Ocurrió con la Junta de Castilla y León por el protocolo antiaborto, con la de Andalucía por los regadíos de Doñana y ahora con la Comunidad de Madrid por el incidente con el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, durante los actos del Dos de Mayo. El Gobierno central acumula choques frontales con algunos de los principales territorios gobernados por el PP, varios de ellos incluso a las puertas de llegar al Tribunal Constitucional. Y, en pleno año electoral, los dos socios del Ejecutivo, pero especialmente el PSOE, aprovechan para dirigir sus miradas a Alberto Núñez Feijóo y acusarle de ser incapaz de asumir un liderazgo real entre sus propias filas que le sirva para imponer un criterio uniforme.
Durante el primer cara a cara en el Senado entre el presidente del Gobierno y el líder de la oposición, Sánchez acuñó para su contrincante el mensaje de la “insolvencia o mala fe”, una expresión convertida casi en eslogan de campaña entre las filas socialistas para intentar desdibujar el supuesto perfil moderado y de buen gestor con el que el político gallego aterrizó en la esfera nacional tras dejar atrás sus mayorías absolutas en la Xunta.
Ahora, y lejos de esquivar los conflictos entre administraciones, en el PSOE hacen bandera de roces como el de Doñana para intentar demostrar que, además de “la insolvencia o la mala fe”, Feijóo ni siquiera manda. “Su problema es que arrastra muchas hipotecas”, critican en Ferraz, aludiendo a la manera en la que el expresidente gallego se puso al frente de su partido. “Aquella crisis la cerraron en falso. Ayuso decidió echar a Casado de la presidencia del PP y es en esas circunstancias en las que Feijóo hereda el trono”, apuntan.
En el PSOE han localizado, además, el punto de tensión entre la dirección de Génova y la Puerta del Sol como un terreno propicio para hurgar en las debilidades del PP. “Quien marca la agenda del partido es ella”, dicen los socialistas, que de manera recurrente inciden en el mensaje de que quien manda entre los populares es Isabel Díaz Ayuso.
La consigna se ha repetido también a cuenta de los choques con la Junta de Castilla y León por el protocolo antiabortista anunciado por Vox o por los planes del Gobierno andaluz de Juanma Moreno de legalizar regadíos en Doñana en contra de la opinión de los científicos e incluso de la Comisión Europea. “Ahí se ven las hipotecas de Feijóo”, sostienen en el PSOE tras criticar que “sea incapaz” de plantearle a Fernández Mañueco “otra salida que no sea el pacto con Vox” o de marcar distancias con el presidente andaluz. “No ha sido capaz de decirle a Moreno Bonilla que lo de Doñana igual se puede hacer de otra forma”.
Están convencidos en la Moncloa y en Ferraz de que esa estrategia está calando entre un electorado de centro que tenía expectativas con la llegada de Feijóo. “Yo creo que está defraudando a mucha gente”, dice un miembro del ala socialista del Ejecutivo que apunta a la evolución en la valoración de liderazgos que marcan las encuestas. “Para Feijóo es un descalabro. Llegó a ser el mejor valorado a finales de 2022 y ahora es el cuarto tras perder 20 puntos en valoración”, señala en relación a los datos del último CIS.
Feijóo, “derecho” al aborto y defensa de los regadíos
Tras varios días de polémica por el anuncio de Vox en Castilla y León de un protocolo antiabortista contrario a la ley, el PP llegó a justificar el silencio público de Alberto Núñez Feijóo argumentando que él estaba “para otras cosas”. Sin embargo, acabó asumiendo que la interrupción voluntaria del embarazo era “un derecho de la mujer” y aceptando, por tanto, la actual ley de plazos en contra del propio criterio de los populares hasta el momento. Aunque evitó cualquier crítica pública al Ejecutivo de Fernández Mañueco, al que incluso respaldó. “Castilla y León no va a modificar ningún protocolo”, defendió para criticar abiertamente la actuación del Gobierno central: “El Gobierno ha hecho un requerimiento gaseoso, es lamentable”, dijo.
En el caso de Doñana, el respaldo del líder de la oposición a la controvertida postura del Gobierno de Juanma Moreno fue incluso más explícito a pesar incluso del varapalo de Bruselas. Lejos de desmarcarse de una iniciativa contraria a la propia legislación comunitaria y a la opinión de la comunidad científica, Feijóo defendió sin matices “la reordenación” de varios kilómetros del enclave natural para arremeter, una vez más, contra el Gobierno de coalición y su “política hidráulica”.
“En vez de negociar con la Junta, insulta al presidente de la Junta”, lamentó el líder del PP en acérrima defensa del líder territorial andaluz, uno de sus principales apoyos en el conjunto del partido. “Es muy difícil hablar con un Gobierno que insulta y descalifica al resto de administraciones”, añadió.
Marcar distancias con Ayuso
Mientras en el PSOE subrayan que, en realidad, Alberto Núñez Feijóo vive políticamente a merced de la presidenta madrileña, en Génova se esmeran por mantener el difícil equilibrio entre no desatar guerras pasadas de conocidas consecuencias y, al mismo tiempo, marcar distancias. Algo que han intentado a duras penas con la última polémica protagonizada por Ayuso a cuenta de la festividad del Dos de Mayo y la presencia del ministro Bolaños. Un episodio por el que, como tantos otros, en gran medida se han visto arrastrados.
Ni Feijóo ni su cúpula en Génova han querido darle recorrido a una actuación, la del impedimento físico a Bolaños para subir a la tribuna de autoridades, que en el partido no comparten aunque nadie lo diga en público. El líder de la oposición y su equipo intentaron restar importancia y no hablar del asunto, evitando incluso el propio Feijóo y Juan Manuel Moreno hacer declaraciones.
“En una democracia se han de respetar las reglas y las instituciones con independencia de quién gobierne o de qué territorio sea, hablemos de Madrid o de Catalunya”, se limitó a responder el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a preguntas de la prensa durante su comparecencia de este jueves junto al presidente colombiano, Gustavo Petro, y con la clara intención también de dar por zanjado el tema. En la convicción de que episodios de bronca política al estilo de lo que ocurrió durante el Dos de Mayo solo favorecen a Ayuso sí que se encuentran, de manera casi inédita, las estrategias de Sánchez y Feijóo.