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El director de la selección admite que trató de hablar con Hermoso tras el beso de Rubiales pero niega las coacciones

Albert Luque, en una fotografía de archivo.

Elena Herrera

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Las pesquisas en torno al beso que Luis Rubiales impuso a Jenni Hermoso tras la final del mundial siguen avanzando en la Audiencia Nacional. Este martes, ha comparecido en calidad de imputado el director de la selección masculina de fútbol, Albert Luque. El exfutbolista es uno de los subordinados del expresidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) a los que señala la jugadora como participante en la supuesta trama urdida en el organismo para amortiguar la polémica. 

Luque, que sólo ha respondido a las preguntas de su abogado, ha negado haber presionado a Hermoso o personas de su entorno para que saliera públicamente a quitar importancia a ese acto, han informado fuentes jurídicas. No obstante, ha reconocido que sí estuvo en Ibiza donde una decena de jugadoras disfrutaron de unos días de vacaciones tras la victoria pagados por la RFEF, si bien ha justificado que él se encontraba ya en la isla. Ha admitido, además, que allí trató de hablar con Hermoso porque ambos mantenían una relación de amistad y que, como no lo consiguió, abordó a una de sus amigas, también citada en la causa como testigo. 

Luque, cuya declaración ha durado menos de media hora y ha tenido lugar mediante videoconferencia, ha tratado de confrontar la versión que la jugadora ofreció ante la Fiscalía el pasado 5 de septiembre. En esa declaración, Hermoso afirmó que el beso no fue consentido y que tanto ella como su entorno más próximo sufrieron “una presión constante y reiterada” por parte de Rubiales y el entorno profesional de este para que “públicamente, justificara y aprobara el acto cometido contra su voluntad”, según consta en la querella presentada por la Fiscalía y que dio origen a esta causa. 

Según los vídeos de esa declaración publicados por el programa Código 10 (Telecinco), Hermoso señaló a Luque como uno de los dirigentes que estuvo en Ibiza. Y afirmó que tanto él como el director de Marketing Rubén Rivera —también imputado— intentaron, supuestamente, persuadir a la futbolista y a su entorno para que saliera públicamente a quitar importancia al beso y, de esa forma, exculpar a Rubiales. 

A preguntas de la fiscal, Hermoso definió a Luque como una persona con la que tenía “una buena relación, de confianza”. Afirmó también que había intentado hablar con ella a través de Rivera y mediante un mensaje de texto. Y que, como no lo logró, habló con una de sus amigas y llegó a presentarse en el hotel donde estaban alojadas las jugadoras. “Le dije que no iba a bajar, que ni viniera; no iba a acceder. Pese a ello, viajó y mi amiga bajó a hablar con él. Me sentí coaccionada. Luque le dijo que quería charlar conmigo, que él me había hecho muchos favores y que intentara convencerme para hablar con él”, dijo la futbolista en su declaración en la Fiscalía. 

Por otro lado, el juez aceptó este lunes, a petición de la representación legal de Hermoso, la celebración de un careo entre esta amiga de la jugadora y Rivera que tendrá lugar el 30 de noviembre. También aceptó una nueva comparecencia solicitada por esta misma parte y tomará declaración a un testigo que presenció la conversación mantenida entre el exseleccionador Jorge Vilda y el hermano de la jugadora Rafael Hermoso en el avión de regreso a España desde Australia tras el Mundial, según adelantó ABC.

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