“Cuando no te levantas para hacer amigos sino para sacar a las cucarachas de su escondite, hay presiones”

Antonio García Ferreras (León, 1966) es director de La Sexta, cadena que cumple ahora diez años, y también el responsable y presentador de Al Rojo Vivo, el programa de información y debate de las mañanas. Durante estos diez años, La Sexta se ha convertido en la cadena preferida por los españoles en las noches electorales, y también un referente para muchos espectadores que encuentran en sus programas una forma diferente, crítica, de abordar la realidad. Con alrededor del 8% de cuota de pantalla, la emisora de Atresmedia se ha consolidado gracias a los informativos y a programas bandera como el propio Al Rojo Vivo; El Objetivo (de Ana Pastor); Salvados (Jordi Évole); El Intermedio (Gran Wyoming), Más Vale Tarde (Mamen Mendizábal) La Sexta Noche (Iñaki López) y La Sexta Columna, entre otros.

Cumplen diez años, pero no todo son felicitaciones. También les regalan muchas críticas.

Somos una pesadilla para los que se sienten incómodos con nosotros. Hacemos una televisión inconformista e irreverente que no llevan con calma. Tenemos un concepto de periodismo, no exclusivo, y entendemos que cada uno puede hacer el planteamiento informativo que considere. Yo respeto las líneas editoriales de cualquier medio de comunicación, el periodismo que cree. Pero también pido que nos dejen hacer el periodismo en el que creemos.

Nosotros hacemos un periodismo inconformista, duro, crítico, apasionado, que abomina de la indiferencia, y que intenta ser rigurosamente subjetivo y honesto. No somos neutrales, somos progresistas, de izquierdas, muy rigurosamente subjetivos y honestos.

Pero hay gente que no lo respeta. Cuando nos atacan, nos insultan, nos manipulan por comer en un restaurante con gente de Podemos, pero no cuando quedamos con dirigentes del PSOE o del PP, o de Ciudadanos, siempre digo que no debemos preocuparnos. Cuando llevas a la práctica el periodismo en el que crees, se pone en marcha una máquina del fango, y cuestionan tu trabajo, que es lo que buscan algunos políticos, otros medios, gabinetes, confidenciales y poderes económicos.

A pesar de ello, La Sexta se ha convertido en un referente para muchos espectadores.

Formaba parte del desafío que nos habíamos puesto como objetivo. Cuando los padres fundadores de la cadena hace diez años, con José Miguel Contreras a la cabeza, me dicen que quieren una nueva televisión y que aplique mi filosofía, el objetivo era que algún día fuera una referencia de credibilidad. Pero difícilmente podíamos imaginar convertirnos en la principal referencia en las noches electorales o en la cobertura del 15M, por ejemplo.

En estos diez años, ¿la prensa escrita ha perdido influencia en favor de lo audivisual?

En los últimos dos o cuatro años, lo audiovisual ha adquirido una potencia en España muy superior. Se está haciendo normal en España lo que era normal en otras democracias como la danesa, la británica o la estadounidense: que la política se vive en la televisión. Y aquí, por fin, se está viviendo también.

Entiendo que haya medios que han dejado de ser referentes como lo eran antes. Algunos medios clásicos donde se ha vivido la política de este país ahora tienen que compartir ese territorio de influencia. Y estamos viviendo algo habitual, que la política se viva de forma potente en España, como en otros países. Es un gesto de avance y profundización. En ese aspecto hemos empezado a vivir lo que no se había vivido aquí.

Ustedes a menudo reciben críticas por atribuirles el crecimiento de Podemos.

Hay quien nos ha acusado con el objetivo de debilitarnos. Las noticias son deber, pasión y obligación. Y hay que buscar la verdad: la aceptas y la cuentas como crees que es. Cuando surge Podemos, y ves que hay gente que hace un discurso distinto al del bipartidismo, que se vincula más a una gente como la del 15M, nosotros la incorporamos a nuestros debates.

Lo anómalo es que Pablo Iglesias e Íñigo Errejón no hayan estado presentes en otros medios durante un año y pico, más que para criticarles y atacarlos. Ha habido apagón. Muchos medios no los entrevistaban. Eso es lo que resulta anómalo, que durante un año y pico haya habido medios que hacen actualidad que hayan ocultado una realidad, la de una nueva formación que iba para arriba. Y te colocan como sospechoso sólo porque tú has permitido que tenga su espacio. No en exclusiva, porque con Iglesias estaban Eduardo Inda, Francisco Marhuenda, gente del PP, de IU, del PSOE... Se señala la sexta porque la sexta ha hecho el trabajo que tenía que hacer.

Otra cosa es que la televisión si tú lo sabes hacer bien, sirve para potenciar. La televisión es una pócima mágica que puede tener efectos secundarios peligrosos. Si lo haces mal en tu comunicación, te puede matar.

También se nos ha acusado de potenciar a Ciudadanos. Pero si percibiésemos que Vox se convierte en una referencia política y social de este país, más allá de coincidencias, tendría un espacio también.

También han tenido fricciones con Pedro Sánchez porque en campaña anuló una entrevista con Ana Pastor en El Objetivo.

Nosotros creemos que hay que dar la cara ante los medios de comunicación. Entiendo que no todos los estilos tiene que ser como Pastor, no todas las entrevistas han de tener el mismo tono o intensidad. En La Sexta está Iñaki López, Jordi Évole, Ana Pastor –al estilo Jeremy Paxman o Jon Snow–, las que hacemos en Al Rojo... Creo que un político no puede ir solo a entrevistas fáciles. El problema es cuando un político se niega. Y el problema es que se había comprometido y no fue.

¿Y cuáles son las relaciones con el Gobierno?

No hay generalidades, pero hay gente del PP que sí está dispuesto a dar la cara. En el PSOE también. No es bueno generalizar.

Ha habido dos fases con el Gobierno. En los primeros tres años y medio adoptó una actitud de estratégica errónea: no vamos, no aceptamos entrevistas, sólo a los medios cómodos. Estemos o no de acuerdo con la gestión política, económica, hay que ir a explicárselo a los ciduadanos. La estrategia del plasma fue errónea.

Más de un miembro del Gobierno nos reconocían que era una estrategia. Eso cambió, y desde Rajoy a muchos ministros esa estrategia cambió. Y fue mejor para ellos. Dar la cara y reponder a las repreguntas es algo que los ciudadanos valoran.

¿Reciben presiones de los poderes poíticos, económicos, anunciantes o del propio editor?

Cuando aplicas este tipo de periodismo, en el que uno no se levanta para hacer amigos y pretende dar la luz para que las cucarachas salgan de su escondite, recibes presiones del poder. Es habitual, existen siempre. Sólo hay tres cuestiones: estar preparado, creer en ello y tener un editor. Y el editor las ha soportado; es una prueba diaria en La Sexta.

Cuando Évole hace lo de la industria textil o es crítico con la corrupción, evidentemente las presiones existen. Pero hay que estar mentalizado, tener un editor que las soporte y creer.

¿De qué está más satisfecho en estos diez años?

De la estructura periodístca, informativa que hemos creado, con un concepto que ponga en duda la versión oficial, que abomine de la indiferencia, que se indigne con lo injusto, duro, crítico, apasionado. Y nos gustaría que algún día La Sexta fuera una referencia periodística. Y La Sexta lo ha logrado con el tiempo, con el 15M, cuando ETA deja las armas, con el atentado en París, con la Diada en Catalunya, en las noches electorales. Y vas ganando en credibilidad. De lo que más orgulloso me siento es de la gente anónima que ha contribuido con su esfuerzo y pasión a que La Sexta hoy sea una referencia informativa.