Gallardón elude responder sobre el aborto a Valenciano

El debate entre Elena Valenciano y Alberto Ruiz Gallardón durante la sesión de control al Gobierno se ha convertido este miércoles en una nueva demostración de la importancia que le da el PSOE a la reforma del aborto y el papel que va a jugar en la campaña de las elecciones europeas.

De hecho, el ministro de Justicia se ha dirigido a la diputada con el trato de “señora candidata” antes de reprocharle que utilizara el asunto para hacer su “primer mítin” de campaña. A la salida del hemiciclo, ella se ha encogido de hombros ante esa acusación y ha recordado que el aborto es lo suficientemente importante como para hacer campaña con él.

Mientras, el PP sigue sin tener candidato y todo lo que ha respondido Mariano Rajoy a los periodistas es que la decisión será “pronto”. Desde el Congreso, el presidente se ha dirigido a la sede de su partido para mantener una reunión con los presidentes provinciales del PP sobre las elecciones del 25 de mayo.

Unos minutos antes, Valenciano preguntaba al ministro de Justicia por su “ataque a los derechos y libertades” de los ciudadanos. Como ejemplos ha citado iniciativas como la ley de tasas judiciales, la criminalización de las protestas sociales en la ley de seguridad, la liquidación de la justicia universal y la reforma del aborto. La prueba, según Valenciano, de que la crisis sirve al PP tanto para “un roto como para un descosido” para justificar los recortes de libertades.

Centrada en la cuestión del aborto, Valenciano ha calculado que el PP no reconocerá los derechos de las mujeres “hasta 2045 con el ritmo y el retraso de 30 años que lleva”. Gallardón ha evitado las concreciones y ha optado por tratarla en todo momento como candidata europea.

En su respuesta se han mezclado el índice de paro en Andalucía, el de fracaso electoral y el juicio por los ERE fraudulentos. Todo para acusar a los socialistas de “llenarse la boca con formulaciones teóricas sobre la libertad”, pero no de demostrarlo cuando gobiernan. De esta forma, Gallardón volvía a optar por el ataque como toda defensa y sólo admitía que la polémica divide a los ciudadans.