Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
ENTREVISTA | Presidente de la comisión para la reconstrucción

Patxi López: “Un partido de derechas razonable no tiene que servir solo para insultar al Gobierno”

Patxi López, en una foto de archivo.

Esther Palomera

32

Hacía tiempo que no se prodigaba por los medios de comunicación. Concretamente, desde hace tres años, desde que el 22 de mayo de 2017 Pedro Sánchez arrolló a Susana Díaz en las primarias por la reconquista de la secretaría general del PSOE. Patxi López fue entonces el tercer candidato en liza. La suya fue una candidatura para evitar una “división suicida” en un partido fracturado e inmerso en una lucha fratricida por el poder orgánico. Perdió, dio un paso atrás y en el mismo momento en que fueron proclamados los resultados de la apabullante victoria de Sánchez dijo: “Es el que ha sido elegido por los militantes y es el secretario general de todos. Mañana todos juntos hay que trabajar con él y yo el primero”.

De eso hace ya mucho, pero cumplió lo que dijo. Ni una mala palabra ni un mal gesto. Así es este vizcaíno de Portugalete, que ha sido elegido ahora como presidente de la comisión parlamentaria para la reconstrucción económica y social de una España devastada por la COVID-19. Con unas vistas envidiables a la ría y a unas horas de coger el coche para volver a Madrid, López confía en que en dos meses los grupos parlamentarios eleven a pleno las conclusiones de una comisión a la que el PP llega demasiado pendiente de Vox y demasiado dispuesto a hacer de ella un nuevo frente de batalla partidista. Lo que salga de ahí, ya lo veremos. Él, de momento, avisa: “Si no somos capaces de ponernos de acuerdo, la vida de la gente será peor”.

¿Quién le propuso para presidir esta comisión?

Es una decisión del propio presidente del Gobierno y me la comunicó Adriana Lastra, pero en el fondo es el PSOE quien me propone para estar al frente de esta comisión, y para mí es todo un honor.

Supongo que conoce el dicho de “si quieres que un problema se dilate, crea una comisión parlamentaria”, ¿cuáles son los objetivos?

Por eso hemos puesto un límite de tiempo. Es decir, vamos a hacer muchas cosas en solo dos meses. De hecho, espero que el jueves ya aprobemos un plan de actuación y decidamos si vamos a trabajar en grupos de trabajo, cuántos y qué asuntos. Y decidamos también si queremos que comparezcan expertos y que sean pocos porque de lo contrario, efectivamente se dilataría mucho en el tiempo. En dos meses hay que tener ya propuestas para elevar al pleno y para eso hay que decidir también un trabajo intenso e intensivo.

¿Sin posibilidad de prórroga?

La voluntad de todos es meter las horas que haga falta. De hecho, el otro día hablábamos en una primera reunión de la Mesa y la Junta de Portavoces que, quizá, tendríamos que hacer dos reuniones de la comisión a la semana, más las que los grupos de trabajo que puedan funcionar sin ser convocados tengan formalmente.

En los últimos días ha llamado usted a superar rencillas partidistas, ¿lo cree posible en el actual clima político?

Más que posible, lo creo obligado. La ciudadanía nos está esperando. Sitios para controlar al Gobierno, para criticar e incluso para insultarlo, ya tenemos. De hecho, los miércoles ya comparece el presidente del Gobierno en las sesiones de control. Todos los ministros están compareciendo en las comisiones correspondientes para ese control por parte de la oposición. Eso ya existe. Esta comisión tiene que ser para otra cosa. Tiene que ser para proponer, para debatir y para acordar. Quien vaya a replicar esas sesiones de control al Gobierno se está equivocando, y la ciudadanía lo que nos va a exigir a los que estemos en esta comisión es que acabemos estos dos meses haciendo una propuesta para los problemas que tenemos encima de la mesa, que no son pocos y no son poco graves. Lo que tenemos y lo que va a venir. Por eso, más que intentarlo, tenemos la obligación.

¿Teme que si no son capaces de ponerse de acuerdo, la crisis sanitaria y socioeconómica derive en una nueva crisis política?

De lo primero que tenemos que ser conscientes es de que si no nos ponemos de acuerdo, la vida de la gente va a ser peor. La crisis sanitaria se ha convertido ya, de hecho, en una crisis social y en una crisis económica, y todos los datos nos dicen que se va a agravar. Solo el dato de la caída del PIB de más de nueve puntos que nos auguran, ya es demoledor. O Nos ponemos manos a la obra para ver cómo salimos de esa situación sin abandonar a nadie o la situación en un futuro puede ser tremenda.

Es decir, ¿nos ponemos a trabajar para ver si llegamos a acuerdos de cómo recuperamos cuanto antes nuestra economía productiva, nuestro tejido empresarial, para que genere empleo y riqueza? ¿Nos ponemos cuanto antes a ver cómo tejemos una red de solidaridad y de justicia social para que millones de personas no se queden en el margen de la pobreza y de la exclusión? ¿Nos pondremos cuanto antes para ver cuál es la posición de España en Europa? Porque en esta ocasión Europa es imprescindible, sin Europa seguro que no salimos ninguno. ¿Vamos a la comisión a ver si acordamos estas cuestiones o vamos cada uno tirar para un lado?

¿Puede sobrevivir un gobierno a una crisis de esta envergadura?

Seguramente lo que no sobreviviría sería un país sin gobierno. Y, sobre todo, sin un gobierno que está adoptando decisiones. Podemos criticar al Gobierno, pero ha movilizado más recursos, más medidas y más actuaciones para favorecer a la economía y a la ciudadanía que nunca en la historia de nuestro país. Y hay millones de personas que lo saben porque han sido beneficiarias directamente de esas políticas. Como toda acción del Gobierno puede tener luces y sombras, pero yo creo que la actuación del Gobierno ha sido francamente acertada. Para la crisis sanitaria, ha hecho lo que había que hacer, ponerse en manos de los expertos. Y yo estoy convencido de que la mayoría de la ciudadanía, cuando sale el doctor Fernando Simón en los medios de comunicación a contarnos las cosas, siente confianza y seguridad.

En las cuestiones socioeconómicas, como digo, se han movilizado como nunca en la historia recursos y medidas para impedir que se nos quede la gente en el camino. Hoy mismo se ha firmado un acuerdo para mantener los ERTE hasta junio del que han participado sindicatos, empresarios y Gobierno. Esto no había pasado antes. Y, para lo que está por venir, el Gobierno lo que ha hecho ha sido tender la mano y decir: oiga, vamos a buscar el acuerdo y el entendimiento para reforzar todas las medidas que tengamos que poner en marcha porque una medida acordada seguramente que es mucho más fuerte y mucho más eficaz que una no acordada. Por eso yo creo que este Gobierno no solo es que deba sobrevivir, sino que es el gobierno que necesitamos para atender las situaciones que vivimos. Los otros ya los hemos experimentado: crisis en los que uno se preocupaba más de los bancos y de ciertos sectores económicos, en muchas ocasiones especulativos, que de la gente…

Antes hablaba de luces y sombras del Gobierno, ¿si tuviera que ponerle un pero sería la ausencia de un canal permanente de comunicación entre el presidente y los líderes de la oposición?

Canales ha habido para todo, no sólo con los líderes de la oposición. Nunca en la historia se había reunido tanto un presidente del Gobierno con los presidentes autonómicos en un país en que las políticas que más se necesitan en estos momentos, por ejemplo, las que tienen que ver con la salud y con los sistemas sanitarios, están distribuidos en las Autonomías. ¿Podría haberlo hecho más? Pues seguramente. Pero debemos ser conscientes de que estamos viviendo una situación inédita, en la que nada estaba escrito, en la que todos aprendemos todos los días y en la que el Gobierno adopta decisiones que afectan al conjunto del país, es decir, a 47 millones de ciudadanos y ciudadanas con una casuística brutal. Muchas veces hay cuestiones que seguro que se pueden escapar y que cuando te das cuenta, hay que corregir. A esto algunos lo llaman improvisar. No, esto es actuar de manera inmediata. Y por eso decía yo que la definición de lo que está haciendo el Gobierno es el acierto. Lo creo sinceramente, y no porque sea socialista y tenga que apoyar al Gobierno.

Independientemente de lo que haya hecho o no el Gobierno y de la posición de cada partido respecto a la prórroga del estado de alarma, lo que sí ha habido en el Congreso es una crítica unánime de todos los grupos sobre la falta de información y comunicación…

No será la falta de información, igual la falta de relación en algunas cosas porque información todos los días hay una rueda de prensa de los responsables. A veces alguno podría pensar que lo que hay es sobredosis de información. Igual lo que ha habido ha sido falta de relación, y por eso se decía que un gobierno que tiene que adoptar medidas inmediatas, pues igual no está todo el día tampoco relacionándose, comunicándose. Y esto lo reconoció el propio presidente del Gobierno, que dijo que iba a mejorar en ese ámbito las relaciones con el conjunto de los líderes de la oposición o de los representantes institucionales. Y de hecho, en estas nuevas fases que estamos viviendo, hay un término que se ha puesto encima de la mesa, que es la cogobernanza, que en el fondo también es cogestión de las cuestiones. Que eso se engrase y que eso funcione mejor, pues será bueno para para todos. Pero como digo, el primero que lo reconoció fue el propio presidente. Eso es lo que hay que mejorar.

Pues el presidente de la Generalitat valenciana, el socialista Ximo Puig, sostiene que la cogobernanza no ha sido igual para todos en esta primera fase de la desescalada y que se ha cogobernado más con Euskadi que con Valencia, que teniendo peores indicadores ha podido entrar en la fase 1 a diferencia de otros territorios.

Sí pero, ¿qué indicadores? Porque yo no conozco los detalles de los porqués de quien pasa a fase 1. Por cierto, antes de esto, me gustó mucho ayer Fernando Simón cuando dijo que esto no es una cuestión de quién aprueba o quién suspende. Aquí todos los sistemas de salud han aprobado con sobresaliente. Si no, no estaríamos hoy en las circunstancias en las que estamos y con el mejor dato desde hace dos meses. Otra cuestión es que los indicadores que iban a hacer que unas Comunidades pasaran a la fase 1 no eran solo el número de fallecidos o el número de contagiados o el número de enfermos hospitalizados, sino que también había que tener en cuenta, por ejemplo, cómo se podía responder a un rebrote o a un repunte que puede llegar. Y para eso había que tener en cuenta el número de camas UCI o la fortaleza del sistema de atención primaria. En estas nuevas fases los rastreadores van a tener una importancia vital para los nuevos contagios, para rastrear cuáles han sido sus contactos y dónde vienen. Habrá que tener en cuenta también la posibilidad de limitar, en caso necesario, la movilidad en ciertos territorios. El conjunto de todas estas cuestiones habrán dado unos datos que hayan hecho decidir quién podía estar en la fase 1 o a quién todavía le faltaba algo para poder estar en ella. Y no solo eran, como digo, los datos más evidentes de cuántos fallecidos o cuántos contagiados. Estoy convencido, además, de que quien no está hoy en la fase 1, la semana que viene podrá estarlo.

Vamos, que está convencido de que han primado exclusivamente los criterios técnicos en lugar de los políticos, como han insinuado algunos compañeros suyos de partido.

Estoy radicalmente convencido. Desde el principio el Gobierno en la cuestión sanitaria se ha puesto en manos de los expertos, otra cosa es que en este país seamos muy dados a estas cosas: cuando hay fútbol, somos 47 millones de entrenadores y ahora que hay una epidemia, somos 47 millones de epidemiólogos. Pero estoy convencido de que una de las mejores cosas que se han hecho ha sido ponerse en manos de los expertos y de la ciencia.

Se lo pregunto de otro modo: que los vascos puedan ya disfrutar de las terrazas y tengan más movilidad que cualquier otro territorio que está en fase cero, ¿no ha sido consecuencia del voto del PNV a la prórroga del estado de alarma?

Radicalmente convencido. Lo decía antes: no sólo se mira el dato o no solo ha influido el dato de contagiados o de enfermos o de fallecidos, sino el dato de las camas de UCI, de la capacidad de respuesta desde la atención primaria y de la capacidad de limitar la movilidad. De hecho, se ha limitado tanto la movilidad en Euskadi que hay quien dice que estamos en una fase 0,5 más que en una fase 1.

¿Es concebible que en una democracia no se conozca el nombre de los expertos que asesoran al Gobierno en este tipo de decisiones?

En una democracia y en estado de alarma es evidente que hay libertades incluso que se pueden limitar. Conociendo como somos, no está mal que se proteja a ciertas personas en estos momentos. Estoy convencido de que luego se tendrá que saber todo y a quién debemos las decisiones. Pero a veces vivimos en una realidad paralela que es la de las redes sociales. Y proteger a ciertas personas que tienen que adoptar decisiones difíciles de ciertas influencias, no está mal. No quiero decir que me guste, pero no está mal.

¿No le gusta entonces?

Entiendo lo que quieres decir, pero también cuál es la realidad en la que funcionamos en estos momentos.

Pero, ¿este no iba a ser el Gobierno de la comunicación y la transparencia?

Pero, ¿qué comunicación? Todos los días hay no sé cuántas ruedas de prensa, a veces hay sobredosis de información.

¿Y transparencia?

Yo les digo que sí.

¿Que no esté el PP en los acuerdos finales de la comisión para la reconstrucción sería un fracaso?

Espero que estén. Siempre se dice que dos no riñen si uno no quiere. Claro que dos no acuerdan tampoco sin uno no quiere. Y por eso yo espero también que el PP acuda a esta comisión con la voluntad política de acordar.

¿Teme que pueda tener la tentación de convertir este marco en una comisión de investigación al Gobierno sobre la gestión de la crisis?

Para eso ya tenemos otros foros, otros espacios. El Congreso de los Diputados todas las semanas celebra una sesión de control al Gobierno. Cada 15 días, aparece el presidente del Gobierno para pedir una ampliación del estado de alarma. Todos los ministros y ministras están compareciendo en sus respectivas comisiones para dar cuenta de su actuación ante la COVID-19. Aquí uno debiera venir con la voluntad de proponer medidas que beneficien a la ciudadanía y de acordarlas. Suele ser lo más difícil porque si uno va con voluntad política de acordar ha de entender que tiene que renunciar a parte. Y cuando se renuncia, no se traiciona ningún principio, sino que pone en valor lo que significa el acuerdo para beneficiar al conjunto de la sociedad española.

¿Qué lectura hace sobre la ausencia de la portavoz del PP, Cayetana Álvarez de Toledo, en esta comisión mientras están todos los del resto de partidos?

No quiero hacer una lectura en negativo. Entiendo lo que quieres decir porque es verdad que todos los grupos han llevado allí a sus portavoces. De hecho, en la representación del Grupo Socialista no sólo está su portavoz, también el secretario general del grupo parlamentario y prácticamente todos los miembros de la comisión ejecutiva. Pero la portavoz del Grupo Popular será Ana Pastor, que no creo yo que sea una dirigente de rango menor dentro del PP. Hasta ayer mismo era presidenta del Congreso de los Diputados. Yo espero que trabajemos todos bien con esa representación.

¿Se trabaja mejor con Ana Pastor que con Cayetana Álvarez de Toledo?

Vamos a verlo.

¿El Gobierno debe buscar alternativas a la prórroga del estado de alarma como le plantearon todos los grupos parlamentarios en el último pleno?

Es muy curioso porque yo soy de los convencidos de que el mando único y el estado de alarma han sido y son imprescindibles para combatir bien el virus. Es curioso que otros grupos digan que esto ya no hace falta. ¿Y cuál es la alternativa? El Gobierno tiene muy claro que todavía estamos en una fase en que es necesario adoptar ciertas medidas desde un mando único. ¿En la cogestión y en la cogobernanza? Sí. ¿Teniendo en cuenta las especificidades de lo que está pasando en cada territorio y en cada comarca? Sí, pero con una decisión que sea paraguas para el conjunto y para que no nos deslicemos por la pendiente de que esto sea un desastre. Por lo tanto, quien tiene que responder ante la ciudadanía son los que no quieren que esto suceda. Por eso yo creo que hasta ahora las cosas se estaban haciendo razonablemente bien. Ahora también es verdad que el PP, que creía que la semana pasada iba a ser el campeón del mundo mundial de poner contra las cuerdas al Gobierno, quedó en una posición bastante desairada, ¿verdad? El Gobierno fue capaz de sacar lo que hacía falta en este país: el estado de alarma para seguir avanzando y combatiendo al virus

¿El PP sigue en su competición permanente con Vox y de ahí su posición en esta crisis?

Y me da pena. España necesita un PP que se comporte de otra manera. Lo que haga Vox me da igual. Pero un partido de derechas razonable en España no tiene que servir solo para criticar al Gobierno o para insultarle a razón de 37 insultos por intervención, como sucedió el miércoles pasado, si no que tiene que ser capaz también de proponer alternativas y de definir espacios de consenso. De eso que se llama razón y sentido de Estado para acordar con el Gobierno cuestiones fundamentales. Y si ahora, en la crisis que estamos viviendo, no hay razones de Estado suficientes como para proponer y acordar con el Gobierno, no sé cuándo va a ser esto. Por eso me gustaría que cuanto antes el Partido Popular dejara de competir con Vox en la extrema derecha y empezara a comportarse como un partido de derechas razonable para llegar a acuerdos con los que dar respuesta a lo que está viviendo la gente en estos momentos.

Queda claro dónde cree que tiene que estar el PP, pero ¿dónde tiene que estar el Partido Socialista? Se lo digo por el tuit polémico desde el que llamó ineficaz al Gobierno de Madrid mientras Pedro Sánchez decía que de su boca no saldría una palabra de crítica a las Comunidades Autónomas.

¿Me gusta? No me gusta. Creo que en estos momentos no se trata de criticar. Ya llegará su momento. Ahora se trata de sumar y remar todos juntos. Ahora, también le digo que alguno tiene la piel muy fina. Ellos pueden ir a la tribuna del Congreso a soltar 37 insultos por minuto y, sin embargo, no se les puede decir nada. Desde su atalaya pueden, no criticar, sino insultar, vilipendiar, bajar al fango al Gobierno, pero que no se les diga nada. Pues un poquito de justicia también en estas cuestiones.

Este lunes han celebrado Comisión Ejecutiva del Partido Socialista, ¿el presidente del Gobierno les ha dado alguna intrusión para esta crisis?

El presidente ha podido estar poco tiempo porque firmaba el acuerdo con los sindicatos y con los empresarios para la ampliación hasta junio de los ERTE, pero el grueso de las intervenciones de los miembros de la Comisión Ejecutiva ha sido para reconocer la labor del Gobierno como una labor acertada en estos momentos y para manifestar la preocupación de que necesitamos que Europa se implique en la solución

¿El acuerdo con Ciudadanos para votar la cuarta prórroga del estado de alarma es exclusivamente coyuntural o hay margen para un espacio de nuevas alianzas parlamentarias?

Esa posición la tiene que decidir Ciudadanos. Tendrán que decidir en esta nueva etapa que se abre, qué quieren ser y dónde quieren posicionarse: en el no permanente a un gobierno o en los acuerdos que beneficien al conjunto del país. No se trata de nuevas alianzas, sino de ampliar las bases de los consensos que nos permitan reforzar las medidas que se necesitan en este momento.

Lo que le pregunto es si es mejor para el Gobierno de Pedro Sánchez apoyarse en Ciudadanos o en ERC.

Cuantos más apoyos tenga, mejor. Yo no renuncio a ninguno. Lo que hay que hacer es sumar.

¿Es compatible un acuerdo con Ciudadanos en una suma en la que esté ERC e incluso Unidos Podemos, dentro del Gobierno?

Ya sé que hay mucha gente que se pregunta con quién deben ser los los acuerdos. A mí me da igual con quién. Los acuerdos son para qué. ¿Es compatible un acuerdo para mantener el estado de alarma, que es lo que nos permite combatir de mejor manera el virus y adoptar decisiones que beneficien al conjunto de la ciudadanía? Sí. ¿Con quién lo hacemos? Con quien esté dispuesto. Lo que no puede ser es lo que dijo después algún representante de ERC: yo no quiero pactar contigo, pero tú tampoco puedes pactar con otro. Esto ya no es ni el perro del hortelano.

¿Qué balance hace de la alianza parlamentaria con ERC?

No tengo que hacer balance porque aquí los acuerdos van día a día y minuto a minuto, y es lo que tenemos que seguir haciendo. Cuando se está en el Gobierno y no se tiene mayoría absoluta, la política es un ejercicio diario de búsquedas de entendimiento y acuerdo y, por tanto, no hay que cerrar ninguna posibilidad. Todo lo que sea sumar viene bien al país.

¿No cree que el presidente del Gobierno quizá ha confundido el mando único con una mayoría absoluta que no tiene en el Parlamento?

El presidente del Gobierno está gobernando y desde el grupo parlamentario tenemos que tejer complicidades. El presidente del Gobierno yo creo que adopta las decisiones que necesita el país. Por eso digo que llevaba la propuesta de ampliar el estado de alarma porque había sido eficaz para combatir el virus. De hecho, estamos ante el mejor dato de los últimos dos meses. Quien diga que no hay que continuar por esa senda, tendrá que razonar por qué, y no el presidente, que está gobernando para seguir en esta senda que nos iba bien. Él, con sindicatos, con patronal y con partidos, está buscando respuestas que han favorecido a los autónomos, a las empresas que se estaban quedando sin posibilidad de trabajar, a los trabajadores y a los que tenían alquileres. Y eso estaba bien hecho, con mando único. Se ha hecho buscando acuerdos y entendimientos con otros grupos, porque recuerdo que todos los decretos en estas circunstancias se han aprobado. Por lo tanto, no ha confundido mando único con mayoría absoluta, lo que ha entendido muy bien es que uno no se puede parar y seguir adoptando decisiones. Y, luego, a cada uno nos corresponderá el trabajo que nos corresponda. Él tiene que dialogar más con algunos dirigentes políticos y así lo reconoció y otros tendremos que buscar los entendimientos y los pactos con los grupos parlamentarios para sacar adelante las decisiones.

¿Cómo le gustaría que fuera la “nueva normalidad” para la política?

Antes hablaba un poco de una derecha capaz de definir espacios para el entendimiento. Y lo digo porque es lo que ha hecho el Partido Socialista cuando ha estado en la oposición. Pactó con Aznar la famosa Ley de Partidos. Con Mariano Rajoy, cuestiones de Justicia o o el pacto contra el terrorismo yihadista. Estar en la oposición no impide llegar a acuerdos y me gustaría que la nueva política fuera esa también. La democracia no puede de ninguna manera eliminar la diferencia, pero sí ser capaz de saber cuándo es necesario el acuerdo.

Etiquetas
stats