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Cómo hacer más verde un aeropuerto

Reutilización de materiales de construcción. Aprovechamiento de la luz natural. Utilización de energías renovables y un diseño que acorta los tiempos de paso de los viajeros. Son algunos de los ingredientes que hicieron posible que la nueva terminal 2 del aeropuerto londinense de Heathrow, inaugurada a medidos de 2014, lograra reducir en un 40% las emisiones de CO2 respecto a la antigua. El edificio, que ha recibido en el último año 24 premios, fue diseñado por el estudio español Luis Vidal + Arquitectos (LVA). Su director de proyectos, Óscar Torrejón, cuenta cómo lograron reducir la huella de carbono del mayor aeropuerto europeo en tráfico de pasajeros.

“Es un trabajo conjunto entre nosotros, el cliente que aceptó que se hiciera de esta manera y del constructor que se concienció de que era necesario hacerlo así”, resume el arquitecto, director del proyecto desde su fase inicial. El edificio ocupa una superficie de 220.000 m2 y sustituye por completo a la antigua terminal y a la que se conocía como Queen's Terminal, ambas demolidas por completo. “Desde la construcción existían criterios muy exigentes de sostenibilidad”, explica Torrejón. De ahí que el 80% de los 70.000 metros cúbicos de hormigón empleados en la construcción de la terminal procediera de la demolición de las antiguos edificios.

En la fase de construcción se emplearon técnicas que minimizaran las emisiones contaminantes en el lugar. Por ejemplo: toda la estructura metálica está atornillada para evitar soldaduras. Los materiales, imprimaciones y las pinturas son lo más ecológicas posibles y los pegamentos, por ejemplo, son biodegradables.

Un gran mecano

Todo el edificio está construido con módulos que llegaban ya ensamblados de dos por tres metros. El objetivo también era facilitar la construcción y el transporte por el único túnel que da acceso al aeropuerto. “El edificio es como un gran mecano”, señala Torrejón. Esta forma de trabajar también redujo los tiempos de planificación y construcción a seis años en comparación con los 15 que se emplearon en tener operativa la terminal 4 del aeropuerto madrileño de Barajas.

La climatización del edificio está regulada por un centro de energías renovables - placas solares y biomasa- construido junto a la terminal conectado a 12 núcleos repartidos por todo el edificio donde hay 100 unidades de tratamiento del aire. Lo que se consigue con ello es reducir al máximo la toma de aire exterior ya que estos intercambiadores de calor logran reciclar en gran medida el aire interior y disminuir por tanto la emisión de CO2 a la atmósfera. Se han diseñado estructuras que recogen el agua del subsuelo y de lluvia que luego se emplea para las cisternas de los aseos y el mantenimiento y limpieza de toda la terminal.

La cubierta en forma de onda está planteada para captar al máximo la luz natural: los lucernarios están orientados al norte -iluminan pero no calientan-y planteados de tal forma que la luz natural acompaña al viajero desde que hace la facturación hasta que embarca en el avión por lo que se reduce el consumo de luz artificial.

El techo recuerda ligeramente a la terminal 4 de Barajas pero el diseño es completamente distinto. El de Madrid es un edificio longitudinal y el londinense un cuadrado perfecto, que evita grandes caminatas. “Con este diseño el viajero tarda unos 40 minutos desde que hace el check-in hasta que llega al avión”, señala Torrejón, quien apunta que a menos tiempo de paso en el aeropuerto es también menos gasto de agua en los lavabos y de energía para refrigerar o calentar el edificio.

El planteamiento de la cubierta ondulada no solo tiene que ver con el diseño sino también con una concepción más sostenible del edificio. “En la zona de bajada de las ondas se reduce el volumen, es menos espacio para climatizar y por tanto menos gasto de energía”, explica el director del proyecto. ¿Es un planteamiento más caro? Sí. “Pero a medio y largo plazo es mucho más rentable porque la obra se termina antes por lo que el aeropuerto empieza antes a funcionar y a ser rentable y hay una concienciación de responsabilidad medioambiental”, subraya Torrejón.