Investigación

El envío de una bomba falsa al Ministerio del Interior se investiga como una venganza entre delincuentes

Pedro Águeda

9 de enero de 2023 22:23 h

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Los controles de seguridad del Ministerio del Interior detectaron el 22 de junio de 2021 un posible paquete bomba dirigido a un colaborador del ministro. Al ajetreo que lleva la activación del protocolo de seguridad y la comprobación de que era un artefacto simulado le siguió un hecho inquietante por su excepcionalidad: el remitente existía, era de origen magrebí y residía en España. A día de hoy, un juzgado de Granada mantiene como principal hipótesis que los auténticos autores del envío querían vengarse de él. 

La historia de la recepción de la bomba simulada en Interior comenzó a fraguarse dos meses antes, a más de 400 kilómetros de la sede en Madrid del Ministerio. El 26 de abril de 2021, una joven se personó en el puesto de la Guardia Civil en Pinos Puente, en Granada, para denunciar que dos hombres la habían retenido en un coche contra su voluntad dos semanas antes y que, tras lograr escapar, la estaban sometiendo a vigilancias y amenazas.

Entre la denuncia de la joven ante la Guardia Civil y la imagen del centro de Madrid cortado por un aviso de bomba hay un tercer escenario que explica la conexión entre los dos primeros. 

Peligros (Granada), 21 de junio de 2021, un día antes de que el falso paquete bomba llegue a Interior. Un hombre con gorra y mascarilla entra en una empresa de envíos. Dice llamarse Zakaria M., de nacionalidad francesa. Con un pasaporte que recoge esta identidad registra el envío al Ministerio del Interior. En realidad, y según averiguaron después los investigadores, su verdadero nombre es Paul Michael C., de nacionalidad peruana.

Paul ha acudido a la zona en un coche conducido por un amigo, que le espera no lejos de allí. El conductor se llama José María M. F. y resultará ser el primo de la joven que denunció el intento de secuestro por parte de dos individuos. El descubrimiento tiempo después de este nexo hizo que cobrara cuerpo el móvil de la venganza por parte de los autores del envío: la bomba falsa a Interior lanzaría a las Fuerzas de Seguridad contra el presunto autor de la agresión a la chica.

Una bomba falsa con un remitente real

Al día siguiente del envío, una vez los artificieros comprobaron que el paquete contenía una bomba falsa, había comenzado el trabajo del Servicio de Información de la Guardia Civil. Y con las primeras pesquisas saltaron las alarmas: Zakaria M. no era un señuelo. Existía y vivía en Granada. 

Arrancó entonces, con todas las cautelas, una investigación por posible delito de terrorismo de la que se hizo cargo el Juzgado Central de Instrucción número 1 de la Audiencia Nacional. Los agentes localizaron rápidamente la oficina de paquetería de Peligros desde la que se había realizado el envío y revisaron las cámaras de seguridad. Los trabajadores recordaban a un hombre joven al que apenas pudieron ver el rostro porque portaba la mascarilla de uso obligado entonces en lugares públicos y además llevaba gorra. Uno de los empleados sí se atrevió a concluir que, aunque el cliente habló poco, su acento no era propio de Granada. 

Las imágenes recogen a Paul pasando una primera vez por delante de la oficina de mensajería sin entrar. Los investigadores creen que podía estar cerciorándose de que no había nadie dentro. “El individuo mostraba una actitud extraña, con el probable afán de pasar desapercibido y de no dejar restos identificativos, hablando poco, evitando manipular el paquete con las yemas de los dedos, cubriéndose el rostro, y manteniendo la vista baja”, recogen los agentes en uno de los informes incorporados a la causa del Juzgado de Instrucción número 2 de Granada.

Al repasar concienzudamente las imágenes registradas por las cámaras de los alrededores, los investigadores identificaron al individuo del paquete accediendo a la zona en una furgoneta, sentado en el asiento del copiloto. Dentro del coche no lleva mascarilla, pero hay un detalle que le delata al ampliar la imagen, el pabellón auricular es idéntico al del tipo que entregó el paquete. El 'zoom' de las imágenes descubre a los agentes varios números de la matrícula del coche. De este modo, la Guardia Civil llega hasta su propietaria, la pareja de Paul. El hombre tiene 37 años, nació en Perú pero lleva viviendo en España dos décadas. 

Los guardias civiles del Servicio de Información comienzan a seguir a Paul en el verano de 2021. Le fotografían durante su rutina y descubren cómo mantiene amistad con el español José María M. F., una estrecha relación que se extiende a las familias de ambos. Los agentes regresan a las cámaras y comprueban que se trata del individuo que conducía la furgoneta en la que Paul se desplazó hasta la empresa de mensajería. Los agentes encuentran además en los archivos que José María, Paul y la pareja de éste constan como los autores del robo de un Mercedes de lujo 2017.

El nexo entre la mujer agredida y uno de los autores del envío

Entre tanto, los guardias civiles también se fijan en uno de los coches aparcados en la casa de José María. Comprueban que es propiedad de una familiar suya y buscan en los archivos: el coche consta a nombre de la denunciante del intento de secuestro y acoso por parte de dos individuos que ya están identificados. Uno es un tal Yanis, con el que la joven había empezado recientemente una relación. El otro se llama Zakaria M., como el remitente del paquete enviado a Interior. 

La joven había explicado en el puesto de la Guardia Civil en Pinos Puente que había conocido dos meses antes a un tal Yanis, ciudadano francés de origen magrebí con el que había empezado a salir. En abril, la mujer quedó con Yanis y éste apareció acompañado de otro joven, también francés de origen magrebí, de 25 años y que decía ser cantante en su país. 

Subidos los tres a un coche, Zakaria tocó las piernas de la joven, lo que esta rechazó de un manotazo al tiempo que advertía que los hombres actuaban con complicidad. Como reacción, Zakaria abrió la guantera y mostró a la mujer la pistola que había dentro. También le ofreció consumir cocaína de una roca “del tamaño de un puño”, según describió a los agentes.

Aprovechando que el vehículo se detuvo en un semáforo, la joven logró bajarse, huir y esconderse. Los dos hombres la buscan desde el coche, pero ella logra tomar un taxi y alejarse. En los días posteriores comienza a recibir en su móvil fotos de su casa, de la de sus hermanos y del colegio de sus sobrinos. Se las envía Yanis. Este y el otro presunto agresor, Zakaria, se conocen de Burdeos, tienen antecedentes penales y sobre ellos pesan sendas órdenes de busca y captura. 

La investigación de la Guardia Civil pasó a la fase del rastreo de teléfonos móviles. Los agentes lograron ubicar dos terminales relacionados con Paul y José María en la zona desde la que se envío la falsa bomba a Interior el 21 de junio de 2021. Paralelamente encuentran una llamada entre un teléfono utilizado por Zakaria y otro cuya titularidad corresponde a la pareja de José María. Justo esos teléfonos se comunican el día que la prima de José María interpone la denuncia por el intento de secuestro.

Descartada la pista terrorista

El caso arrancó en la Audiencia Nacional por un informe remitido por el Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado dando cuenta de la bomba falsa enviada a Interior. En julio de 2021 se decretó el secreto de las actuaciones, pero en marzo pasado, la Audiencia Nacional se inhibió en favor de los juzgados de Granada al descartar la pista terrorista. 

La Guardia Civil había constatado que se trataba de un “aparato explosivo casero simulado sin potencialidad peligrosa alguna”, pero sospecharon de que se tratara de un señuelo para comprobar la capacidad de detección en el Ministerio ante la posibilidad de un posterior ataque terrorista. Además, durante sus seguimientos del verano de 2021 descubrieron otro dato que les preocupó: los sospechosos adquirieron material pirotécnico y balines, lo que llevó a los investigadores a pensar que podría darse un nuevo envío. Las posteriores diligencias autorizadas por la Audiencia Nacional terminaron por descartar el móvil terrorista.

Por su parte, la titular del Juzgado de Instrucción número 2 de Granada, María Ángeles Jiménez Muñoz, aceptó el pasado otoño la inhibición y se hizo cargo de la instrucción, que sigue en marcha en estos momentos, a la espera de nuevos informes de la Guardia Civil. Zakaria declaró que no sabía por qué Paul y José María pudieron enviar el paquete en su nombre y añadió que nunca ha echado en falta la documentación que utilizaron para hacerlo.