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EH Bildu, más de izquierdas que independentista en el Congreso

Iñigo Aduriz

11 de agosto de 2022 22:35 h

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EH Bildu se ha fijado como principal objetivo de la recta final de la legislatura evitar “el retorno de la derecha” a la Moncloa “aupada por la ultraderecha”. La formación es consciente de las repercusiones que podría tener para los nacionalismos e independentismos vasco y catalán la posible llegada de Vox a un Ejecutivo presidido por el PP de Alberto Núñez Feijóo, que es una hipótesis factible según la mayoría de las encuestas. La extrema derecha ha prometido la ilegalización de esos partidos soberanistas y plantea retrocesos del autogobierno que tanto trabajo ha llevado conseguir a vascos y catalanes desde la recuperación de la democracia.

A ese escenario se suma el intento de EH Bildu por demostrar su utilidad más allá de los límites de Euskadi y Navarra aunque siempre primando los intereses de vascos y navarros, en lo que parece una clara estrategia por competir por su principal rival en la política vasca, el PNV, que desde 1978 ha encabezado la lucha por el autogobierno vasco en Madrid.

Once años después del fin de la violencia de ETA y una vez pasados cuatro desde su disolución, la formación independentista que integra a la izquierda abertzale trata también de convertirse en un referente de la izquierda en el conjunto del Estado. Y busca acallar, además, las permanentes acusaciones de las derechas que se esfuerzan en vincularla con la organización terrorista ya desaparecida, cuya violencia ha sido rechazada expresamente por la formación independentista, para desacreditar todas sus decisiones políticas y desgastar al Gobierno de PSOE y Unidas Podemos con quien EH Bildu ha pactado normas tan relevantes como los Presupuestos o los decretos anticrisis.

Todo ello ha hecho que la coalición encabezada por Arnaldo Otegi, que en el Congreso cuenta con cinco diputados, prime en el Parlamento estatal ese perfil de izquierdas al independentista, que sí explota con más ímpetu en Euskadi o Navarra. La inmensa mayoría de las iniciativas que registra o apoya EH Bildu en el Congreso tienen un componente más social que identitario o soberanista. Y ese pragmatismo le ha llevado a consolidarse, a lo largo de la legislatura, como uno de los aliados más sólidos del Gobierno progresista.

Hacer “inviable” el “retorno de la derecha”

“A cada paso que hemos dado [en Madrid] hemos logrado contrapartidas que no son para nosotros sino para toda la sociedad. Para la vasca y la del Estado español”, remarcó la portavoz de EH Bildu, Mertxe Aizpurua, hace solo unos meses, en una entrevista con elDiario.es. “A nosotros nos interesa que este Gobierno siga adelante por una razón muy sencilla: la alternativa que hay es mucho peor”, insiste una y otra vez. “Hay una mayoría plurinacional de izquierdas dispuesta a llevar a efecto un programa de cambio que haga inviable el retorno de la derecha al poder aupado por la ultraderecha”, aseguró recientemente, en una de sus últimas declaraciones antes del fin del curso político. 

En el Congreso EH Bildu es uno de los principales azotes de la monarquía y la fuerza que, junto a Unidas Podemos, ERC o la CUP, en más ocasiones ha registrado iniciativas para pedir una mayor transparencia a la Casa Real o para impulsar investigaciones sobre el rey emérito por su presunto enriquecimiento ilícito y sus desfalcos a la hacienda pública. Todas esas pretensiones han caído siempre en saco roto por el rechazo permanente de PSOE, PP y Vox, que suman mayoría en la Mesa del Congreso y que, ateniéndose a los informes de los letrados, han tumbado cada una de las iniciativas dirigidas a fiscalizar a la jefatura del Estado.

A pesar de esa actitud de los socialistas, la coalición que en la Cámara Baja encabeza Aizpurua ha primado en cambio sus pretensiones progresistas en numerosas ocasiones para salvar al Gobierno de coalición, siempre con el doble objetivo de no dejar caer al Ejecutivo por el temor a las derechas, pero también de demostrar su “compromiso” con la izquierda de todo el Estado.

Uno de los últimos ejemplos se dio con la aprobación de la Ley de Memoria Democrática. El apoyo de EH Bildu resultó determinante para que el Gobierno la consiguiera sacar adelante en el Pleno del pasado 14 de julio sin la necesidad del apoyo de otro de los socios habituales del Ejecutivo, ERC, que finalmente se abstuvo por discrepancias con el texto final. Aizpurua presumió entonces de haber logrado declarar “de manera explícita la ilegalidad de los tribunales franquistas y la nulidad de todas sus condenas”, una medida que, en realidad, ya había sido pactada por PSOE y Unidas Podemos.

De la Ley de Memoria a los ERTE

Lo que sí consiguió EH Bildu fue contemplar la aplicación de la ley más allá de 1978 y, en concreto, hasta 1983 –la coalición se había abierto previamente a extender la fecha y finalmente pactó esa, 1983, con la coalición independentista–, con el objetivo de perseguir vulneraciones de derechos humanos por parte de los cuerpos policiales ocurridas ya en democracia. Este añadido escandalizó tanto a las derechas como a parte del PSOE.

En junio, el Ejecutivo había logrado otro acuerdo con EH Bildu para que todas las pensiones no contributivas, las de viudedad, orfandad o invalidez, vieran incrementadas sus cuantías mensuales en un 15%. El compromiso, que finalmente se materializará a partir de 2023, permitió al Gobierno sacar adelante la ley que regula los fondos de pensiones de empleo de promoción pública abiertos y los planes de pensiones de empleo simplificados. En ese momento la coalición independentista quiso dejar claro que su contribución suponía “un enorme beneficio para miles y miles de pensionistas” de todo el Estado, “especialmente para las mujeres y personas con invalidez que cobran pensiones de miseria”.

EH Bildu también optó por apoyar en abril la convalidación del primer real decreto ley de medidas para hacer frente a las consecuencias económicas y sociales de la guerra de Ucrania, permitiendo al Gobierno salvar el texto que estaba en cuestión por la amenaza de los grupos independentistas de no apoyarlo a raíz del escándalo del espionaje a través de Pegasus 66 dirigentes independentistas, que abrió una crisis en la relación del Ejecutivo con sus socios. “La ciudadanía necesita de muchas de las medidas que contiene este decreto para aliviar la situación creada por la escalada de precios en general y las energías en particular. Hoy miles de familias necesitan de una protección adicional frente a la crisis que estamos viviendo y sus duras consecuencias. Nosotras queremos poder ofrecérselo”, aseguró entonces Aizpurua.

De la misma forma, EH Bildu facilitó en enero la aprobación de los fondos europeos, permitió la convalidación de las prórrogas del estado de alarma durante la pandemia y apoyó al Gobierno para dar luz verde al ingreso mínimo vital, el mecanismo de los ERTE, la ley de eutanasia, la nueva reforma educativa, o la de la protección de la infancia.

Buenas relaciones de las izquierdas

Todas las fuerzas de izquierda con representación parlamentaria reconocen además que la relación con EH Bildu es inmejorable. Lo confiesan incluso desde el grupo parlamentario socialista y también por parte de Unidas Podemos, que llegó a invitar a la propia Aizpurua como ponente de una de sus conferencias en la Fiesta de la Primavera que Podemos organizó el pasado mayo, en Valencia.

El sentimiento es mutuo según destacan desde la formación independentista, que pone en valor el diálogo tanto con el portavoz de Unidas Podemos en el Congreso, Pablo Echenique, como con el hasta hace dos semanas portavoz del PSOE, Héctor Gómez, a quien acaba de sustituir el exlehendakari Patxi López.