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La desconfianza amenaza con frustrar una Syriza española para las europeas

Tienen al alcance el manoseado sorpasso. Las encuestas dan casi un empate en intención directa de voto. La crisis del bipartidismo, la desafección del electorado socialista, el desencanto con las formaciones tradicionales, las consecuencias de los recortes sociales... Los partidos a la izquierda del PSOE ven en las elecciones al Parlamento Europeo que se celebrarán el próximo mes de junio de 2014 una oportunidad única de construir una alternativa real a la tradicional hegemonía del partido de Alfredo Pérez-Rubalcaba. Pero, de momento, la Syriza española aún no está madura.

En los últimos meses, Izquierda Unida, Iniciativa per Catalunya, Equo, Compromís (Comunidad Valenciana), Anova (Galicia), Chunta Aragonesista y otras formaciones y movimientos sociales han mantenido contactos para constituir una candidatura unitaria al Parlamento de Estrasburgo. Pese a los esfuerzos y a compartir un rechazo a las políticas de corte neoliberal mayoritarias en la política comunitaria, el barco, lejos de estar próximo a su destino, amenaza con zozobrar antes de abandonar el puerto.

Izquierda Unida e ICV, abiertos a acuerdos

La hipotética candidatura tendría como principal formación a IU, que en las generales de 2011 consiguió revertir la tendencia a la baja que se inició con la debacle electoral de 2000 y que ahora sale reforzada en los sondeos. Fuentes de la coalición aseguran que están abiertos a todas las opciones y que su disposición no es la de liderar una lista hegemónica. Incluso sostienen que el debate del candidato “no debería plantearse hasta que los pactos se hayan concretado”, con la idea de consensuarlo entre las distintas formaciones. No obstante, se enfrentan a recelos por parte de nacionalistas, como Anova, y de antiguos compañeros ahora en Equo y Compromís.

En Izquierda Unida aseguran que son partidarios de que el nombre de la candidatura englobe a todos, como ocurre con Izquierda Plural en el grupo parlamentario. “Estamos hablando con todos, no hay nada cerrado, pero somos optimistas en llegar a acuerdos”, repiten.

Un socio de IU que se da por seguro es ICV, lo cual no es óbice para que en Estrasburgo se integren en grupos distintos: los primeros en Izquierda Unitaria y los segundos en Los Verdes. Los ecosocialistas han concurrido junto a IU a todas las citas electorales desde que se recompusieran las relaciones en 2003. El líder de la coalición catalana, Joan Herrera, ya abogó a comienzos del verano y en público por un gran bloque de izquierdas para las europeas, una fórmula “excepcional porque el momento es excepcional”. Es “posible” y sobre todo “necesario”, apuntó en junio el dirigente verde. Desde entonces, ICV ha trabajado en la sombra para hacer realidad esta opción. En julio repitió el mismo mensaje en Atenas durante el congreso de Syriza, el espejo en el que se mira la izquierda española y que, de momento, sólo ha cuajado en las autonómicas gallegas (Xosé Manuel Beiras lideró AGE, coalición entre Anova, IU y Equo).

Fuentes de ICV defienden la necesidad del acuerdo amplio: “Nos une más que lo que nos separa y si vamos juntos tendremos más fuerzas, aunque hoy por hoy parece complicado a pesar de que todos compartimos una idea muy parecida de Europa y de cómo ha de construirse. Además, tenemos el ejemplo de AGE en Galicia, un sujeto político nuevo compuesto por tres familias y que ha dado un gran resultado. ¿Por qué no exportarlo y hacerlo trascender?”.

En IU también son optimistas con renovar el acuerdo con la Chunta Aragonesista, firmado para las últimas generales y plasmado en el Grupo Parlamentario del Congreso. Sin embargo, la Chunta también está siendo cortejada por Equo y, a día de hoy, no hay nada cerrado.

Paralelamente, otro bloque muy consolidado lo forman Equo y Compromís. El partido fundado por Juan López de Uralde en 2011 se quedó en las elecciones de noviembre de 2011 a las puertas de entrar en el Congreso por sí mismo, aunque cuentan con el diputado logrado en Valencia por Compromís, Joan Baldoví, con quien compartió cartel en dicha provincia. Con 216.000 votos (más los 125.000 de Valencia), Equo fue el partido nacional con más votos que se quedó fuera del Parlamento.

Dificultades para pactar un programa común

Desde entonces, las relaciones entre los dos partidos se han asentado y son varios los proyectos en los que colaboran habitualmente, tanto a nivel regional como nacional. Ambas formaciones dan por hecho que irán juntas a las europeas. “Nos interesa mantener esta alianza en España más que una coalición temporal para Europa sin un programa claro”, señalan varios dirigentes de Equo consultados por eldiario.es.

Este mismo jueves se reúnen en Valencia para seguir avanzando en las negociaciones.

Precisamente la ausencia de un programa lastra las posibilidades de que Equo se sume a IU. Ambos partidos mantuvieron antes de las vacaciones la primera y única reunión hasta el momento. “Nosotros queremos hablar sobre políticas, no sobre listas”, asegura una dirigente de Equo, quien avisa de que, en todo caso, los estatutos del partido obligan a que la militancia se pronuncie sobre los candidatos en unas primarias.

Además, desde el partido verde recuerdan que en el Parlamento Europeo los elegidos irían a grupos distintos que defiende posiciones divergentes en asuntos como energía, pesca o agricultura. “El frente amplio tendría más sentido en unas elecciones nacionales que en unas europeas”, zanjan.

El nexo de unión entre Equo y Compromís y una posible coalición electoral con IU es ICV. Con el partido de Uralde, los ecosocialistas catalanes comparten espacio político: ambos forman parte del Partido Verde Europeo y se respetan territorialmente en España: Equo no existe como partido político propiamente dicho en Cataluña. Además, ambos sellaron en 2011 un pacto para acudir juntos a las distintas convocatorias electorales, aunque la interpretación que hacen de ese acuerdo es diferente: Equo aboga por una lista eminentemente verde con apoyos esporádicos e ICV considera que ese ir juntos no excluye a un tercero, aunque sea tan potente como IU.

En el caso de Compromís, la situación es más complicada. La coalición valenciana está formada por el Bloc Nacionalista Valencià, Iniciativa del Poble Valencià (IdPV), Els Verds-Esquerra Ecologista del País Valencià (EV-EE) y Estat Valencià. Precisamente, IdPV es una escisión mal avenida de Izquierda Unida en Valencia y el partido hermano de ICV.

Una dirigente de Compromís defiende la constitución de ese frente amplio que dé “una respuesta a este sistema que machaca al ciudadano”. Dicho frente incluiría a Equo, Anova y la Chunta, si estos últimos no pactan con IU e ICV. “Con IU es más difícil”, señala. “Las relaciones deberían ser más respetuosas e igualitarias. Obviamente, cada uno tenemos nuestro peso y nuestros votos, pero esto no puede ser una imposición”. En cuanto a ICV, la dirigente considera que “les cuesta abandonar su papel tradicional” y afrontar una nueva manera de hacer política.

Anova, por el reconocimiento de los hechos diferenciales

Al frente de Anova, Xosé Manuel Beiras quiere impulsar un pacto con todos para ensayar en las europeas el peso electoral que podría tener una Syriza española. Las condiciones planteadas por el partido que nació de su escisión del BNG son dos: que esa coalición reconozca los hechos diferenciales de Cataluña, Galicia y País Vasco y que suponga en definitiva una ruptura por la izquierda con el objetivo de conducirse a un nuevo proyecto constituyente. En el entorno de Beiras la califican como “un acuerdo de izquierdas entre las cuatro naciones”.

Anova ha mantenido reuniones con sectores de casi todas las fuerzas de izquierda con representación parlamentaria. IU, ICV, Compromís, Bildu, CUP y el propio BNG son los destinatarios claros de la oferta del veterano político gallego. La propuesta de Anova plantea además la incorporación de representantes de colectivos sociales en ese gran frente.

La idea, reconocen en Anova, presenta demasiados frentes para que su vertebración parezca un objetivo sencillo. Por el momento, los contactos con otras formaciones se han ido produciendo de manera sucesiva pero sin que se haya alcanzado compromiso alguno por las partes aludidas en la propuesta.

Según fuentes de Anova, parece difícil que IU acepte su propuesta (aunque en IU son relativamente optimistas sobre la posibilidad del acuerdo y por dar continuidad a AGE), casi imposible que el BNG asuma pactos con partidos no nacionalistas y complicado en general la integración de movimientos sociales y partidos políticos clásicos. Sin embargo, los de Beiras insistirán en su propuesta antes de decidir si concurren o no a las europeas y qué pasos dar para no hacerlo solos.