Pedro Sánchez ha cerrado el círculo. Los socialistas alcanzan el poder de la Generalitat de Catalunya 14 años después de la salida del president José Montilla y ponen el punto y final definitivo a una década de procès independentista con la investidura de Salvador Illa.
El líder del PSC, el hombre al que el presidente del Gobierno puso al frente del Ministerio de Sanidad apenas unos meses antes del estallido la pandemia, primero, y al que le pidió después regresar a casa para disputar al independentismo su hegemonía política, ha cumplido finalmente su misión para culminar la apuesta política de Sánchez en la gestión de la crisis territorial catalana.
“Hemos trabajado juntos en las circunstancias más adversas. Sé de tu amor por Catalunya. Conozco tu templanza, sentido común y capacidad de trabajo. Justo lo que necesita Catalunya. Serás un gran President. Catalunya gana, España avanza. ¡Enhorabuena, Salvador Illa!”, celebró el presidente del Gobierno en sus redes sociales en cuanto Illa fue investido.
A pesar de todas las dificultades afrontadas para la firma del acuerdo de investidura y del esperpento de la nueva huida de Carles Puigdemont, el Gobierno celebra eufórico el desembarco de los socialistas catalanes en el Palau de la Generalitat como una victoria política sin matices que viene a darle sentido al camino emprendido por el Ejecutivo desde la pasada legislatura.
Con la aprobación de los indultos a los líderes políticos encarcelados, primero, y la ley de amnistía, después, Pedro Sánchez no solo ha logrado consolidarse en la Moncloa gracias al apoyo parlamentario del independentismo sino desinflamar al mismo tiempo el clima político catalán y, con ello, dejar a formaciones como ERC y Junts sin la fuerza necesaria para sumar mayorías independentistas en el Parlament.
“Muy emocionado. Hoy ha sucedido algo importante en Cataluña que mejorará la vida de la ciudadanía catalana: Salvador Illa es President!! Se abre una nueva etapa en Cataluña de grandes acuerdos y gran futuro. Enhorabona, President, estimat amic Salva!!”, reaccionó también el ministro de Presidencia y Justicia, Félix Bolaños, en redes sociales.
Durante toda la jornada de investidura, y en mitad de la huida de Puigdemont con la presunta colaboración de varios agentes de la policía catalana, el Ejecutivo en pleno y el Partido Socialista decretaron el apagón informativo. Ninguna reacción a la llegada del expresident ni a su discurso ni a su nueva fuga. Y las reacciones tan solo llegaron cuando fue oficial que Salvador Illa era proclamado president de Catalunya con 68 votos a favor y 66 en contra.
“Cataluña y el conjunto de España dejan atrás una grave crisis territorial e inician una nueva etapa marcada por la concordia, la colaboración y la búsqueda del interés general. ¡Enhorabona, President!”, valoró la ministra de Hacienda y vicepresidenta, María Jesús Montero.
A pesar de ese silencio oficial, no ocultan en la Moncloa el descontento con la actuación de los Mossos d'Esquadra ante el regreso a España de Carles Puigdemont tras casi siete años esquivando a la Justicia. Fuentes del Ejecutivo consultadas por elDiario.es critican la actuación de los agentes de la policía autonómica, que no han detenido al expresident de la Generalitat a pesar de que ha aparecido públicamente y ha pronunciado un discurso ante centenares de personas a apenas unos pocos metros del Parlament y en mitad, supuestamente, de un enorme despliegue policial. En el Ejecutivo consideran, de hecho, que la cúpula de los Mossos debe asumir responsabilidades.
Fuentes de la seguridad del Estado consultadas también por elDiario.es aseguran, de hecho, que el Ministerio del Interior delegó en los Mossos la detención de Puigdemont y pidió que se informara a sus responsables en cuanto se produjera un arresto que, por el momento, no se ha producido.
Consultado por este periódico, desde el Ministerio del Interior se evitó dar cualquier apreciación o explicación de lo sucedido en las últimas horas respecto a la llegada y fuga del expresident.
Tras días anunciando su regreso a España, Puigdemont reapareció poco antes de las nueve de la mañana de este jueves y se subió a un escenario ubicado a pocos metros del Parlament, desde el que se dirigió a cientos de sus seguidores. Fue después de bajarse del escenario cuando, como por arte de magia, volvió a desaparecer: mientras los diputados de Junts y sus colaboradores entraban al edificio, nadie fue ya capaz de ubicar al expresident.
La policía autonómica catalana anunció entonces la activación de una operación jaula para intentar localizar y detener al líder de Junts, que vuelve a estar en paradero desconocido desde instantes después de bajarse del escenario. El pasado 1 de julio, el juez del Tribunal Pablo Llarena declaró no aplicable la amnistía a Puigdemont por el delito de malversación y mantuvo la orden nacional de detención que había dictado contra él en 2023. Se daba por hecho, por tanto, que su retorno a España implicaría su arresto.
El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, calificó como “doloroso” asistir en directo a lo que describió como un “delirio” del que responsabiliza al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
“Es imperdonable dañar la imagen de España así”, dijo en redes sociales el líder de la oposición ante la desaparición de Carles Puigdemont, momentos después de su vuelta a Barcelona, algo que calificó de “humillación insoportable”.
En la misma línea, la secretaria general del PP, Cuca Gamarra, responsabilizó a Pedro Sánchez de la desaparición de Carles Puigdemont. Y denunció que el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) no vigilase, en su opinión, al líder de Junts porque el jefe del Ejecutivo “así lo ha querido” y que, por contra, se le puso “una alfombra roja con las siglas del PSOE”.