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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Gobierno y Generalitat tratan de aplacar las diferencias para no entorpecer el arranque de la mesa de diálogo

En política cuentan tanto las palabras como los silencios y en buena medida el Gobierno de Pedro Sánchez optó por lo segundo tras conocer la composición de la delegación catalana para la mesa de diálogo con la Generalitat que arranca este miércoles a las 16:30 horas con su primera reunión en Moncloa. Los socialistas dejaron patente su malestar mientras el Ejecutivo aguardó once horas hasta dar una respuesta oficial y aceptar el encuentro a pesar de que Quim Torra escogió varios perfiles ajenos al Govern para integrarse en la mesa. Conscientes de que el más mínimo detalle puede generar una situación que haga descarrilar el inicio de la negociación, el Gobierno de Sánchez suaviza el tono y elude la polémica.

PSOE y PSC mostraron su disconformidad con la composición de la delegación catalana al entender que se salía de los márgenes pactados: una mesa de gobiernos. Sánchez acudirá acompañado de los vicepresidentes Carmen Calvo y Pablo Iglesias y el resto de los miembros designados son ministros —Carolina Darias, Salvador Illa y Manuel Castells, a quienes se suman para igualar en número a los miembros de la Generalitat María Jesús Montero y José Luis Ábalos—. Sin embargo, Quim Torra y Pere Aragonès, que ya han advertido que dejarán de asistir hasta que haya acuerdos que pulir, introdujeron a dos consellers, Jordi Puigneró y Alfred Bosch; a tres diputados Elsa Artadi, Marta Vilalta y Josep Maria Jové —imputado por el procés—, y al ex jefe de gabinete de Carles Puigdemont y Torra, Josep Rius.

Moncloa ha optado por no hacer ruido y aceptar el perfil de los miembros designados por el Govern. “Como Gobierno no entramos a cómo resuelve otro Gobierno de coalición una propuesta tan importante como sentarse en una mesa de diálogo acordada —respondió la vicepresidenta Calvo a la pregunta de qué le dice al Ejecutivo central la composición escogida por la Generalitat—. A las 16:30 horas está la mesa para encontrar y buscar salidas para Catalunya y eso es tan valioso que requiere pocas palabras de explicación”.

“Lo importante es lo importante. Lo importante es sentarnos tal y como hemos dicho siempre y hemos acordado. No vamos a poner lo que es cuatro en el uno. Lo importante es sentarnos”, sentenció la vicepresidenta primera en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros. “Es tan importante, viniendo de donde venimos, que se mantenga la mesa y que nos reunamos es bueno”, insisten fuentes gubernamentales. “No entramos a cómo tengan que organizar sus cosas”, agregan sobre la composición de la mesa que en las filas socialistas, en privado, veían la víspera como una provocación.

PSC y 'comuns' también evita el choque

Por parte del PSC también plegaban velas respecto a las críticas lanzadas este lunes a la composición de la mesa. “No han puesto a consellers, no ha sido su opción”, ha indicado la diputada Alicia Romero marcando respeto. En vista de que las diferencias se habían limado, los socialistas catalanes han optado por no añadir ruido de fondo. Romero se ha limitado a señalar que lo más importante es lo que la reunión se produzca y que las dos partes acudan con ánimo de poner “la palabra en el centro”.

Pese a la resignación, en el PSC no ocultan su temor por que las diferencias que periódicamente estallan entre JxCat y ERC acaben obstaculizando la negociación. Este martes lo ha vuelto a señalar Romero, después de que este lunes la portavoz Eva Granados se explayase sobre ello. “Pedimos al Govern que acuda al encuentro dejando de lado el recelo, actuando por el interés general y con pragmatismo”, había pedido la número dos de los Socialistes.

También los 'comuns' han optado por evitar “echar más leña al fuego”, aunque la líder en el Parlament, Jéssica Albiach, ha reconocido que le sorprendió ver que el Govern designaba a miembros que no son consellers. Pese a eso desde Catalunya en Comú han preferido resaltar la parte positiva de que la mesa se inicie este martes. “Después de años sin ninguna negociación se abre una nueva etapa. Esto es muy importante”, ha asegurado Albiach. Como los socialistas, también la formación morada han reclamado que el diálogo se sitúe por encima de cuestiones electoralistas, pues a su juicio esta será la única salida posible al “callejón”.

El Govern rebaja las expectativas y pide un calendario

Dando por solventada la polémica por la composición de su equipo, la consellera portavoz Meritxell Budó también ha centrado la rueda de prensa en destacar la importancia de que la mesa se celebre. Y eso que, la semana pasada, el Govern había lanzando prácticamente el mensaje contrario, cuando había asegurado que la fecha era secundaria y lo importante era conseguir un mediador. Este miércoles, sin embargo, Torra se sentará ante Sanchez sin ninguna figura arbitral, y esta opción quedará meramente como una petición de la Generalitat que en el Gobierno no tienen intenciones de aceptar.

Pero este martes Budó quería mostrar que el Govern hace una apuesta decidida por el diálogo. Otra cosa es que el Ejecutivo de Torra tenga claro que de las primeras reuniones no saldrán acuerdos tangibles. “En una primera mesa no se solucionará el conflicto”, ha dicho la portavoz, “pero sí se puede establecer el calendario de una negociación que no será fácil ni rápida”, ha explicado. También en el Gobierno de Sánchez insisten en que la negociación va para largo. El objetivo de la parte catalana es salir de la primera reunión con un cronograma de la mesa que, a ser posible, marque no solo los tiempos sino también algunos de los temas que deben ser parte de la discusión.

Pero esos asuntos a tratar son, a priori, un foco de desencuentro. Torra dejó clara su intención de abordar el derecho a la autodeterminación y la amnistía para los líderes del procés. Sin embargo, el deseo de Sánchez es comenzar el diálogo por los asuntos que son más fáciles de desencallar y por eso pretende reducir los temas a lo que ha denominado la Agenda para el Reencuentro, en la que da respuesta a 44 reclamaciones que anteriores presidentes de la Generalitat hicieron llegar a los gobiernos de sus antecesores. El único asunto que se queda fuera es el referéndum.

“El mejor orden del día es sentarnos, escucharnos, saber cuáles son las posiciones que nos unen y las que nos pueden unir”, explicó Calvo tras advertir: “Hace falta que nos escuchemos en las cosas en las que podemos coincidir. En lo que no coincidimos lo sabemos los dos gobiernos y lo sabe toda la opinión pública. Esa posición, como no es compartida, tenemos que dejarla en un espacio en el que nos permita que podamos avanzar”.

Detalles sin cerrar hasta última hora

La puesta en marcha de la mesa de diálogo que pactaron PSOE y ERC ante la investidura de Sánchez no ha sido un camino fácil. Elegir la fecha para la primera reunión supuso ya el primer desencuentro. Ante la falta de entendimiento, Moncloa optó por filtrar públicamente la semana pasada la propuesta que Sánchez le transmitió unos minutos antes por teléfono a Torra: el lunes 24 de febrero. Ese día sí se consensuó con ERC, pero presidencia de la Generalitat se lo tomó como un agravio al entender que se había impuesto de forma “unilateral”.

El jefe del Govern envió entonces una carta a Sánchez con cinco alternativas y Sánchez cedió aceptando el 26 de febrero. “Nos parece perfecto”, le decía en la misiva en la que, sin entrar en el cuerpo a cuerpo, dejaba claro que los equipos habían estado trabajando previamente sin éxito frente a la acusación de Torra de que Moncloa ni siquiera había comunicado quién formaba parte del personal técnico con el que negociar los detalles.

Los detalles del encuentro seguían puliéndose en la víspera de la reunión en Moncloa. Fuentes conocedoras de las conversaciones admiten que cada paso ha de consensuarse entre las partes: desde quién y dónde recibe a la delegación catalana hasta la disposición en la mesa pasando por las comparecencias posteriores.

A última hora de este martes, Moncloa ha informado de que será Sánchez quien reciba a la delegación encabezada por Torra en la tradicional escalinata en la que saluda a los mandatarios (jefe de la oposición, presidentes autonómicos o líderes extranjeros). Las medidas de cobertura para los informadores son extraordinarias en esta ocasión. Otro de los asuntos que han tenido que abordar es la comparecencia posterior -de la que no se han enviado formalmente los datos-. La Generalitat ya ha anunciado que Torra comparecerá en la sala de prensa de Moncloa mientras que Calvo ha asegurado que por parte del Ejecutivo será la portavoz, María Jesús Montero, quien rinda cuentas. Fuentes gubernamentales aseguran que no está claro si finalmente es Sánchez quien comparezca. Hasta ahora, lo normal es que los presidentes autonómicos comparezcan en una sala anexa a la sala de prensa de Moncloa, entre ellos Artur Mas en 2012. Desde entonces, los presidentes de la Generalitat siempre han comparecido en la sede del Govern en Blanquerna tras verse con los jefes del Ejecutivo central.

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