A sus 85 años, Julio Fernández Gayoso (Vigo, 1931) está a punto de abandonar la cárcel de A Lama (Pontevedra), donde jamás soñó acabar durante las largas décadas en que ejerció como virrey de Galicia. Su salvoconducto en la Audiencia Nacional es un documento con membrete de la asociación Érguete contra la droga, una de las muchas ONG que patrocinó desde la cúpula de Caixanova, la unión de cajas del sur de Galicia, que siempre gobernó a su antojo.
El prestigio de esa entidad fundada por las madres contra la droga, la primera que decidió plantar cara a los narcos de las Rías Baixas a finales de los 80, ha ayudado a convencer al juez de Vigilancia Penitenciaria de la Audiencia Nacional, José Luis Castro, para que el exbanquero pague lo que le queda de condena -ha cumplido seis meses de los dos años que le cayeron por apropiación indebida- ayudando a toxicómanos en la sede de la asociación en Vigo.
Carmen Avendaño, presidenta de la asociación, que forjó su leyenda de madre coraje desde los 80 cuando pocos en la costa gallega se atrevían a toserle a los señores de la droga, confirma a eldiario.es que Gayoso trabajará en el centro de Érguete en Vigo con un horario de 9 a 13 horas, salvo sábados y domingos. “Va a ayudarnos en la distribución de desayunos, que ofrecemos diariamente a unas 80 personas. También se ocupará de preparar el vestuario para los usuarios que acuden a las duchas y hará el seguimiento de las convocatorias públicas para ONG, además de ayudarnos con trámites administrativos”. El detalle de las actividades que relata por teléfono está también en el despacho de Castro en la Audiencia Nacional. El lunes trascendió que el magistrado de la Audiencia Nacional accedía a la petición del preso, uno de los pocos banqueros que ha pisado la cárcel en España, a excepción de Mario Conde, y quien ya ha devuelto su parte de la indemnización cobrada indebidamente.
Avendaño admite que la idea de que Gayoso prestase servicio en su asociación para conmutar su pena partió del abogado del exbanquero que se acercó a Érguete, una asociación con la que el todopoderoso director general de Caixanova trató mucho en los años de vino y rosas de la caja. La obra social de la entidad ayudó con subvenciones y préstamos a las madres de la droga en sus comienzos cuando no tenían dinero para pagar sede ni nóminas. La presidenta de Érguete sostiene que la decisión de ayudar a Gayoso, que hoy tiene 85 años y un delicado estado de salud, fue suya y que nada tiene que ver con los apoyos que recibió de la caja aquellos años. “Nosotros trabajamos dentro de las cárceles con un montón de gente. Este es un caso más entre muchos. Nos lo propusieron y aceptamos. El Código Penal permite la suspensión de la condena si el recluso no tienen antecedentes. Tenemos a mucha gente a la que ayudamos que trabaja en la prisión o que va a salir”, asegura por teléfono.
Avendaño, que ocupó asiento en el consejo de Caixanova en representación del Ayuntamiento de Vigo donde fue elegida concejal por el PSOE, no esconde que el personaje de Gayoso tiene para ella claroscuros y también su parte positiva, pese a la condena y el abrupto final de las cajas que terminaron arruinadas después de una fusión impulsada por el Gobierno de Alberto Núñez Feijóo: “Como viguesa, creo que Gayoso es un personaje que ha contribuido a Vigo en muchas cosas. La universidad de Vigo la tenemos gracias a él, en el apartado cultural la caja ha aportado muchísimo. Es un hombre que participó y ayudó mucho a la ciudadanía viguesa y a las oenegés y asociaciones que no teníamos apoyo de nadie más y que estábamos cumpliendo una labora que corresponde a la Administración. Yo esa parte yo no la olvido. No me parece extraordinario lo que hemos hecho. Yo no he ido a visitarlo a la cárcel porque creo que podría resultar violento para él, pero le reconozco que ayudó a mucha gente”.
La decisión de apadrinar la salida de la cárcel de Gayoso, un banquero con mucha contestación en la comunidad y que levantó en pie de guerra a miles de familias entrampadas por las preferentes, ha desatado suspicacias en la asociación. Algunos de sus integrantes advirtieron que “no se iba a entender” pero Avendaño ha decidido asumirla personalmente. En el caso de que Érguete dijese que no, había otro par de ONG dispuestas, a las que también sondeó la defensa de Gayoso. También estas habían recibido ayudas de Caixanova que durante los años 2000 desplegó ingentes programas de patrocinio a entidades sociales. Era el paisaje habitual en aquellos tiempos en que las cajas monopolizaban las ayudas culturales, deportivas y de todo tipo, de acuerdo con su función de reintegrar los beneficios a la sociedad.
Pocos podían imaginar en Galicia que al final de sus días el exbanquero que trataba de tú a presidentes, diputados y grandes fortunas, tuviese que recurrir a una asociación contra la droga para salir de su celda.
Dirigente todopoderoso que impulsó leyes a su medida
Porque el poder que acumuló desde que en 1965, a la edad de 33 años, fue aupado por un alcalde franquista a la dirección general de la Caja de Ahorros de Vigo, fue absoluto. En Galicia, a diferencia de otros territorios, los políticos no osaron meter la mano en las cajas. O se sometieron a sus gestores -José Luis Méndez en el norte, con Caixa Galicia, y Gayoso en el sur- o compadreadron con ellos. Solo así se explica que el último Gobierno de Manuel Fraga aprobara en 2005 una ley de cajas hecha a la medida de Gayoso para evitar su jubilación forzosa y permitirle seguir mandando a sus 74 años.
Su final llegó tras el estallido de la burbuja inmobiliaria que hizo aflorar sus ruinosas inversiones en bodegas, ladrillo y una larga lista de aventuras empresariales. La puntilla fue la fusión con Caixa Galicia, la otra entidad gallega cuyos balances, según las fuentes consultadas todavía estaban peor. De las cenizas de las cajas afloró un plan de prejubilaciones millonarias para los gestores que las hundieron y la posterior condena por apropiación indebida.