Se buscan “defensores de las democracias liberales y de las libertades, tanto individuales como de libre emprendimiento, independientemente de sus preferencias políticas” para convertirse en espectadores de una nueva televisión. También impacientes por “una alternativa” en la parrilla. Y “modernos, comprometidos y leales a la tradición” para ser lectores de un nuevo periódico digital. Así se anuncian ya los medios de comunicación que nacen este otoño. Sobre todo, dos televisiones que aspiran a convertirse en La Sexta del sector más conservador. Porque la mayoría de esos lanzamientos se sitúa en ese ala de la derecha política, a pesar de que todos dicen nacer sin posicionamiento ideológico.
“Lanzar un medio hoy se hace para buscar influencia sobre la opinión publica y el poder. Hay una percepción en los políticos de los partidos de centro derecha de que las audiencias están escoradas hacia la izquierda y de que sus ideas no tienen eco en los medios como les gustaría, sobre todo en la televisión”, analiza Xosé Ramón Rodríguez Polo, profesor de opinión pública de la Universidad Rey Juan Carlos. “Ahora deben calcular cuánto están dispuestos a pagar por esa influencia, sobre todo en las televisiones”, añade.
Su colega Víctor Sampedro, catedrático de la misma universidad, va más allá. Para él, el “bloque conservador se está preparando mediáticamente para poder recoger el poder. Y lo hará recurriendo a cuestiones polarizadas e identitarias, como la identidad nacional o la inmigración”. Según su análisis, “la connivencia derecha-ultraderecha a nivel político” se produce también a nivel editorial. “Se ve, por ejemplo, en cómo las fake news de la ultraderecha son recogidas en periódicos conservadores. Eso es algo que nunca haría The Times en Inglaterra con las publicaciones de The Sun. Pero aquí en España esa mayor connivencia produce sinergias y esas sinergias hacen que tengan mayor capacidad de movilizar a la gente”.
Entre los nuevos proyectos destacan, especialmente, dos televisiones. Una tiene como principal impulsor a Marcos de Quinto, exdiputado de Ciudadanos y expresidente de Coca-Cola España. Tiene como socios al empresario murciano de la comunicación Juan Francisco Zambudio, presidente del grupo Zambudio, responsable, entre otros proyectos, de Televisión Murciana, y a Félix Revuelta, fundador de Naturhouse, que presidirá el comité editorial. La nueva televisión se llama La Séptima, toda una declaración de intenciones por ocupar ese puesto en el dial tras La Sexta, y una alusión velada también a esta cadena que se ha convertido en el referente de televisión que basa su programación en la información y la actualidad. Está previsto que comience sus emisiones, desde Madrid y Murcia, a finales de año o comienzos de 2022. Lo hará, como ya ha anunciado, con un canal de TDT y una OTT, una plataforma de ámbito nacional pero “con vocación hispanoamericana”. Según sus fundadores, el proyecto no tiene “adscripción política alguna” ni estará “supeditado a los intereses de ninguna formación política”. Quieren, añaden, “aglutinar a todos los defensores de las democracias liberales y de las libertades”.
El otro proyecto televisivo tiene nombre parecido: 7 noticias (7nn). Es el nombre escogido por el periodista Marcial Cuquerella, exdirector de Intereconomía TV, para su apuesta. Comenzará a emitir el 12 de octubre, simbólica fiesta nacional, y lo hará en TDT y plataformas digitales, como ha comunicado. 7 noticias se anuncia desde hace días en las redes sociales como “la televisión que todos estaban esperando”. Pero ese todos tiene una clara segmentación con una programación y línea editorial extremadamente conservadora. Se ve en sus fichajes, como Luis Losada, que también proviene de Intereconomía, o el historiador Fernando Paz, que presentará un programa todas las noches. Paz era candidato de Vox por Albacete al Congreso en las elecciones de 2019 y tuvo que dimitir por las críticas que el partido recibió por su postura negacionista sobre el holocausto nazi y sus ataques a los homosexuales.
La clave de ambos lanzamientos, o de su eventual éxito, no está sólo en su programación. Todavía falta por saber cómo operarán ambas televisiones. El mercado de la TDT está hoy cerrado y hay pocas licencias de ámbito estatal disponibles. En 2015, el Gobierno del PP adjudicó las seis últimas que se han concedido. Fueron para Real Madrid, Atresmedia, Mediaset, 13TV, de la Conferencia Episcopal, Radio Blanca, del empresario Blas Herrero, y Central Broadcaster Media, conocida por la productora Secuoya. En total hay 21 canales en abierto para todo el territorio, más de la mitad en manos del duopolio del sector que hoy forman Mediaset (con siete licencias) y Atresmedia (con seis). Alquilar una de esas señales supondría un desembolso de entre 7 y 8 millones de euros al año y comprarla no tiene precio fijo pero podría superar los 25.
Ninguna de las dos cadenas, de hecho, ha anunciado aún cómo operará. Desde La Séptima, la que impulsa De Quinto, apuntan a que ese anuncio se realizará en las próximas semanas. “Se está cerrando la ronda de consultas con inversores”, afirman desde la cadena. La 7, en principio, no dispondrá de una licencia nacional y lo hará con una autonómica para después tratar de llegar a una audiencia mayor a través de plataformas digitales.
“Es verdad que en España hay un hueco para esos canales. Es un formato que se desarrolla mucho en el resto del mundo y con el que La Sexta fue pionera. Canales muy basados en la actualidad y la palabra. Porque, además, en la televisión lo más barato es la saliva: gente hablando”, analiza el productor José Miguel Contreras.
Catedrático de universidad y uno de los impulsores de La Sexta, Contreras explica cómo se ha llegado a este momento. Hace cuatro décadas surgieron los canales de noticias, con CNN como referencia. Pero el formato entró en crisis cuando la información inmediata pasó de la televisión a Internet. “Hoy el modelo está de capa caída, no se consume y es caro, pero en cambio están en auge los canales de opinión, donde hay debate y actualidad. En Estados Unidos, y el mejor ejemplo es Fox News, han tenido mucho éxito”, afirma.
La tendencia, añade, se ve ahora en otros países europeos. “La mayoría, canales muy conservadores, con una gran polarización política para aquellos que buscan los nichos de opinión que confirmen sus propias opiniones”, añade. “Ante una sociedad que se polariza, el público busca el respaldo en algunos medios. En ese sector de la derecha Antena 3 y Telecinco no se lo dan. Por eso surgen iniciativas para dar refugio a esos públicos”, le secunda el profesor Rodríguez Polo.
Esas son dos de las claves del contexto en el que se produce hoy el lanzamiento de nuevos medios. Por un lado, el auge de la información política, que el público demanda desde hace años y que permite a las televisiones, además, diferenciarse de las plataformas, como Netflix, que les están quitando audiencia. Por el otro, el momento de máxima polarización que se vive en el país. “Se trata de una manifestación más de un sistema polarizado escorado a la derecha y asimétrico, porque del número de voces en presencia, más numerosas a la derecha, éstas se acercan más al extremo, a la ultraderecha, que las de izquierda”, apunta Bernardo Díaz Nosty, catedrático de periodismo de la Universidad de Málaga. “Ahora bien, incidir en un espacio tan saturado, puede fragmentar y atomizar las voces conservadoras y reducir su credibilidad e influencia”, añade.
Eso ya sucedió. En ese sector de la televisión compitieron hace unos años las cadenas ultraconservadoras Intereconomía y 13TV. El resultado de la contienda tuvo como vencedor a 13TV. Intereconomía desapareció en 2016 y se convirtió tres años más tarde en El Toro TV. Hoy es un canal de audiencia prácticamente residual sin señal estatal. 13TV, por su parte, se convirtió en Trece y desde 2015 tiene esa licencia propia de TDT nacional. Sin embargo, su audiencia apenas llega al 2%. Y no son la política ni la actualidad su mayor reclamo, sino sus sesiones de cine, sobre todo las películas de vaqueros, que rozan el 4%, el récord de una cadena que ‘triunfa’ también con las misas de lunes a sábado, que siguen 90.000 espectadores.
“Aunque haya hueco para esas televisiones, como se ve en todo el mundo, el caso español es particular. Aquí es muy difícil sobrevivir. Hacer una TDT rentable es muy complicado si no te mueves por encima del 2 o el 3% de audiencia”, apunta Contreras. La clave de la rentabilización está en poder convertir esa audiencia en ingresos publicitarios. Pero esto no sucede de forma proporcional. La fórmula se conoce en el sector conoce como “power ratio”. Cada punto de audiencia no se corresponde a un punto de los ingresos publicitarios. “Atresmedia y Mediaset acaparan casi todo porque por el poder que tienen logran convertir cada punto en casi dos puntos de publicidad. Muchos anunciantes, como saben que sus canales tienen las grandes audiencias, pagan más por aparecer en ellos”, explica.
El año pasado hubo en la televisión 1.600 millones de euros de ingresos publicitarios. Antena 3 y Telecinco lideran la parrilla con más de un 13% de audiencia media cada una. Si fuera proporcional, de esos 1.600 se llevarían ese 13%, pero con la conversión de power ratio se convierte en más de un 20%. Los canales con menos audiencia, en cambio, como Trece, el duodécimo en audiencia, no sólo no convierten cada punto en uno de ingresos, sino que, para compensar las ganancias de los otros, ven como cada punto suyo sólo da medio en la tarta de la publicidad. “La realidad hoy es que para lanzar una nueva televisión, como éstas que ahora salen, o buscas a alguien dispuesto a perder dinero o es realmente difícil. Y a ver quién quiere invertir para perder dinero… Trece puede, porque se financia a base del cepillo de la Iglesia, pero es un caso único”, lo resume Contreras.
Novedades también en prensa escrita
En la prensa cambian la ecuación y el escenario. Las inversiones radicalmente inferiores permiten que surjan mayor número de actores y así va a suceder este otoño.
Por el flanco de la derecha, nacerá El Debate, en línea desde el 1 de octubre. “Modernidad, compromiso y lealtad a la tradición” son los valores que anuncia respaldar. Lo dirige Bieito Rubido, director durante una década del diario ABC y antes de La Voz de Galicia. Lo financia la universidad privada católica San Pablo CEU. Para su proyecto han recuperado una cabecera histórica del periodismo español. Tan histórica que nació en 1910, fue suspendida durante la República y desapareció finalmente en 1939 porque Franco no autorizó su reaparición. El Debate, accesible sin suscripción, está claramente situado en el espectro más conservador. Su columnista estrella, de hecho, es Alfonso Ussía, que definía así el periódico en Twitter días antes de su lanzamiento: “Un periódico digital libre, español, constitucionalista, defensor de la familia y las instituciones. Humanismo cristiano. Y sin necesidad de pedir subvenciones”. La línea editorial es tan claramente tradicional que sus responsables han querido asegurarse de que sus periodistas también lo sean. “¿Estás casado?” o “¿qué concepto tienes de la familia?” son dos de las preguntas que ha realizado Rubido en las entrevistas de trabajo a los nuevos redactores.
Y otro actor que no es nuevo se reconvierte. El portal The Objective está en proceso de duplicar su plantilla para “entrar en la pelea diaria”, como lo definen desde la redacción. Modernidad, tecnología y estética son las cualidades de las que presumen para esta nueva etapa como diario. Dirigido por Álvaro Nieto, exdirector de Vozpópuli y fundado por la empresaria colombiana y criada en Venezuela Paula Quinteros, The Objective afirma situarse en el centro y defender “la democracia, las libertades, la separación de poderes, el libre mercado y la libre competencia”. En la práctica, eso se resume, afirman, en “contra Sánchez y contra Ayuso. Es decir, vigilar el poder”. Como El Debate, también será abierto. Y sitúa entre sus competidores a otros medios, todos de carácter conservador, como El Confidencial, El Independiente o Vozpópuli.
En el lado opuesto, el 12 de octubre saldrá a la venta el primer número de El Periódico de España, que dirige el periodista Fernando Garea, ex director de la agencia Efe. Propiedad del grupo Prensa Ibérica, editor, entre otros muchos, de El Periódico de Cataluña, será un diario con edición en papel de lunes a viernes y web diaria. Es el único proyecto que se anuncia como más progresista.
“La duda estará en averiguar si todos estos nuevos medios van a cohesionar o a fraccionar”, resume el catedrático Sampedro. “Si van a jugar a las familias enfrentadas entre ellas de la derecha o a buscar el apoyo del partido mainstream que es el PP”. Para él, la alianza entre PP y Vox está clara que “les funciona” y que es la única alternativa al actual Gobierno del PSOE con Unidas Podemos y ahora “habrá que ver si el frente mediático sigue esa alianza y hace campañas coordinadas o entra en guerras intestinas”.