Héctor Gómez, un hombre discreto para dar juego al PSOE en el Congreso
Héctor Gómez (Guía de Isora, 1978) será el nuevo rostro del PSOE en el Congreso. El hasta ahora diputado por Tenerife y portavoz de Exteriores es el hombre discreto que ha elegido Pedro Sánchez para que releve a Adriana Lastra, que llevará, en principio, el peso político exclusivamente desde Ferraz. A Gómez le tocará ahora remangarse para negociar semanalmente cada voto a las iniciativas del Gobierno. “Será un buen portavoz”, aventura una de las personas que ha trabajado mano a mano con él en la Secretaría de Relaciones Internacionales del PSOE, un puesto que ocupa desde 2017.
El dirigente tinerfeño fue uno de los hombres de Sánchez en Canarias durante la batalla por el liderazgo hace cuatro años y desde entonces ha sido una de las personas de confianza del secretario general, pero siempre desde un segundo plano. Quienes le conocen destacan su amabilidad y también una “sana ambición”. “Es muy trabajador, concienzudo, atento, y agradecido”, dice alguien que ha trabajado con él en los últimos tiempos y que coincide con un compañero de bancada en que es una persona que ha dado juego a los demás socialistas en la Comisión de Exteriores, que es la que le ha tocado dirigir esta legislatura. “Escucha, es empático, no es una persona que acapare”, resume un parlamentario que le conoce bien y que espera que mantenga esa actitud como director de orquesta de la bancada socialista.
Llegó al Congreso como cabeza de lista del PSOE por Tenerife tras un breve paso por Turespaña, el organismo para el que le eligió Sánchez tras la moción de censura. Licenciado en Ciencias del Trabajo y diplomado en Turismo, prefirió que su nombre estuviera en la papeleta electoral de las elecciones de 2019. No era la primera vez que figuraba en una lista electoral.
Su carrera política es de las que puede considerarse meteórica, siempre dentro del PSOE. Criado en el entorno del socialismo del sur de la isla, donde mandan alcaldes históricos como el de Adeje, José Miguel Rodríguez Fraga, presidente del PSOE canario, o el que sigue siendo su principal valedor, el actual secretario general del PSOE en la isla, Pedro Martín, actual presidente del Cabildo, comenzó en 2003 como concejal a sus órdenes en Guía de Isora, el tercer municipio turístico en importancia en Tenerife. Del municipalismo pasó en 2015 al Parlamento regional, directamente con cargo en la Mesa de la Cámara autonómica canaria y de la mano de Sánchez al terreno nacional. Algunos ven en su ascenso la búsqueda de cantera para los futuros comicios autonómicos y locales de 2023, como ha sucedido con muchos de los nombramientos a raíz de la remodelación de Gobierno.
“Es atento, correcto, muy buen orador, se faja bien en la dialéctica”, dice una de las fuentes consultadas. Es una persona discreta, de discurso político lejano al aspaviento, con modales refinados, pero con mucha retranca. Su última intervención -a propósito de la comparecencia del ministro José Manuel Albares- fue muy aplaudida en las filas socialistas, donde su nombre empezaba a sonar como posible portavoz. Ahora le tocará dar la réplica del partido, que siempre se permite más licencias que el presidente, en los grandes debates a un Pablo Casado que no va a dar tregua al Gobierno y a la extrema derecha. “Ha gestionado muy bien temas delicados, como lo de Venezuela o Marruecos y desde que es diputado en esta legislatura ha tenido creciente visibilidad”, dice una destacada dirigente que recuerda sus palabras sobre Afganistán el pasado lunes.
Pero Venezuela es sin duda la cuestión que más le ha obsesionado durante su etapa como responsable de internacional del PSOE. Fue uno de los defensores del reconocimiento de Juan Guaidó como presidente encargado -una operación de la que muchos socialistas se arrepienten tras el resultado- y le recibió como representante socialista en su visita a España y también estuvo detrás del encuentro de Sánchez y Leopoldo López en Ferraz hace unos meses. Su posición sobre Venezuela, reconoce uno de los dirigentes consultados, va a ser una discrepancia con Unidas Podemos, el grupo con el que tendrá que estar en estrecho contacto a partir de ahora.
Padre de una niña pequeña, a Gómez le describe uno de sus compañeros de filas como un “hombre pegado a un teléfono” que tendrá que emplear su energía en sumar la veintena de escaños que Sánchez necesita en el Congreso para que su proyecto salga adelante.
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