Alberto Garzón evita un enfrentamiento directo con el presidente del Gobierno, tras las declaraciones de Pedro Sánchez en las que lamentó las palabras del ministro de Consumo sobre las macrogranjas por la “polémica” generada. En una entrevista en Carne Cruda, el líder de Izquierda Unida ha esquivado las preguntas sobre el posicionamiento de Pedro Sánchez y se muestra “optimista” con la evolución de la controversia creada alrededor de las macroindustrias.
“Después diez días –gracias al trabajo de los periodistas y de la sociedad civil– se ha desnudado el bulo y se ha hablado más de las macrogranjas. No hay por dónde cogerlo. Es un modelo insostenible, que tiene que ser frenado”, ha apuntado Garzón. El ministro lleva más de una semana recibiendo críticas de PP, Vox y un sector del PSOE por una respuesta recortada que dio en una entrevista del diario británico The Guardian, donde el coordinador de Izquierda Unida animaba a comer menos productos cárnicos y criticaba el impacto de la ganadería intensiva a nivel ambiental.
Las críticas se han dirigido a un párrafo del ministro al respecto de las macrogranjas, sobre las que decía que “contaminan el suelo, contaminan el agua y luego exportan esta carne de mala calidad de estos animales maltratados”. Sin embargo, tal y como indicó Garzón, inmediatamente antes en esa misma entrevista, había alabado la ganadería extensiva que describió como medioambientalmente sostenible.
El primer político que tergiversó las declaraciones del ministro fue el presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, que en un mensaje de Twitter criticaba que el líder de IU atacase “de nuevo” a los ganaderos de Castilla y León y le animaba a “rectificar o a dimitir”. Desde Unidas Podemos defienden que la polémica gira alrededor de un “bulo creado por la derecha y la extrema derecha” y sostienen que el PSOE “tendrá que responder” por su utilización.
Este lunes, en una entrevista en la Cadena Ser, el presidente de Gobierno, Pedro Sánchez, se unía a los reproches. “Lamento las declaraciones porque han generado una polémica que no se compadece con la realidad del sector”, ha añadido. En su respuesta, Sánchez ha evitado respaldar al líder de IU, con quien no ha querido revelar si ha hablado desde entonces.
Cuestionado sobre la negativa del presidente a apoyarle, el ministro de Consumo se ha limitado a asegurar que no puede responder porque no fue quien “tomó esa decisión”. Aún así, Garzón recuerda que el contenido de sus declaraciones son coherentes con las políticas adoptadas por el Gobierno de coalición. “Lo que dije es lo que ha apuntalado la ciencia durante los últimos años, es lo que defienden las asociaciones del mundo rural, los habitantes del mundo rural”, ha subrayado en Carne Cruda.
Para el ministro, aquellos colectivos que se están movilizando en contra de las macrogranjas “son la vanguardia de la lucha contra el cambio climático”, al denunciar que estas instalaciones les impide “tener agua potable”, un “tejido productivo” o “turismo rural”. Además, Garzón ha defendido que “la izquierda también está en el mundo rural y puede ganarlo” enarbolando la bandera de “la lucha contra el cambio climático”.
Y sostiene que aquellos que “le compran el marco” a la derecha –con la asunción de las críticas hacia las declaraciones distorsionadas– y se “ponen a la defensiva” están “derrotados”. De esta forma, alude veladamente a barones socialistas como Javier Lambán o Emiliano García-Page, que cargaron contra el ministro.
Este miércoles, Lambán le volvió a citar. “Garzón ha venido a decir que, donde haya un solomillo de charolais, criado de manera extensiva, que se quite la hamburguesa de vaca anónima estabulada. Pero no cualquiera puede pagarse un solomillo ni hay suficiente charolais para alimentar a 10.000 millones de bocas”, escribió en su cuenta de Twitter replicando el párrafo de un artículo de opinión publicado en Economía Digital.
Ante estas críticas, el ministro ha recordado que el presidente de Aragón “tiene normas en tramitación que denuncian las macrogranjas”. “Este tipo de contradicciones revela que esa polémica no tiene que ver con quien tiene razón o no la tiene”, ha reseñado. Y ha continuado: “Tiene que ver con el poder, con la utilización de la desinformación para desgastar a un oponente”. “Eso deteriora la democracia”, ha sentenciado.