La estructura que albergó la policía política desaparece. El Gobierno tiene previsto aprobar este viernes un cambio en el organigrama de la cúpula de la Policía que incluye la desaparición de la Dirección Adjunta Operativa, al frente de la cual el comisario Eugenio Pino puso en marcha la Operación Cataluña y los informes contra Podemos y PSOE, bajo el mandato de Jorge Fernández Díaz como ministro del Interior.
El Ejecutivo ha escogido un Consejo de Ministros de 28 de julio, el último de la temporada, para debatir y en su caso aprobar una reforma que también se aplicará a la Guardia Civil, a pesar de que el instituto armado no se implicó en las maniobras policiales contra la oposición. Las cúpulas de ambos Cuerpos no fueron informadas mientras se trazó el proyecto en el Ministerio del Interior. El objetivo era para evitar presiones de los mandos, han informado a eldiario.es fuentes conocedoras del proyecto.
El nuevo diseño incluye la creación de cuatro jefaturas centrales en la Policía, cuyos comisarios responsables tendrán categoría de subdirectores y dependerán directamente del político que ocupe la dirección general. Otra de las grandes novedades es que la seguridad ciudadana y el orden público, junto a comisarías especiales como la del Poder Judicial, pertenecerán a una jefatura central distinta de las otras tres grandes especializades: Información (terrorismo), Policía Judicial (corrupción y crimen organizado) y Policía Científica.
La tercera jefatura central albergará Logística e Innovación y la cuarta, Formación y Recursos Humanos. Hasta ahora se trataba de subdirecciones generales que dependían en todos los casos del director adjunto operativo, un auténtico filtro de mando anterior al del director general.
En ese puesto de DAO, Eugenio Pino manejó la Policía cuatro años con puño de hierro, mientras su superior, Ignacio Cosidó, optó por mirar a otro lado ante la perversión de funciones de la institución de la que el político era director general. El Congreso de los Diputados concluyó hace solo una semana que ambos, Pino y Cosidó, fueron los responsables del uso partidista de la Policía junto a Jorge Fernández Díaz.
Bajo su mando actuaron un grupo de agentes a las órdenes directas de Pino, todos agrupados en la Dirección Adjunta Operativa, pero en destinos que no eran los que tenían formalmente asignados. Esta es otra de las conclusiones a las que ha llegado la comisión del Congreso. Es el caso del inspector jefe José Ángel Fuentes Gago, quien llegó a figurar como jefe de seguridad de Casa Real aunque jamás pisó Zarzuela.
Fin de las quinielas en la Policía
El cambio en el organigrama de la Policía se ha ultimado mientras el Cuerpo se distraía en hacer quinielas sobre qué comisario sería el próximo director adjunto operativo, en sustitución de Florentino Villabona, que se jubila en noviembre. Con la reforma, no habrá comisario que elegir porque sencillamente no habrá Dirección Adjunta Operativa que ocupar.
La reforma se ha visto influida por la incapacidad de Interior para encontrar un comisario que pudiera desempeñar el cargo. De entre los considerados afines políticamente, ninguno se ajustaba al perfil de suficientemente cualificado, sin tacha en su expediente o vínculos comprometedores con sus antecesores.
La aprobación de la reforma precipita la salida de Florentino Villabona, quien ha decepcionado en su encargo de “limpiar” la Policía tras el desastre de la época de Eugenio Pino. Villabona no se ha atrevido a acabar con las prebendas que mantiene el equipo de su antecesor y apenas ha tomado decisiones sobre personas y estructuras de la anterior etapa. Su encargo tenía como límite el próximo mes de noviembre, fecha de su jubilación.
La reforma tiene un efecto colateral en la Guardia Civil, pese a que la benemérita no se ha visto implicada en maniobras políticas. Las modificaciones en las cúpulas de ambos Cuerpos han ido paralelas históricamente e Interior no ha querido cambiar esta vez la tendencia. De hecho, la creación en su momento de una Dirección Adjunta Operativa en la Policía y la Guardia Civil, al igual que la reforma que se estudia, se originó por motivos diferentes a cuestiones administrativas u operativas.
Una creación de Rubalcaba
El 8 de septiembre de 2006, el Ministerio del Interior de Alfredo Pérez Rubalcaba anunciaba la unificación de la Dirección General de la Policía y la de la Guardia Civil y le entregaba todo el poder a Joan Mesquida, hasta ese momento director del instituto armado. Con esta decisión, Rubalcaba cumplía con dos años de retraso el programa electoral del PSOE y se deshacía del director de la Policía, el socialista vasco Víctor García Hidalgo, responsable político del caso Faisán y la patata caliente que se encontró Rubalcaba al llegar al Ministerio. Con un solo director general para ambos Cuerpos, el PSOE optó por que cada uno tuviera su propio director adjunto operativo.
La reforma que acomete ahora el Ministerio del Interior implica que tenga que abandonar el servicio activo en la Guardia Civil su director adjunto operativo, Pablo Martín Alonso, quien no ha protagonizado ninguna polémica durante su mandato y goza de todo el apoyo entre los mandos del Cuerpo. El teniente general debía haberse jubilado a principios de año, pero una reforma aprobada ‘ad hoc’ para su antecesor le permitía permanecer en el cargo de DAO a pesar de haber cumplido los 65 años.