Algunos asesores que escoltaban a Luis de Guindos, Cristóbal Montoro y Soraya Saénz de Santamaría han tenido que quedarse de pie ante la expectación generada por el Consejo de Ministros de hoy. Dos centenares de periodistas copaban los asientos a la espera de lo que ya se conoce como otro viernes de dolores. Las nuevas subidas de impuestos y los recortes no supusieron que el Gobierno admitiera el fracaso de sus políticas, sobre todo en materia de contención del paro. Sí hubo promesas de un futuro mejor y caras de contrición a la hora de reconocer los “sacrificios titánicos” hechos ya por los españoles.
El contenido de la rueda de prensa sobre la segunda tanda de reformas y el nuevo plan de estabilidad que debe enviarse a Bruselas fue resumida en que “el Gobierno no va a cambiar su política económica en cuanto a las grandes líneas porque éstas no se improvisan”. No hay que tomarlo al pie de la letra. Aplazar un año más la bajada del IRPF “nos hubiera gustado, pero no ha podido ser”. Los datos de la EPA conocidos este jueves “son dramáticos” pero nadie admitió el suspenso. La economía mejora, pero no hay promesa sobre cuándo los ciudadanos empezarán a notarlo en su bolsillo. Confórmense con que en 2014 el PIB crecerá un 0,5 y que la recuperación económica “va a llegar” y los españoles cosecharán los frutos. Palabra de De Guindos.
Medidas contadas pero no vividas
Ninguna de las respuestas de los tres tuvo el menor parecido con un mea culpa aunque los periodistas lo intentaron. El único lamento fue entonado por Montoro, muy aficionado a señalar a los periodistas qué titular desearía leer aunque resignado de antemano a no hacerlo en la mayoría de los medios. Se refería al impacto, en su opinión positivo, de muchas de las medidas puestas en marcha. “Están contadas, pero no están vividas”.
El aplazamiento del IRPF para 2015 no hay que mezclarlo con que sea año de elecciones generales. Según el responsable de Hacienda, es una casualidad porque sólo manda la situación económica. Nada de cálculos políticos. La distorsión entre las viejas previsiones y las nuevas no trastoca el cerebro de De Guindos, donde conviven sin problemas su “mente de economista y la de ministro de Economía”.
En vista del panorama, mejor subrayar que antes estábamos peor, con la prima de riesgo disparada y el caos de los mercados. No era día para muchas precisiones, para eso se convocaba un briefing para una hora después con el responsable de la oficina económica, Álvaro Nadal, y Francisco Giménez Larorre, secretario de Estado de Economía. Ante la avalancha de peticiones para el turno de preguntas y lo largas que empezaban a ser muchas de ellas, la secretaria de Estado de comunicación le hizo un gesto a la vicepresidenta para que pidiera a los periodistas que sintetizaran. El éxito del llamamiento a la prensa fue desigual, aunque se esforzaron ante las negativa a dar detalles. “Vamos a dejarlo ahí”, pedía Montoro. Ellos no se lo aplicaron. Tenían que insistir en la venta de sus argumentos.