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Un alto mando del Ejército equipara a las asociaciones militares con el yihadismo

El Ejército considera que las asociaciones de militares que defienden los derechos laborales de los soldados suponen una de sus “principales vulnerabilidades de seguridad”, al mismo nivel que la infiltración del yihadismo entre las tropas o que el robo de armamento por parte de “grupos delictivos”. Así lo advirtió el jefe de las Fuerzas Terrestres, el teniente general Juan Gómez de Salazar, al resto de altos mandos durante una reunión en la que se trataron los riesgos internos a los que tienen que hacer frente las Fuerzas Armadas.

El encuentro tuvo lugar el pasado 20 de octubre en Sevilla y acudieron los máximos responsables de las Fuerzas Terrestres, los mandos de las Fuerzas Pesadas y Ligeras, el de las Operaciones Especiales y los responsables de las unidades terrestres en distintas provincias, entre otros. Allí escucharon las directrices de Gómez de Salazar, jefe de las Fuerzas Terrestres.

Según el acta del encuentro, que recoge un resumen de lo que allí se dijo y a la que ha tenido acceso eldiario.es, Gómez de Salazar, después de hacer balance de las operaciones militares en curso, advirtió al resto de mandos sobre las “principales vulnerabilidades de seguridad”, los riesgos internos a los que se enfrenta el Ejército de Tierra, la rama con más efectivos dentro de las Fuerzas Armadas.

Fue en ese punto cuando puso al mismo nivel la amenaza de la infiltración yihadismo entre las tropas -“Integrismo, personal de origen musulmán”, según consta en el documento-, los “grupos delictivos y radicales” que puedan robar armamento y el “asociacionismo reivindicativo”.

Gómez de Salazar también proclamó ante los asistentes que “el mejor asociacionismo es la Cadena de Mando”, rechazando así el papel de estas organizaciones, lo más parecido que existe a un sindicato dentro de las Fuerzas Armadas. En esa misma reunión, unos puntos después, el teniente general entró a hablar de las relaciones que estas organizaciones establecían con los soldados y advirtió a los altos mandos de que “no tiene que haber representantes de las asociaciones en las unidades”.

La orden del jefe de las Fuerzas Terrestres supone que los mandos de las unidades deben identificar a los soldados que son representantes de las asociaciones y expulsarles, enviarles a otros destinos dentro del cuerpo. De esta manera, el Ejército busca reducir la influencia entre las tropas de estas asociaciones, que pelean por mejores condiciones laborales para los soldados.

En este punto de la reunión también se repartió entre los asistentes un documento sobre las principales asociaciones profesionales y se recordó a los altos mandos que AUME (la Asociación Unificada de Militares Españoles, la que más afiliados tiene) está apoyando la principal reivindicación laboral de los militares: que se acabe con el despido a los 45 años de aquellos que no han conseguido el estatus de militar de carrera.

Este medio se ha puesto en contacto con el Ministerio de Defensa. Tras varias llamadas y emails durante el miércoles y el jueves, el Ministerio ha explicado que, por tratarse “de una reunión de carácter interno” del Ejército de Tierra, es éste quien debe dar las explicaciones oportunas. El Ejército ha contestado en un mail que en la reunión sólo se informó de que las asociaciones no son la forma de canalizar asuntos de servicio, y se recordaron las vías que tienen las asociaciones para difundir sus informaciones.

Entre las otras “vulnerabilidades de seguridad” contra las que se preparan en las Fuerzas Terrestres, está la ya mencionada del yihadismo. El Ejército de Tierra, según se dijo en esa reunión, teme que se infiltren entre sus filas integristas islámicos, a través, por ejemplo, de la selección de traductores.

También se puso especial atención a los “grupos delictivos o radicales”, y se recordó lo fácil que le resulta a la tropa obtener munición. Por eso se pidió a los mandos que den parte inmediatamente ante cualquier robo de armamento o información sensible, y que se sea especialmente cuidadoso con la munición.

Los altos mandos también hablaron sobre el consumo de drogas entre las tropas, sobre los casos de acoso sexual y laboral -ante los que se pide informar al mando del Ejército de Tierra antes de 24 horas- o sobre los fallos de coordinación entre las cadenas de mando.

Gómez de Salazar ocupa el cargo de jefe de las Fuerzas Terrestres desde el pasado mes de marzo, y como miembro del Consejo Superior del Ejército de Tierra es uno de los aspirantes a Jefe del Estado Mayor de la Defensa (JEMAD). La ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, debe elegir en las próximas semanas al nuevo JEMAD, la cuarta autoridad militar del Estado que se encarga de planear y ejecutar la política operativa militar.

Trabas constantes a su trabajo

Las asociaciones de militares llevan años denunciando las dificultades que se ponen a su trabajo. Aseguran que se les ha relegado y se ha limitado su capacidad de acción dentro de los cuarteles, donde les está prohibido por ley organizar actos para que acudan los soldados. Para ello, el Ejército les ha reservado otras instalaciones, las subdelegaciones de Defensa. El problema es que esas instalaciones solo están abiertas durante el horario laboral, así que no pueden organizar charlas para los soldados fuera de ese horario.

El Ejército también margina a las asociaciones dentro de los cuarteles. Aunque existe la obligación de colocar paneles de corcho para que estas organizaciones puedan colgar sus folletos de información, estos suelen estar en pasillos recónditos, por los que hay poco tránsito de soldados. Además, en muchas ocasiones no se protegen con una mampara de metacrilato para evitar que sus folletos sean arrancados.

AUME ha denunciado también que el Ejército ha arrestado y expedientado a sus representantes en algunas ocasiones. Uno de sus miembros fue arrestado por mostrar su apoyo a una compañera en un mail y otro fue sancionado por criticar la rebaja de sueldos. Su actual presidente, Jorge Bravo, estuvo encarcelado en 2013 durante 30 días por criticar los recortes en el salario de los soldados.