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El día que Sánchez contó con el apoyo de la derecha para ganar la guerra al coronavirus

Pedro Sánchez, durante su comparecencia.

Esther Palomera

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Los abrazos perdidos, los besos que no se dieron, las palabras que se quedaron en el camino, las frases clavadas en el recuerdo, las amistades rotas, los amores que dejaron de serlo, los miedos ante un futuro incierto… No habló de nada de esto Pedro Sánchez en su inédita comparecencia en el Congreso, pero está en el pensamiento colectivo. Cada mañana, cada tarde y cada noche en vela de este largo aislamiento que empezó apenas hace tres días y que parece que fueran más de 30. Nada será igual cuando salgamos de esto. Ni la sociedad, ni los servicios sanitarios, ni la educación pública, ni las empresas, ni la política.. ¡Ay la política! ¡Cuántos momentos de grandeza a lo largo de la historia! Y cuántos otros de insoportable levedad.

Ni en una crisis como esta, que nada sabe de colores, ni de apellidos, ni de fronteras, ha logrado dejar atrás las diferencias, los reproches y el sectarismo. Las primeras semanas de combate contra el maldito virus ha sido un festival de “yo he hecho y tú no”, de “dónde está el Gobierno” o de “por ahí no, que invades mis competencias”.

Si de algo ha servido el madrugador parlamento de Sánchez este miércoles ante la Cámara Baja al menos ha sido para aparcar todo eso y para que todos los líderes políticos -tras días de reproches y absurdos protagonismos- cerrasen filas con un Gobierno que habrá errado, seguro, pero que es el que tenemos y es al que corresponde gestionar tanto la crisis como las consecuencias de esto que ya todos llaman “guerra”.

El presidente compareció ante un pleno, al que solo asistieron 5 miembros de la Mesa, 23 diputados, 5 ministros, el secretario general de la Cámara Baja, 2 letrados, 2 fotógrafos, 1 ujier y una taquígrafa. La bulla, la bronca y y las palabras gruesas que habitualmente se escuchan desde la tribuna dieron paso a discursos que, con más o menos épica, convergieron en un unívoco “puede contar con nosotros”. Todos menos uno. El del principal socio del Gobierno. El portavoz de ERC cargó con extrema dureza contra el presidente: “El país está en la UCI y el médico se acaba de enterar”.

Sánchez empezó su alocución con un recuerdo a las personas fallecidas “en soledad” y pidió unidad de acción, además de apoyo o a todos los grupos para unos “presupuestos de reconstrucción social y económica”. Antes había explicado las medidas implementadas con los decretos sobre el estado de alarma y las medidas económicas, dijo que “nadie puede quedar atrás” y que su Gobierno protegerá a todos los españoles para que nadie se quede en la cuneta. También subrayó que el dique de contención de esta pandemia es nuestro Estado del Bienestar y que, cuando la crisis pase, impulsará un Libro Blanco sobre la sanidad pública. Su objetivo: vencer el virus y comenzar cuanto antes la reconstrucción. No ocultó que lo peor está por llegar, que la crisis requiere un sacrificio colectivo y que las medidas adoptadas, dijo, “no son caprichosas ni gratuitas, sino para salvar vidas, a las empresas y a la economía”. Su sentencia más lapidaria fue que 2020 en el plano económico “no tendrá 12 mes, sino 10 o quizá 9”.

“La superación de las distancias y los desacuerdos para librar la batalla -añadió- nos reconcilia a todos con el ejercicio de la política en su más alta expresión”. La batalla será larga y, aunque no concretó plazos, sí afirmó que mientras llega la vacuna contra el virus, los ciudadanos “somos la vacuna” y “cada uno de nosotros un cortafuego” con el que doblar la curva de contagios.

De la negligencia dolosa al “puede contar con nosotros”

Bajó después de la tribuna, subió Pablo Casado para sucederle en el uso de la palabra y se impuso al fin la cordura. De la “negligencia dolosa” de la que acusó al presidente días atrás pasó al “no está solo en la batalla y puede contar con nosotros porque tiempo habrá de dirimir responsabilidades”. El líder del PP cambió el tono, después de que los presidentes autonómicos de su partido le dejara solo en la crítica, y pronunció unas palabras que, tras escuchar después al portavoz de ERC, sonaron premonitorias: “Ya se lo dije, en este grupo encontrará más lealtad que en sus propios socios”. Luego echó en falta “más autocrítica y humildad” y consideró que el jefe del Gobierno “tenía que haber anticipado una Comisión de Investigación” sobre la epidemia. Con todo, solemnizó lo obvio, esto es que Sánchez es el presidente de una nación atacada por un “enemigo invisible e implacable”, para reiterar de nuevo el respaldo las medidas del Ejecutivo con el objetivo de “proteger la salud y atenuar las repercusiones económicas y sociales, incluso aquellas mejorables o que lleguen tarde”.

Y lo mismo hizo, aunque con matices, el portavoz de VOX, Iván Espinosa de los Monteros. Su apoyo fue crítico porque apoyó al Gobierno para superar la crisis del coronavirus, pero exigió al tiempo la dimisión de los vicepresidentes Carmen Calvo y Pablo Iglesias y la eliminación de subvenciones a partidos políticos, sindicatos y organizaciones empresariales “para evitar gasto público superfluo”. Aún así evitó entrar en confrontación directa, puso sobre la mesa una amplia batería de medidas económicas para evitar el “colapso” del país y concluyó que el “frente común exige remar juntos en la misma dirección. Es el momento de la rehumanización de la política”, dijo tras una velada acusación al Gobierno de “ocultar la realidad de los datos y de los hechos” y haber gestionado la crisis con “un sesgo ideológico y totalitario”.

La disonancia y las palabras gruesas llegaron en todo caso con la intervención de Rufián. Si Sánchez esperaba encontrar un aliado en esta guerra en su socio parlamentario, se equivocó de lleno: “Demora e incompetencia frente a lo que tenemos enfrente no comporta pérdida de votos, comporta pérdida de vidas”, atizó nada más subirse a la tribuna y acusar al Gobierno de tomar decisiones tardías. Y tampoco perdió ocasión de exhibir con la palabra el independentista que lleva dentro : “Si esto es un problema global, es porque no se trató de una forma territorial”. Solo aplaudió las medidas de la Generalitat de Cataluña para “confinar” a la población y aprovechó para exigir una reducción del cuarenta por ciento del presupuesto destinado a gasto militar para destinarlo en su integridad a la sanidad.

“Primero nos dijeron que era imposible que llegaran contagios de fuera, después que era imposible que se produjeran casos dentro y después respondieron con medios débiles. Es tan absurdo e irresponsable ver a Madrid sin confinar como ver un vagón de metro atestado de gente en Barcelona para ir a trabajar. Ya habrá días para ajustar cuentas. Tenemos al país en la UCI y el médico se acaba de enterar”, sentenció. “Esto no es una competición por ver quién asume y toma las medidas más extremas. Se trata de ser lo más eficaces posible. Y usted sabe que ese Gobierno respeta la descentralización. Si se restringe la movilización en el territorio se restringe en todo el territorio. Se trata de ser lo más eficaces posibles trabajando en unidad”, le replicó Sánchez en el turno de réplica.

Más templado estuvo el portavoz del PNV en el Congreso, Aitor Esteban, que comprendió la declaración del estado de alarma y comprometió su respaldo a todas las medidas que se decidan, así como su cumplimiento, si bien dijo que a su partido le hubiera gustado que la decisión se hubiese tomado después de un encuentro con las Comunidades autónomas, como hizo en Alemania Angela Merkel tras citarse con los lander. En todo caso no dudó de que era necesario y rechazó de plano las críticas lanzadas por otros partidos a lo que se está haciendo o dejando de hacer.

Los representantes de Unión del Pueblo Navarro (UPN), Foro Asturias y Teruel Existe, como sus compañeros canarios de CC y NC en el Grupo Mixto del Congreso, respaldaron la declaración del estado de alarma frente al coronavirus y las medidas aprobadas por el Gobierno, pero también reclamaron la exención del pago de la cuota de los autónomos. Como no todos los diputados podían estar presentes en el hemiciclo, ha sido el diputado de UPN, Sergio Sayas, quien trasladó el respaldo de Coalición Canaria y Nueva Canarias a las medidas, además del suyo propio: “Esto lo superaremos si estamos juntos”, afirmó antes de lamentar “algunas declaraciones de nacionalistas caducos, anteponiendo competencias a las personas”.

Llegó el turno final de un Sánchez, que renunció a confrontar, agradeció el tono de los líderes, su disposición a la unidad y puso como ejemplo los Pactos de la Moncloa o la unidad de los alemanes para reconstruir el país tras la segunda guerra mundial o para superar la crisis de 1999 por los costes de la reunificación. Fueron sus “apuntes históricos” para entender por qué se debe dar una “respuesta inteligente” para sacar al país de la situación en la que quede una vez que se supere el estado de alarma. Y que para entonces se haya superado el tiempo de la “destrucción”.

Emplazó también a la derecha a que, además de apoyar los decretos aprobados, vote las próximas cuentas públicas que lleguen a la Cámara. De momento, el próximo miércoles habrá un nuevo pleno para prorrogar el estado de alarma y quizá, sí, como dijo Sánchez este año 2020 solo tenga diez meses, y no sólo en lo económico. De momento, el Gobierno ha aparcado los Presupuestos para este año y anunciado unos de “reconstrucción” para 2021.

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