Un fallo en la seguridad del aeropuerto de Osaka que impide que los bultos de grandes dimensiones puedan ser revisados y escaneados en la terminal de aviones privados fue lo que permitió al expresidente de Renault-Nissan Carlos Ghosn huir de Japón, según The Wall Street Journal.
Según esta versión, el ejecutivo se habría escondido en una caja negra de grandes dimensiones, similar a las que se utilizan para el material de conciertos, y que, para esta ocasión, contaba con agujeros para que Ghosn pudiese respirar.
Esta brecha en la seguridad fue detectada meses atrás por personas implicadas en su fuga, que también se habían percatado de que la terminal de aviones privados de Osaka era mucho más tranquila que en otros aeropuertos nipones, según el Journal.
Antes de la huida, Ghosn se encontraba en Tokio bajo vigilancia y con restricciones en el contacto con su familia, aunque con libertad para salir de su casa.
Para llevar a cabo la fuga tuvo que recorrer un trayecto de casi 500 kilómetros, distancia que separa Osaka de la capital japonesa.
Asimismo, The Wall Street Journal apuntó que Carlos Ghosn recurrió al servicio de empresas de seguridad privada norteamericanas y, en concreto, a un “experto en las fugas clandestinas” y bastante conocido en su sector llamado Michael Taylor, quien también es un exmilitar de las fuerzas especiales del Ejército de Estados Unidos.
Por otro lado, Ghosn ha intentado desvincular a su familia de la huida y ha asegurado que solo él es el responsable.
Las autoridades japonesas han aumentado la seguridad y las medidas migratorias después de la huida, tal y como aseguró el ministro de Justicia de Japón, Masako Mori, quien aseguró que se reforzarían los procedimientos de salida de los aeropuertos tras la huida del mangante de Renault-Nissan.
Carlos Ghosn estaba bajo libertad bajo fianza en Tokio a la espera del juicio por las irregularidades financieras de las que se le acusa.