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El Gobierno llega a los Presupuestos sin contactos con los independentistas y juega la carta de elecciones inminentes

El presidente, Pedro Sánchez, en el Congreso.

Irene Castro

El Gobierno al completo estará este martes en el Congreso para presenciar el debate de las enmiendas de devolución de los Presupuestos Generales del Estado. Pedro Sánchez llega a esa cita clave de su mandato sin los apoyos necesarios y ya sin ningún tipo de contacto con las fuerzas independentistas, imprescindibles para que las cuentas públicas puedan continuar su tramitación en el Congreso. Sin el sí del PDeCAT y Esquerra los presupuestos están abocados al fracaso y Moncloa maneja ahora una nueva carta: la convocatoria inminente de elecciones.

El ánimo del presidente cambió desde el miércoles cuando la aceptación de algunas condiciones del Govern para la mesa de partidos en Catalunya a cambio de su apoyo a los Presupuestos incendió el PSOE y provocó la movilización en la calle de las tres derechas: PP, Ciudadanos y Vox. Los socialistas consideran un “fracaso” la manifestación de este domingo en Colón pero la relación con la Generalitat parece estar ya en un punto de no retorno desde el viernes poco antes de las dos de la tarde, cuando la vicepresidenta Carmen Calvo, cruzó su último mensaje con los representantes del Govern.

Los contactos cesaron cuando los interlocutores de Carmen Calvo rechazaron la que el presidente decidió que fuera la última oferta en las negociaciones sobre la mesa de partidos que el Govern exigía para prestar su apoyo a las cuentas. Fuentes de la Generalitat y de vicepresidencia aseguran que no ha habido más contactos. ERC y PDeCAT aseguran que ni el PSOE ni el Gobierno ha intentado un acercamiento a escasas horas de que comience el debate presupuestario. “En absoluto”, dicen los republicanos sobre algún contacto previo. “Nada”, es la respuesta de los postconvergentes.

Aunque el discurso oficial es que Gobierno y PSOE mantendrán la esperanza de que el Congreso permita la tramitación de las cuentas con el rechazo de las enmiendas a la totalidad en la votación del miércoles, puertas adentro, en Moncloa se han preparado ya para todos los escenarios. Y uno muy factible es que el Parlamento tumbe esas cuentas.

Una de las opciones que baraja el presidente para responder a esa derrota parlamentaria es la convocatoria inminente de las elecciones generales. Los socialistas siempre han presionado a sus socios de la moción de censura con el botón nuclear de las urnas porque consideran que ninguno quiere que se celebren de forma anticipada y prefieren hacer campaña una vez que se conozca la sentencia del procés. En el Gobierno saben que estirar la legislatura sin tener apoyos para aprobar los presupuestos les situaría en una posición muy complicada: Sánchez fue muy duro con Mariano Rajoy y le exigió que convocara los comicios o que se sometiera a una cuestión de confianza si era incapaz de aprobar las cuentas en 2018.

Llegar a las urnas alejado de los independentistas

Esa convocatoria inminente, que cada vez gana más fuerza entre los dirigentes socialistas, plantearía colocar unas elecciones generales antes de las municipales y autonómicas del 26 de mayo. Una de las fechas que baraja el presidente es el 14 de abril, según adelantó la Agencia Efe este lunes. En el del entorno del presidente aseguran que es una de las opciones que se barajan, junto al 28 de abril. En medio, está el 21, pero supondría llamar a votar el domingo de Semana Santa.

Esas mismas fuentes presumen de encuestas que le dan un buen resultado al PSOE en este momento hasta el punto de permitirle sumar una mayoría absoluta junto a Unidos Podemos y el PNV o incluso con Ciudadanos.

Ya cuando Sánchez decidió presentar los Presupuestos en el Congreso tras muchas dudas, el gabinete del presidente aseguraba que era una jugada ganadora, salieran como salieran las cuentas. El cambio de opinión tras haber defendido el entorno de Sánchez que no presentarían los Presupuestos si no tenían apoyos para sacarlas adelante se produjo justo después de la debacle en Andalucía, de la que Susana Díaz y muchos barones le culparon directamente por su posición respecto a Catalunya. La idea que manejaron entonces en el equipo del presidente es que si las cuentas salían adelante era un éxito que permitiría poner en marcha el programa más social de las últimas décadas pero que si el Congreso las rechazaba quedaría demostrado que no tiene ningún pacto oculto con los independentistas. Ahora, en plena ofensiva de las derechas que acusan a Sánchez de “alta traición al Estado”, esta estrategia cobra fuerza de nuevo.

“Los independentistas no tienen intención de nada. No tenemos tiempo que perder. Solo quieren cocernos a fuego lento”, explica un destacado dirigente socialista que apuesta por el 14 de abril para la celebración de las elecciones. Esa fecha, según argumenta ese dirigente, evita la coincidencia de “escenarios dispares” el 26 de mayo pero mantiene la movilización de todo el aparato del partido: “Un mes después se la juegan los alcaldes, pero así no te juegas todo el poder del partido a una carta”.

División en el Gobierno sobre la fecha del anticipo

Quienes en el entorno del presidente defienden esa opción aseguran, además, que al presidente le darán hecho el discurso: los independentistas votan junto a PP y Ciudadanos en contra de “los Presupuestos más sociales de la historia”. Además, una convocatoria inminente pillaría con el pie cambiado al resto de formaciones, que tendrían apenas dos meses para activar toda la maquinaria.

Sin embargo, dirigentes relevantes en el Gobierno consideran que lo del 14 de abril es “un bulo” y descartan por completo esa fecha. Así lo señalan fuentes próximas a la vicepresidenta, Carmen Calvo, que apostillan que sería “arriesgado”, así como otros dirigentes próximos a Sánchez. “Es muy precipitado”, aseguraban fuentes gubernamentales este lunes por la mañana como reacción a la noticia de la agencia Efe. Respecto a la fecha concreta del 14 de abril, uno de los argumentos en contra es que coincide con el Domingo de Ramos, el arranque de la Semana Santa. Los contrarios a convocar antes del 26 de mayo consideran que es perjudicial para el partido llegar con el “melón' abierto” de la formación de Gobierno en España a las autonómicas, municipales y europeas.

Públicamente, diferentes portavoces del PSOE se han apartado del 14 de abril como fecha posible. “No hay ningún miembro de la dirección del PSOE que esté hablando del 14 de abril”, ha defendido en su comparecencias la vicesecretaria general y portavoz parlamentaria, Adriana Lastra.

“Primero tendríamos que resolver si procede convocar elecciones y si tuviéramos esa conclusión, que no la tenemos, entonces podríamos hablar de fechas”, ha afirmado el ministro de Fomento y secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos. El dirigente valenciano se inclinaba por hacer coincidir las generales con las autonómicas, municipales y europeas del 26 de mayo. Sin embargo, es una opción que rechazan gran parte de los barones socialistas, temerosos de que la política estatal contamine sus campañas. Ninguno de los dirigentes socialistas que se ha pronunciado públicamente ha descartado que las elecciones adelantadas puedan ser antes de ese superdomingo y eso es un síntoma de que en muy pocos días el escenario ha cambiado.

El debate sobre el adelanto electoral ha ocupado buena parte del día a los socialistas mientras que Sánchez ha tomado también la decisión de acelerar el proceso de exhumación de los restos de Francisco Franco del Valle de los Caídos. El Consejo de Ministros dará el último paso del proceso este viernes. Es una de las apuestas estrella del mandato de Sánchez.

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