salvador Illa se convirtió la semana pasada en el primer president de Catalunya no independentista desde finales de 2010. La investidura del líder del PSC consolidó la victoria que obtuvo en las elecciones del pasado 12 de mayo y que dejó a las fuerzas soberanistas en mínimos históricos.

El partido de Alberto Núñez Feijóo ya ha superado las dudas internas que generó este asunto tras las elecciones del 12 de mayo, cuando quedó claro que el independentismo no tenía los números para seguir en el Palau de la Generalitat. Entonces, el líder de la formación llegó a contradecir a su candidato en Catalunya para mantener que, a pesar del resultado, el procés no había “muerto”. 

Este lunes, en una entrevista en la cadena COPE, Feijóo acusó a Illa de haber aceptado un “programa independentista” y argumentó que la situación actual es “peor que antes del procés”. “Antes los independentistas solo mandaban en Catalunya, ahora también mandan en España. Todo va a depender de los siete votos de Puigdemont. El presidente de Gobierno lo es mientras lo quieran los independentistas”, razonó. 

El de Feijóo es el argumentario que circula en Génova y que han ido pronunciando los diferentes líderes en los últimos días, empezando por Alejandro Fernández, el líder del PP catalán, que tras el 12M y antes de ser corregido por Feijóo dijo que el procés estaba “finiquitado”. Durante el debate de investidura de Illa, consiguió cuadrar el argumentario y concluyó que esa etapa había “resucitado”. “No abre usted una nueva etapa, usted resucita hoy aquí el procés, lo remodela, lo reforma y se está viendo hoy en las calles de Barcelona”, le dijo al nuevo president desde la tribuna. 

Desde entonces, tanto Dolors Montserrat como Carmen Fúnez, que han ejercido como portavoces, se han centrado en explicar que no importa que Illa no sea independentista y que el 12M dejase a ese espacio político con su menor representación histórica. No es el continente sino el contenido, y el contenido sigue siendo el mismo, razonan. “Ayer [por el sábado] vimos a un Illa que tomaba posesión sin la bandera de España, que asumía toda la agenda independentista de ERC y Junts”, dijo este fin de semana la eurodiputada del PP. 

“La agenda de Sánchez no es política sino judicial”, prosiguió Fúnez este lunes, en una rueda de prensa. “Es la agenda del independentismo y del separatismo. Sánchez se ha convertido en el mayor impulsor del independentismo”, dijo, para insistir en que el nuevo Govern “confirma la apuesta por hacer seguidismo del independentismo”. Y cerró el argumento: “Lo recalco porque al final de lo que hoy estamos hablando no es solo de personas. Las personas cumplen un papel secundario, lo importante son los acuerdos”. 

El PP usa este argumento ante las dificultades para criticar los perfiles que Illa ha elegido para su nuevo gabinete, como reconoció el propio Fernández este lunes en un tuit. “Conozco a la práctica totalidad de consejeros que acaba de nombrar Illa. Son personas competentes y no se me caen los anillos por reconocerlo públicamente”, dijo. Para seguir a continuación el argumentario: “Pero como su misión es ejecutar el infame acuerdo que han firmado con ERC (mezcla de lo peor del nacionalismo y la extrema izquierda) nos van a tener enfrente con absoluta determinación”. 

Feijóo ha decidido por el momento continuar la estrategia que usó para el 12M y que continuó después en la campaña de las europeas, centrada en las críticas a la ley de amnistía que se aprobó precisamente en esos días. Lejos quedan las declaraciones en las que no descartaba un concierto para Catalunya o el momento mucho más reciente en el que su partido se abrió a un indulto a Carles Puigdemont. En la hoja de ruta actual del dirigente conservador, manda el tono duro contra el independentismo porque al fin y al cabo, el independentismo ahora es el PSOE.

El líder del PP aprovecha también los movimientos de los sectores más conservadores de la judicatura. Una vez aprobada la ley de amnistía, el juez Pablo Llarena del Tribunal Supremo rechazó que Puigdemont se acogiera a la misma. De esta forma le mantiene investigado por malversación y le impide beneficiarse de la medida de gracia como ya han hecho 93 personas.

Además, Feijóo ha prometido un inicio de curso movido para Pedro Sánchez. En la entrevista de este lunes ha diagnosticado una “urgencia nacional”, aunque no tanto como para activar ya mismo al partido: lo hará en septiembre, cuando ha anunciado una reunión con presidentes autonómicos (su formación controla 12 territorios). Se trata de un movimiento para contraprogramar la Conferencia de Presidentes que el Gobierno tiene previsto convocar ese mes. 

La llamada a los dirigentes territoriales no es casual. Se produce en un momento de malestar generalizado contra el acuerdo entre el PSC y ERC para un concierto económico en Catalunya. Esta vez, a diferencia de lo que ocurrió con la amnistía, las críticas se extienden entre los barones socialistas y también en Sumar. “Estamos ante una urgencia nacional. Tenemos un desafío nacional que es mantener el estado del bienestar solidario”, dijo este lunes en COPE. 

El PP sostiene que el pacto para un concierto en Catalunya –que para materializarse necesita el difícil aval del Congreso– tendrá una consecuencia directa, un “recorte” y un “tijeretazo”, como dijo Fúnez este lunes, una predicción que parece más bien una advertencia en un contexto en el que el PP gobierna doce gobiernos autonómicos, entre ellos el de Madrid y el de Andalucía, con una cuestionada gestión sanitaria a su espalda.

Feijóo fue más lejos y acusó a Sánchez de “derogar” la Constitución con este acuerdo. “España no es una nación sino un estado plurinacional. No hay un estado de las autonomías sino de naciones. Ya no sabemos si estamos en un estado federal. Estamos viviendo en un delirio y creo que los españoles debemos estar convocados porque estamos ante un desafío nacional”, dijo. 

El líder el PP llamó de hecho a los socialistas “coherentes” que están en contra de un pacto como este para que no lo apoyen en el Congreso, consciente de que el Gobierno tiene muy difícil conseguir los apoyos para sacar adelante una reforma de la financiación autonómica en las condiciones que se plantean en el acuerdo para la investidura de Illa. 

Feijóo de hecho se agarra a que esos problemas parlamentarios terminen con el Gobierno de Sánchez. “Ni siquiera tenemos la seguridad de que vamos a tener gobierno en diciembre”, dijo en esa misma entrevista. “No depende de él mismo. No sabe si va a tener presupuestos o no”, redundó para recordar que en julio Junts tumbó la senda de estabilidad, el paso previo para la aprobación de las cuentas públicas, que Moncloa pretende llevar de nuevo en septiembre. 

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