El Gobierno ha asumido que le será “muy complicado” aprobar la nueva senda de déficit con la que busca un margen de 6.000 millones de euros más de gasto público en los Presupuestos Generales de 2019 vistas las maniobras de PP y Ciudadanos en el Congreso. El Ministerio de Hacienda que preside María José Montero trabaja por si acaso en un plan B: sacar adelante las cuentas del próximo año con los objetivos de déficit heredados del Ejecutivo de Mariano Rajoy antes de que Bruselas abriese la mano y aprobar, si acaso, la nueva senda más adelante.
Pedro Sánchez ha confirmado su intención de llevar a la Comisión Europea el borrador de los presupuestos a mediados de octubre, tal y como está obligado, y presentar después el proyecto en el Congreso durante el mes de noviembre -su compromiso inicial-. Su idea es hacerlo aunque no tenga aprobada la nueva senda de déficit por el bloqueo de Ciudadanos y el Partido Popular en la Mesa del Congreso, que ejerce de árbitro en la tramitación parlamentaria y donde la derecha mantiene una mayoría que no se corresponde con la configuración del Pleno.
“Lo que queremos conseguir es más oportunidades de crecimiento económico con esa ampliación, pero si al final nos vemos obligados a presentar un borrador de presupuestos con los límites anteriores, así lo haremos”, explicó el presidente en un foro de Reuters en Nueva York, donde se encuentra de viaje oficial.
Los límites negociados por la ministra de Ecomonía, Nadia Calviño, en Bruselas suponen un 0,5% más de margen de endeudamiento para las administraciones públicas que el que preveía el plan del Ejecutivo de Mariano Rajoy. El Gobierno de Sánchez repartió esas décimas de manera que insuflaba recursos por valor de 2.500 millones de euros para las comunidades autónomas, 2.500 millones para la Seguridad Social y 1.200 millones para la administración central. PP y Ciudadanos están boicoteando los intentos de los socialistas para acelerar el cambio de la ley presupuestaria que dejaría a los de Pablo Casado sin capacidad de veto en el Senado a esa propuesta económica, una cláusula que el PP introdujo durante el primer mandato de Rajoy con mayoría absoluta.
Hacienda está en plena negociación de las cuentas públicas con Unidos Podemos y sostiene que el torpedeo de PP y Ciudadanos no altera sus planes: sacar adelante los presupuestos con la senda de Rajoy y aprobar la suya con posterioridad. “El ejercicio puede empezarse con una senda y acabar con otra”, señalan fuentes del departamento que dirige María Jesús Montero.
La ministra sostiene que una décima de margen del cómputo global de los presupuestos no desbarata el proyecto político de Sánchez. “Puede reducir algo la inversión, pero dentro de unos Presupuestos Generales del Estado una décima no afecta tanto”, señalan fuentes de Hacienda, aunque asumen que las más damnificadas serían en este caso las comunidades autónomas.
No obstante, la idea de Hacienda es aprobar los presupuestos y más adelante la nueva senda de déficit para que las comunidades y el Estado puedan gastar esos 6.000 millones de euros adicionales aunque no figuren en el proyecto inicial.
Hacienda mantiene la negociación con Unidos Podemos, que reclama un incremento de los ingresos públicos –10.500 millones por vía impositiva–. Fuentes de ambos grupos aseguran que las conversaciones marchan bien. Por el momento, la ministra ya ha anunciado algunas medidas pactadas, como la imposición de un tipo mínimo del 15% en el impuesto de Sociedades aplicable a las empresas con más de diez millones de beneficio y del 18% para la banca y las petroleras.
Por ahora Hacienda solo ha iniciado los contactos con la coalición que lidera Pablo Iglesias. A pesar de que el Gobierno de Sánchez ve avances en la relación con Catalunya, los partidos independentistas están poniendo difícil su respaldo a las cuentas públicas y lo vinculan por ahora a la situación de los presos independentistas.