Franco y la sentencia del procés, los revulsivos que espera Moncloa para hacer frente al estancamiento en las encuestas

“Quedan aún semanas para las elecciones”. Es el mantra que emiten desde Moncloa y Ferraz para explicar el estancamiento que Pedro Sánchez atraviesa en las encuestas mientras en las filas socialistas empiezan ya a rebajar las expectativas y a hablar con mucho escepticismo de una supuesta mejora en los resultados respecto al 28A. El equipo más cercano al presidente en funciones sitúa el momento clave a partir de mediados de octubre cuando creen que se activará su electorado y lo basa en dos hitos fundamentales: la exhumación de Franco y la sentencia del procés.

Atrás quedó el sueño de Sánchez de lograr unos 140 diputados. Esa llegó a ser la creencia en Moncloa antes de las generales de abril, pero creen que la última semana de campaña y los debates torcieron esa expectativa. En los meses de junio y julio, tras la victoria el 26M y en el arranque de las negociaciones con Unidas Podemos, los socialistas también creían que estaban por encima de los 123 escaños que lograron en las urnas. Sin embargo, una vez convocada formalmente la repetición electoral, el pronóstico es de estancamiento tanto en las encuestas publicadas como en los trackings internos.

El equipo comandado por Iván Redondo no emite en cambio ninguna señal de alarma, más bien lo contrario: sostienen que el electorado está inactivo a varias semanas de la contienda –no se creen el 65% de participación que pronostican las encuestas, como la de Celeste-Tel, y aspiran a que alcance el 70%– y que es normal que en un principio el progresista haya manifestado enfado por el fracaso de las negociaciones. Así, se conjuran contra esos sondeos y confían en que el verdadero “escenario” se colocará a mediados de octubre. Sin embargo, en las federaciones socialistas ven muy poco margen de mejora y, en todo caso, un resultado muy similar al de hace cinco meses.

Sánchez fía buena parte de su éxito a lo que suceda en Catalunya. Lanzado a por el votante descontento de Ciudadanos, el presidente en funciones subió el tono contra el independentismo al que ha amenazado con la aplicación del 155 o la activación de la Ley de Seguridad Nacional ante las posibles consecuencias de la sentencia del procés. Los gurús de la campaña de Sánchez creen que ese perfil “institucional” le da puntos en una competición que creen que se juega en el eje 'Gobierno sí o bloqueo'.

“Vamos a ver la próxima semana que la campaña se rompe totalmente con Catalunya”, aseguran fuentes del Comité Electoral socialista en referencia a la sentencia del Tribunal Supremo que está al caer. A partir de ahí, en Moncloa creen que tienen la posibilidad de enmarcar el tema de campaña en el eje estabilidad-seguridad y ahí sacar rédito del perfil estadista de Sánchez.

Situar la campaña en el eje estabilidad-seguridad

Además, la condena a los líderes del procés puede darles la razón si es por sedición especialmente frente a Albert Rivera que hizo bandera de la acusación por rebelión metiendo incluso en sus listas a Edmundo Bal, el abogado del Estado apartado por el Gobierno por no haber querido hacer la acusación por sedición en vez de por rebelión, según su versión. Sánchez también manifestó sus dudas sobre la adecuación de la actual tipificación del delito de rebelión a lo sucedido en Catalunya en 2017. En caso de que la condena sea por rebelión, en Moncloa le restan importancia y aseguran que se verá que hay un Gobierno que acata la sentencia, hace cumplir la ley y garantiza la unidad de España.

En las filas del partido ven, no obstante, que esa estrategia encarna algunos “riesgos”. De hecho, los socialistas siempre han reconocido que el conflicto territorial les pasa factura. En Moncloa, sin embargo, están convencidos de que por primera vez el PSOE puede ganar en esa batalla a la derecha con un discurso de “firmeza” frente al independentismo a la vez que una respuesta “proporcional” al desafío. Algunos dirigentes socialistas temen, además, que ese planteamiento de campaña desmovilice a su electorado más izquierdista.

Lo mismo sucede con el mensaje de estabilidad que emite Sánchez frente al caos del multipartidismo. “¿De qué sirven ocho, diez o cien partidos si no hay un Gobierno que resuelva los problemas de los españoles?”, se pregunta el candidato socialista en cada mitin desde el lunes. El Brexit o la desaceleración de la economía son otros de los asuntos que el PSOE ha cogido como banderas para pedir un voto masivo con la finalidad de que haya Gobierno tras el 10N. La estrategia pasa por captar el voto de centro y moderado, lo que en palabras del director de gabinete de Sánchez, Iván Redondo, es la “mayoría cautelosa”.

La exhumación del dictador, a las puertas del 10N

La exhumación del dictador Francisco Franco del Valle de los Caídos tras la sentencia favorable del Tribunal Supremo a reinhumar los restos en el cementerio de Mingorrubio es otro de los revulsivos que esperan en Moncloa a las puertas de las generales. Los socialistas creen que supondrán un espaldarazo para el PSOE en el electorado progresista.

El fallo del alto tribunal provocó una gran alegría en Ferraz y en Moncloa tras meses de trabas jurídicas para llevar a cabo la medida cargada de simbolismo y que ha sido uno de los anuncios estrella del mandato de Sánchez. Una vez ganada la partida a la familia del dictador y con el convencimiento de que la negativa del prior de la abadía del Valle de los Caídos a permitir la exhumación no supone ningún obstáculo, el Gobierno ultima los detalles para el procedimiento, que será calcado al que aprobaron para el 10 de junio y que fue suspendido cautelarmente, es decir, con publicidad de la fecha, posibilidad de que la familia esté presente, prohibición de acceso a los medios...

El Consejo de Ministros tendrá que dar luz verde de nuevo a ese acuerdo y ponerle fecha. Sánchez dio por hecho que sería en el mes de octubre y fuentes de su entorno aseguran que antes del arranque de la campaña electoral la madrugada del 1 de noviembre. Lo que sí reconocen es que será un elemento valioso para la contienda electoral.