Joseba Permach: “Con ETA en activo, la sentencia de Estrasburgo hubiese sido otra”
Joseba Permach (San Sebastián, 1969) es portavoz de Sortu, el partido que lidera la izquierda abertzale en el nuevo tiempo abierto en Euskadi tras el final de la violencia de ETA. Militante desde joven, lleva más de una década ocupando puestos de responsabilidad. En la actualidad está siendo juzgado en la Audiencia Nacional dentro del juicio conocido como de las ‘herriko tabernas’.
Estos días usted está sentado en el banquillo de los acusados por en el juicio de las herriko tabernas. Se les acusa de que estos establecimientos se utilizaban para financiar a ETA.
Hay unas personas que están acusadas por tener supuesta relación directa con el funcionamiento de las herriko, personas a las que se acusa de haber coordinado a las diferentes herrikos. Y luego, por otra parte, estamos las personas que, sin tener ningún tipo de relación con las herrikos, se nos acusa de ser delegados de ETA en la Mesa Nacional de HB.
La acusación está hecha bajo el manto elaborado de que ‘todo es ETA’ y lo que nosotros estamos intentado demostrar es que en nuestro caso éramos simple y llanamente militantes elegidos por la base social de la izquierda abertzale en determinados momentos y no cumplíamos las órdenes absolutamente de nadie, salvo de la propia base social y las de nuestro programa electoral.
Usted ha dicho en el juicio que recibió mensajes del entonces ministro de Interior, Jaime Mayor Oreja, durante la tregua de 1998. Él lo niega.
Es lógico que él lo pretenda negar. Yo me vuelvo a reafirmar. En agosto del 98 vino un responsable de Gernika Gogoratuz preguntando por Arnaldo Otegi. Otegi estaba de vacaciones y me reuní yo con él. En esa reunión me transmitió de parte de Mayor Oreja que no era cierto que se fuera a producir ilegalización alguna y me preguntó si era cierto que se iba a producir en las semanas siguientes una tregua, tregua que se anunció poco tiempo después. Y no sólo ocurrió eso, sino que él, siendo ministro de Interior, envió una delegación, por orden de Aznar, a reunirse con una delegación de Herri Batasuna en Burgos.
¿La derogación de la doctrina Parot es el resultado de una negociación?
No, en absoluto. No ha habido negociación alguna para que se produzca esta sentencia. De hecho, creo que hay que recordar que el propio Tribunal de Estrasburgo ratificó en su día la ilegalización de Batasuna, y aquellos que hoy en día han puesto el grito en el cielo por la sentencia, aplaudían con todas sus fuerzas al Tribunal de Estrasburgo en aquel momento.
No ponemos en duda que la actual situación política que vive Euskal Herria y el fin de la lucha armada por parte de ETA también habrán tenido, sin duda alguna, efectos en una resolución tan contundente en contra de los planteamientos que ha defendido el Gobierno de España.
¿Ha impartido Sortu instrucciones a los familiares de los presos de ETA que están saliendo estos días a la calle para que de algún modo eviten con sus conductas ofender a las víctimas?
Nosotros lo que hicimos fue una reflexión entendiendo que la sentencia de la doctrina por parte de Estrasburgo era una buena noticia. Hicimos una reflexión pública para actuar con responsabilidad y estar a la altura de las circunstancias y no entrar en ningún tipo de provocaciones.
¿Ese mensaje responde a una sensibilidad respecto a las víctimas de ETA o era una cuestión estratégica para evitar consecuencias contra ustedes?
No es nuestra intención llevar a cabo actos que puedan determinar a posteriori cualquier tipo de reacción jurídica o penal contra nosotros pero, más allá de eso, yo creo que hay que recordar que hace más de un año que hicimos una reflexión pública en donde, además de reconocer y mostrar nuestro pesar por las víctimas de la violencia de ETA y además de reconocer el daño causado, nosotros, en primera persona, decíamos que durante años no habíamos sido capaces de demostrar un mayor tacto o un mayor acercamiento a las posiciones de las víctimas. Hicimos esa autocrítica de forma pública por si habíamos generado un dolor añadido a las víctimas. Esa reflexión tiene que ver con la reflexión que hemos hecho en estos momentos.
¿Cómo analizan las imágenes de tensión que se producen a la salida de las cárceles entre familiares de personas que han sido asesinadas y los presos excarcelados?
Durante muchísimos años aquí se ha generado un caldo de cultivo y se han azuzado posiciones extremas. El Partido Popular, además, ha utilizado a determinadas asociaciones de víctimas para intentar generar un coste político a Gobiernos anteriores. Todo esto acarrea que en estos momentos haya una organización de víctimas que esté manteniendo posiciones que puedan generar esa alarma social. En todo caso, nos consta que ni son todas las asociaciones ni son todas las víctimas.
¿Se acaban aquí los gestos de la izquierda abertzale hacia las víctimas?
Los gestos no tienen por qué acabar. Cincuenta años de conflicto armado y de un sufrimiento tan grande como el que ha habido no se acaban porque un día unas personas hagan una declaración. No deja de ser un acto coyuntural que, si se mantiene de forma permanente, pues puede aportar más a una cicatrización de las heridas o a un saneamiento de ellas. No se trata de decirlo un día, sino de volver a recordarlo de forma permanente y de seguir dando pasos. Y así creo que lo estamos haciendo. No ha sido solo esa declaración, sino también que, por ejemplo, diferentes personalidades de Sortu y Bildu han acudido a diferentes actos de homenajes a víctimas, siempre teniendo en cuenta la actitud de los propios familiares y las propias víctimas para no herir ningún tipo de sensibilidades.
¿Si percibieran que van a ser mejor recibidos, ampliarían esa política de gestos?
Evidentemente, sí. En los últimos años, personas referenciales de Sortu y la izquierda abertzale han participado en diferentes actos y es obvio que tiene que ver, no con la reciprocidad, no se trata de eso, sino con que los familiares de víctimas de la violencia de ETA acepten esos pasos. Estoy hablando, por poner ejemplos concretos, de que Martín Garitano o Josean Aguirre acudan al homenaje a Jose Mari Korta, o que todas las formaciones, a excepción del PP, participen en el Día de la Memoria. Cuanta más receptividad haya, más pasos daremos entre todos.
¿Prevé algún efecto de la sentencia de Estrasburgo en el desarrollo del proceso abierto tras el fin de la violencia?
Es difícil saberlo. El PP no tiene ninguna voluntad de afrontar la nueva situación en parámetros constructivos y positivos. Más de dos años después del fin de la violencia de ETA, con una organización que ha mostrado su plena disponibilidad a hablar del desarme o de la desmilitarización y del tema de presos, y que el Gobierno no tenga ninguna voluntad de encarar todos esos temas nos hace pensar que no se van a producir esos cambios.
Lo que sí constatamos es que en pocas semanas van a salir un montón de presos de las cárceles y ello debiera ser aprovechado como punto de inflexión para darnos cuenta de que se ha abierto una nueva situación. El fin de la violencia de ETA no es coyuntural, es para siempre. Tendríamos que ser capaces todos de actuar como actúa cualquier Gobierno del mundo cuando se encuentra con una situación así.
¿Si ETA estuviera matando, la sentencia del TEDH hubiera sido otra?
No hubiera sido de la misma manera. Parece evidente que el tribunal ha tenido en cuenta la actual situación política de Euskal Herria.
¿Cuál sería la diferencia del proceso con Otegi dentro o con Otegi fuera de la cárcel?
La diferencia sería mayúscula. Arnaldo está en la cárcel porque es un gran activo y se intenta mantener secuestrado ese gran activo para el proceso.
¿Por qué no se produce un llamamiento claro desde Sortu para que los presos asuman la legislación y se integren en un proceso de reinserción?
El colectivo de presos ha hecho un sinfín de reflexiones en los últimos dos años y ya hace unos meses hizo suya la declaración de Gernika. Nos consta que están haciendo sus propias reflexiones y el propio colectivo será el que tenga que dar a conocer esas reflexiones. Nosotros pedimos al colectivo de presos que haga aportaciones en positivo a la nueva situación.
¿Cuáles pueden ser esas aportaciones en positivo del colectivo de presos?
Responder a las conclusiones del Foro Social, tal y como ya han anunciado, puede ser una aportación positiva porque puede abrir las vías a trabajar dentro de lo que entendemos como la “vía vasca” ante la cerrazón del Gobierno de Rajoy.
¿Los presos en otoño van a ofrecer asumir la vía de la legalidad y la reinserción a cambio de ser reagrupados?
Nosotros desconocemos cuáles van a ser las decisiones que va a tomar el colectivo.
¿Es posible que reconozcan el daño causado a las víctimas?
Nosotros desconocemos, de verdad, las conclusiones a las que vaya a llegar el colectivo.
¿Cómo se explica la actitud de Sortu respecto a los presos de la ‘Vía Nanclares’, por ejemplo, negándoles la incorporación al Acuerdo de Gernika?
Bueno, yo creo que no es exactamente así. Nosotros, simplemente, lo que hemos considerado es que había determinadas personas que optan por una decisión individual, y simple y llanamente nosotros no hemos hecho manifestaciones públicas en torno a su actitud. Y yo tampoco las voy a hacer.
Pero ellos intentaron sumarse al Acuerdo del Gernika y no pudieron...
Yo no sé si... Bueno... Es verdad. Me consta que lo intentaron.
¿Y por qué no se les permitió?
En cualquier caso, yo no quiero hacer más comentarios sobre esto.
¿Qué es ETA hoy?
Es una organización que hace ya más de dos años que hizo pública su decisión de no utilizar nunca más la lucha armada y, desde entonces, ha hecho de forma permanente declaraciones demostrando su voluntad de habilitar una agenda de soluciones definitivas para que se produzca una solución integral, una agenda para hablar del desarme, la desmilitarización, los presos y el reconocimiento del daño causado a las víctimas.
¿Hay para ETA otro futuro diferente a la disolución?
No sabemos cuál es el futuro de ETA. Sabemos que la utilización de la violencia es el pasado de ETA porque así lo ha hecho público. El futuro, más cercano que tarde, es la habilitación de una agenda que permita un proceso de desarme y desmilitarización de Euskal Herria y una nueva política penitenciaria que permita que los presos y las presas salgan a la calle.
Usted tendrá opinión al respecto.
Nosotros no somos militantes de ETA y corresponde a la propia ETA tomar su decisión. Lo que es una obviedad es que la izquierda abertzale se ha dado a sí misma una organización política que es Sortu para liderar este nuevo tiempo político en Euskal Herria y en ese sentido lo que ETA está poniendo encima de la mesa es buscar cómo se pone en marcha esa agenda. Una vez puesta en marcha, la decisión compete a ETA.
En este momento de la historia, ¿se han ganado ustedes la libertad de opinar sobre las decisiones de ETA?
Sortu está demostrando en estos últimos años una capacidad para hacer sus propias reflexiones independientemente de lo que puedan hacer otros agentes, entre ellos, la organización ETA.
¿Está el proceso de paz bloqueado?
Para nosotros, está absolutamente bloqueado. El PP no tiene ningún tipo de voluntad y en ese sentido es más que previsible que en los próximos meses tampoco haya movimientos por parte del Gobierno del PP. Compete a todos los agentes políticos, sociales y sindicales vascos tomar todas las medidas y responsabilidades que todos consideramos oportunas para hacer indefendible esa posición inmovilista.
Lo denunciable es que en estos momentos se da la situación de que ETA ha dado por finalizada la lucha armada y no encuentra en la otra parte ningún tipo de voluntad para habilitar una agenda. Eso no ocurre en ningún país del mundo con ningún proceso de estas características. No ha ocurrido en las últimas décadas. Por ejemplo, ahora tenemos las negociaciones del Gobierno de Colombia con las FARC.
¿A qué cree que responde esa postura del Gobierno?
Durante años se ha utilizado a ETA y su violencia para esconder un montón de problemas. Cuando acaba la violencia de ETA, se han utilizado elementos colaterales, como la aplicación del manto de ‘todo es ETA’, para criminalizar sectores como la PAH o Rodea el Congreso que, desde un punto de vista de izquierdas, plantean una alternativa social. Cuando en Euskal Herria nadie duda en absoluto de que vaya a volver la violencia, se sigue intentando mantener esa duda cuando se habla de la necesidad de desarme, como si el no desarme supusiera una amenaza, que no lo es en absoluto. La decisión de no utilizar la violencia es definitiva y la voluntad de habilitar esa agenda también lo es.
¿Cuáles son los riesgos de este bloqueo?
Cualquier familiar de preso puede perder la vida o resultar herido en un accidente un fin de semana. Cuanto antes se solucione un proceso, mayor será el reconocimiento que hagan las dos partes en el sentido de abordar una nueva situación y en cerrar las heridas. Sería mejor de forma rápida y constructiva.
¿Debe ETA dar el paso de iniciar el desarme?
Que dos años después se pretenda poner la pelota una vez más en el tejado de ETA, cuando el Gobierno no ha hecho absolutamente nada para aportar a esta nueva situación, es evitar la responsabilidad que tienen, por ejemplo, el Partido Popular y determinados sectores del PSOE cuando reivindican lo mismo. La pelota está en el tejado de Madrid, pero todos los agentes, incluida ETA, pueden hacer y debemos hacer aportaciones para avanzar en el proceso abierto en Euskal Herria.
Hay voces que repiten que su ilegalización podría estar a la vuelta de la esquina.
Es verdad que de forma más o menos periódica, sobre todo por parte del ministro del Interior, se habla de la posibilidad de una ilegalización. Lo que habría que decir a los lectores es que una situación así no tiene desarrollo ni lógica. No ha servido en diez años absolutamente para nada. Seguía habiendo personas que se seguían viendo de izquierdas e independentistas en Euskal Herria. Los sectores de izquierdas y abertzales, de la mano de EH Bildu, superan las 300.000 personas. ¿Podemos hablar de la ilegalización de la segunda fuerza política de Euskal Herria? Sería una aberración. Nadie en su sano juicio puede provocar una situación de esas características.
Usted ha declarado tener “envidia sana” de Cataluña.
Durante décadas hemos tenido un conflicto que ha generado y sigue generando consecuencias dramáticas, y tenemos que buscar una solución. Además de los presos, sus familiares y las víctimas que necesitan reconocimiento y reparación, hay un conflicto político que viene de antes de la violencia de ETA, que pasa por que los vascos y vascas podamos decidir nuestro futuro de forma libre y democrática. En Cataluña hay un proceso abierto para que los catalanes y catalanas puedan decidir su futuro, y eso es lo que nos da envidia sana.
¿No les mueve a la autocrítica saber que Cataluña ha llegado hasta aquí sin violencia?
Cada pueblo ha tenido su propia historia. En Cataluña también hubo en su día organizaciones que practicaron la violencia. Es cierto que no con las mismas características. Nosotros hicimos una reflexión hace cuatro años con un proceso de autocrítica para que muchas cosas ocurridas en los últimos años no volvieran a ocurrir y mirar al futuro más que al pasado.