- El caso de Cifuentes es menos habitual, ya que no se trata de un plagio sino de asignaturas de un Máster que aparece en su currículum regaladas por una universidad pública
“Por mucho menos en Alemania dimitió un ministro”, ha dicho Íñigo Errejón sobre la exclusiva de eldiario.es que informa de que a Cristina Cifuentes le regalaron en 2014 dos asignaturas del máster de la universidad Juan Carlos en el que se se matriculó en el curso 2011/2012. El diputado de Podemos se refiere a Theodor zu Guttenberg, ministro de Defensa de Angela Merkel y uno de los más valorados del gobierno alemán en 2012. Su carrera se truncó por un plagio. Perdió el título de doctor en Derecho y acabó por obligarle a dimitir como ministro en 2011. La revista Der Spiegel ofreció pruebas de que, al menos, había copiado 70 de las 470 páginas de su trabajo. Él admitió “errores”. Trató de parar el golpe renunciando al título de la Universidad de Bayreuth.
El de Cifuentes no es un caso de engorde de currículum habitual, ya que estos suelen estar más relacionados –como el de Guttenberg– con el plagio. En 2012, la canciller Merkel vio cómo otra de sus ministras, Annette Schavan, tuvo que renunciar a su doctorado y dimitir de la cartera de Educación por otro caso de plagio. Una denuncia anónima bastó para que la Universidad de Dusseldorf abriera una investigación y concluyera que había plagio: le retiró el título. Schavan insistió en su inocencia pero, aún así, prefirió abandonar el Ejecutivo para “no perjudicar”.
Otro plagio provocó la dimisión de Pal Schmitt como presidente de Hungría (puesto de representación institucional), también en 2012. Había fusilado una tesis francesa en 1992: 200 de las 215 páginas no eran suyas, como demostró una investigación de su universidad. En la Unión Europea también ha habido escándalos en ese sentido: Koch-Mehrin era vicepresidenta del Parlamento en 2011. La Universidad de Heidelberg confirmó el plagio que había destapado una plataforma online dedicada a revisar tesis y la política alemana dejó su puesto al frente de la Cámara, aunque no renunció al acta de diputada.
También ha ocurrido en EEUU: un asesor del presidente norteamericano George W.Bush, Timothy Goeglein, dimitió tras ser cazado copiando textos para sus columnas en prensa. Y el senador demócrata Joe Walsh tuvo que abandonar la carrera electoral en agosto de 2014 después de que el periódico The New York Times publicara que había plagiado su trabajo para graduarse en la Escuela de Guerra del Ejército. Meses después, la institución informó de que, tras investigar el asunto, había retirado su título a Walsh. El senador indicó que no renunciaba a su puesto, en el que le quedaban meses, pero sí admitió haber actuado inapropiadamente.
En España ha habido casos de dimisiones por estos motivos, pero pocos. La socialista Estela Goikoetxea dimitió como directora del Observatorio de Salud Pública de Cantabria pocos días después de oficiar de telonera a Susana Díaz en la presentación de su candidatura a las primarias del PSOE. Lo hizo porque en su currículum constaba que era licenciada en Biotecnología, pero nunca lo acabó. Poco después protagonizó un escándalo similar Gema Igual, alcaldesa de Santander del PP en sustitución de Íñigo de la Serna cuando este entró al frente del Ministerio de Fomento, al demostrarse que no estaba diplomada en Magisterio, aunque así se presentaba en las comunicaciones del PP. Ella defendió que siempre dijo que tenía “estudios en Magisterio”.
En 2013, Alejandro Blanco, presidente del COI, tampoco dimitió cuando eldiario.es desveló el plagio de su tesis doctoral, todavía entonces sin leer. Y el propio rector de la Universidad Rey Juan Carlos, la que regaló el máster a Cifuentes, Fernando Suárez, tuvo que convocar elecciones por el escándalo desvelado por eldiario.es de la decena de plagios que había hecho antes y durante su rectorado.