Quedan cinco días para el arranque de Vistalegre 2 y Podemos se presenta fracturado. La disputa entre el secretario general, Pablo Iglesias, y su número dos, Íñigo Errejón, abarca desde el modelo organizativo hasta la línea política y los equipos para dirigirla.
El secretario político expone las líneas generales de su proyecto y defiende que su equipo es el óptimo para representarlo, frente al que presenta Iglesias para la dirección de Podemos: “En los últimos tiempos el partido ha sufrido un viraje ideológico y político que nos ha ido alejando de la idea inicial de Podemos”.
¿Cómo analiza el CIS publicado este martes?CIS publicado este martes
No lo he visto en detalle pero confirma dos cosas, una buena y otra preocupante. La buena es que sigue abierta la posibilidad de que seamos una fuerza mayoritaria y que podemos ganar el gobierno. La que nos tiene que servir de advertencia es que eso no lo determinarán los errores de las demás fuerzas. El PP continúa con su política de impunidad para la corrupción, de recortes económicos y regalos para los de arriba, y se resiente muy poco. Y el PSOE es ya el que ha investido a Rajoy y el que ha aprobado a Montoro los 5.500 millones de recortes sin haberle preguntado de dónde, le ha aprobado un cheque en blanco. Ese PSOE remonta un punto y medio. Si nosotros perdemos la votación de la transversalidad y de la vocación de mayorías, ninguna decisión de nuestros rivales por sí misma va a alterar el tablero.
Dice que pueden ganar el Gobierno. ¿Se pueden ganar las elecciones con el líder político peor valorado?el líder político peor valorado?
Esa no es una buena noticia pero hay liderazgos que polarizan más. Rajoy es el segundo peor valorado y el presidente del Gobierno. Tenemos que redoblar los esfuerzos para ser una fuerza política que vuelve a generar confianza e ilusión. Un Podemos más de las sonrisas, que no solo le hable a la gente más convencida, sino que a la gente que duda, que no le gusta lo que hace el PP, no le gusta el rumbo del país pero que todavía no ve en nosotros una alternativa confiable. Tenemos que volver a entroncar con el sentido común de España.
¿Y no lo hacen?
Lo hemos hecho varias veces en el pasado pero tenemos últimamente un síndrome por el cual entroncamos con el sentido común, obligamos al resto de partidos a hacerlo y cuando lo hacen decimos “uf, esto es mainstream, ya no me gusta”. Y nos vamos a la esquina. Marcamos la agenda y una vez que los otros entran, tenemos la actitud del tipo que sigue a un grupo de música y cuando empieza a vender muchos discos se vuelve al sonido que hacía antes, que no lo oía tanta gente pero que era más original. Eso hay que corregirlo. Tenemos que reivindicar el liderazgo en la sociedad.
¿Y en qué momentos concretos detecta esa fuga?
Lo hemos hecho varias veces. Por ejemplo, ponemos en la agenda política de nuestro país la pobreza energética y acto seguido nos quedamos como una fuerza reactiva pese a que es un logro nuestro que en el Parlamento español se discuta de esto y luego en Moncloa tengan que tomar medidas por más que sean exclusivamente de maquillaje. En lugar de ser una fuerza que dice que hay que liderar un cambio de modelo energético para dejar de subvencionar los combustibles fósiles.
Hay que acabar con el impuesto al sol, ser capaces de meterle mano al oligopolio de las eléctricas y liderar una transformación del modelo productivo. En vez de salir hacia fuera como la fuerza que propone las únicas alternativas de futuro, quedamos con una fuerza que le tira de las orejas a los partidos tradicionales y que reaccionen, aunque la reacción sea insuficiente y en algunas cosas un insulto.
¿Qué debería haber hecho Unidos Podemos en la votación del Real Decreto que modifica el llamado bono social?
El problema está antes. Cuando yo digo que para gobernar España antes hay que ser una fuerza dirigente, significa básicamente que hay que tener un papel de liderazgo político antes de tener la mayoría para ser tú el que firma las cosas en el BOE. Eso significa tomar la iniciativa, reunirte con diferentes grupos y decirles qué vas a sacar y pedirles que te acompañen. ¿Que lo hacen? Soy la fuerza que consigue avances arrastrando a los demás. ¿Que no? Les hago pagar el precio por no moverse al demostrar que había una alternativa.
Eso exige hacer una política sin complejos hacia los partidos viejos. Eso no implica que son un socio confiable ni una especie de terrible monstruo que te mancha cuando los tocas, sino que son un objeto a mover. Ganar en España significa marcar un rumbo y obligar a los demás a moverse o a pagar el precio por no moverse. Esto Podemos ya lo ha hecho muchas veces. Hace dos años hablábamos de la Renta Básica y ha pasado de ser una locura populista a ser una cuestión que está a la orden del día.
¿Y cuándo dejaron de hacerlo?
Desde el 20 de diciembre. En 2016 ha habido un giro ideológico y político en Podemos que se ha preocupado más por mostrarse muy lejano de los otros partidos que por liderar la agenda en nuestro país. Somos capaces de instalar temas, obligamos a los demás a moverse y una vez que lo hacen a nosotros nos da vértigo. Y no es mancharse, es liderar la política española. Cuando Ada Colau obliga al PSC a moverse y a apoyar la remunicipalización del agua de Barcelona, no es que sea ingenua, es que les obliga a que se mueva. Estamos a riesgo de quedar colocados en el lugar donde nos quieren los partidos tradicionales.
¿Esas diferencias son tan fuertes como para que Podemos llegue tan roto a Vistalegre 2?
Son lo suficientemente relevantes como para que haya diferentes tesis y listas encima de la mesa. Yo estoy convencido de que en Vistalegre no va a ser una cosa o la otra. Va a ser una combinación variable de las diferentes tesis, como una receta con diferentes ingredientes. ¿Cuánto peso? Lo que decida la gente con su voto.
Sí hay un debate político con diferencias claras. En mi opinión sobre si tenemos, y esto no es una expresión mía, que 'cavar trincheras' o construir una fuerza que tenga la capacidad de marcar la agenda. Si tenemos que ser una fuerza de resistencia o avanzar y recuperar la linea del Podemos original que tiene una vocación inequívoca de mayorías. Ese es un debate que van a resolver las bases.
Pero lo importante es lo que ocurra el día después. Y para eso es muy importante mantener el debate en unos términos que no dificulten que el lunes nos podamos sentar todos a construir una fuerza que salga fortalecida del proceso.
¿No es tarde para eso? Desde el #ÍñigoAsíNo hasta el artículo de Luis Alegre del domingo en eldiario.es, ¿están a tiempo de no enturbiar tanto el debate que no se pueda reconstruir lo que esté roto en Podemos?Luis Alegre del domingo en eldiario.es
Tenemos que estarlo. Ha habido pasos que no han sido útiles: declaraciones, comportamientos o manifestaciones que no contribuyen a generar ese clima. Pero no es tarde, es una responsabilidad. No es tarde, es imprescindible. Habrá que encontrar la forma. Los cinco millones que nos han votado, y mucha gente que nos mira con el rabillo del ojo con esperanza, están deseando que el proceso se acabe de forma satisfactoria, que no le haga elegir entre personas, referentes e ideas.
El otro día veía una foto del Vistalegre 1 y sobre cuál será en Vistalegre 2 hay que hacer una reflexión. Qué tipo de organización hemos construido para que de esa foto, tres se han bajado y otros defendamos tesis que son diferentes. Ha habido alguna forma de conducir la dirección que ha producido un proceso centrífugo en muy poco tiempo.
¿Y cuál es el motivo?
Tengo dos. En primer lugar, hay autocrítica. Lo que nos seguís sabéis que en Podemos, y yo el primero, siempre que tenemos que poner ejemplos de las cosas lo hacemos con metáforas bélicas. El problema fue cuando empezamos a pensar así la política interna. Y cuando los términos 'asalto', 'conquista', 'resistencia', 'adversario' pasaron a ser un modo de construcción hacia dentro. Y eso ha construido una organización en la que hay poco espacio para la cultura del acuerdo.
Yo en su momento lo defendí. Había que hacer muchas campañas electorales, no teníamos implantación en el territorio. No éramos ni una fuerza política, éramos un equipo de campaña que tenía que correr y correr. Pero hoy no hay excusas para desandar ese modelo y construir el de una fuerza política madura, que es capaz de lidiar con la pluralidad y de entender que tener una idea diferente no te convierte en un adversario.
¿Y la segunda?
Se ha producido un desplazamiento de quienes ocupaban posiciones relevantes en Podemos y se ha ido produciendo un cambio del entorno del secretario general. Y eso es legítimo pero ha tenido consecuencias al apartar a gente que ha estado en el corazón de la materia gris que ha permitido hacer las campañas hasta el 20 de diciembre y que ha protagonizado las banderas del Podemos original. Eso ha tenido efectos en un cierto viraje ideológico que creo que nos ha ido alejando un poco de la idea inicial de Podemos que nos permitió irrumpir como un huracán en la política española. Estamos en riesgo de cometer algunos de los errores de la izquierda tradicional en España.
¿Coincide entonces con Luis Alegre al señalar a una “camarilla” en torno al secretario general como responsable de ese viraje ideológico?
Es un artículo muy duro (pausa). Es un artículo que escribe alguien que no tiene responsabilidades en Podemos y que no es portavoz y está en otra vida. De mi boca no va a salir una mala palabra sobre un compañero. El artículo nos tiene que hacer reflexionar, porque lo escribe una persona que distribuye de forma muy amplia las críticas, yo también soy objeto de críticas en ese artículo, y que no busca nada. Pero los que tenemos posiciones de responsabilidad nos debemos un respeto entre compañeros que nos garantice que tras Vistalegre seguimos trabajando juntos. ¿Tenemos tesis diferentes que conducen a Podemos a un lugar diferente? Sí. Si no, no estaría encabezando una lista y defendiendo documentos en este proceso interno. Es la única manera de que Podemos no prescinda de las ideas y de buena parte de la materia gris que nos permitió llegar aquí.
¿Y para defender esas tesis no debería haber presentado una candidatura completa, también a la Secretaría General?
Es que yo esas tesis se las he visto defender a Pablo. Y mejor de lo que lo defiendo yo mismo. He visto a Pablo explicar la transversalidad mejor de lo que lo explico yo. He visto a Pablo defender que hay que entroncar con el sentido común de nuestro país mejor de lo que lo haría yo mismo. Le he visto hacer magníficos regates políticos que evitan que el adversario nos encierre donde nos quiere tener con más audacia que la que habría puesto yo mismo encima de la mesa. Ese no es el problema. Yo le he visto hacer cosas extraordinarias. No tiene que ver solo con la relación de amistad que tenemos. Eso existe pero no es lo más importante. Caminamos a una dirección plural y yo quiero aportar las mejores ideas que mantengan la hipótesis inicial. Esa línea la ha capitaneado y defendido Pablo Iglesias de manera magistral.
¿Pablo Iglesias es una persona manipulable para llevarle a un sitio donde no quiere ir?
No. Es obvio que tiene el suficiente carácter y empaque como para ir donde quiere ir. Pero es verdad que el conjunto de gente que sugiere ideas, que marca la línea política o que tiene un estilo de hacer política hacia dentro y hacia fuera de la organización ha ido cambiando. Y eso va en paralelo con que haya ido cambiando una parte de la línea política. Nos encaminamos a una línea que no permite construir una mayoría nueva. Que tiene más que ver con reivindicar las diferencias y las esencias y fortificarse hacia dentro, construir una formación más endurecida pero más impermeable al sentido común de España y con más dificultad para convencer a españoles que a lo mejor no vienen de nuestra tradición política que se ha demostrado en varias ocasiones incapaz de darle la vuelta a la tortilla.
¿Pero no ha cambiado nada desde las europeas de 2014, las autonómicas de 2015 o las generales del 20D? ¿No ha surgido por ejemplo Ciudadanos, que también esgrime la bandera de lo nuevo? ¿No han entrado en las instituciones y gobiernan algunas ciudades?
La línea política hay que adaptarla porque han cambiado las circunstancias, pero en otro sentido. Cuando Ciudadanos surge, el equipo de discurso decía que nos deberían pagar un cierto copyright porque fusilaban las mismas metáforas y enfoques. Ante eso hay dos opciones. La tradicional, que dice que algo estamos haciendo mal, y la que dice que esto significa que tú has marcado una línea que hace que gente que está en las antípodas tiene que ir chupando rueda e intentar copiar. Si la mejor vacuna de ti tiene mucho de ti, es que estás haciendo algo bien.
Pero es verdad que pasan cosas, nos convertimos en fuerza de gobierno y entramos en las instituciones, por lo que nos convertimos en parte del paisaje político español. La mera existencia de Podemos ya no es noticia. Ya no tenemos que obsesionarnos con demostrarle a España que podemos irrumpir y patear el tablero. Eso está hecho. Ahora hay que conseguir que mucha gente nos imagine llevando las riendas de mi país. Llevarle a un lugar opuesto al que quieren las élites. Podemos no puede seguir obsesionándose en hacer las tareas que ya ha cumplido.
Hay cinco millones que han confiado en nosotros, ¿el resto de millones son el Ibex? ¿Tenemos un Ibex 35 de 15 millones de personas? La inmensa mayoría de esa gente son perdedores de la crisis, sufren la precariedad, les avergüenza la corrupción y quiere una pensión digna. Esa gente es nuestro pueblo. ¿Con quién se construye la unidad popular si no es con esa gente y con los abstencionistas?
Ahí hay otra diferencia con Iglesias.
Con los abstencionistas hay mucho mito. Como si fueran una especie de horda antisistema que está esperando en casa que salga una alternativa verdaderamente rupturista para transformar el país. Pero por lo general es gente que muestra menor interés por la política y tienes que tenderle puentes más sencillos para que sea capaz de abrazar una alternativa.
Eso se hace abriendo y con vocación de mayorías, no cerrándose. Si dejamos pasar esa oportunidad, por muchas infamias que cometan el PP y el PSOE, no se construye una alternativa. Y por cerrar: lo más importante de una alternativa no es la capacidad de señalar lo sinvergüenzas o chapuzas que son los de arriba. Eso está hecho. Lo que queda por hacer es que los de abajo tengan confianza en sí mismos y en un proyecto que garantice que la tortilla pueda dar la vuelta.
Habla de llevar las riendas. ¿Se ve llevando las riendas del Ayuntamiento de Madrid?
Ha habido especulación sobre eso y lo primero que hay que decir es que la Asamblea Ciudadana de Podemos no es un intercambio de cromos. Nos debemos un debate político. Lo segundo es que no se pueden intercambiar cromos que no son nuestros. Tenemos que ser enormemente respetuosos. La Alcaldía es de una plataforma que se llama Ahora Madrid, y que es Podemos y muchos otros compañeros.
Yo siempre he dicho que mi compromiso está con que ganemos las elecciones generales y con aportar las ideas para que sea posible. El Ayuntamiento de Madrid no es un lugar para apartar a gente. El Ayuntamiento de Madrid no son unos boxes.
¿Existió ese ofrecimiento por parte de Pablo Iglesias?
Existió ese comentario.
¿Pero como intercambio de cromos en Vistalegre 2?
No pasa de ser una opinión. En la medida en la que estamos hablando de un proceso de primarias abiertas para otra formación política, que nació más dependiente de Podemos pero que hoy tiene plena autonomía. Yo ni me lo planteo. Nos debemos al debate nacional. No hay que huir y escabullirlo.
En las últimas semanas también se ha hablado mucho de las dimisiones de Madrid, que afectaban también a Luis Alegre, de una operación llamada Jaque Pastor. ¿Qué sabe usted de esto?Jaque Pastor
Se han publicado informaciones que son rotundamente falsas. Informaciones que apuntaban a intentar construir una teoría de la conspiración que daba un salto de un conflicto en la Comunidad de Madrid a una conspiración contra la dirección nacional y contra Pablo. Esto es rotundamente falso. Ahora bien, que en el conflicto de Madrid y en medio de las fricciones que hubo en la dirección de Madrid y con el grupo parlamentario de Madrid, han ardido y han echado chispas los grupos de Telegram por todas partes, sí. ¿Que en el marco de eso se ha utilizado esa expresión? Sí. ¿Que eso era una operación para intentar golpear a la dirección nacional? Eso es una construcción malintencionada y que es falsa.
Aquello causó el cese de Sergio Pascual. ¿Estaban usted o él al tanto de lo que estaba pasando?
Estábamos todos al tanto de la situación en Madrid y de que aquello iba a acabar mal. La gestión que se hizo no fue buena entre otras cosas porque tenemos una estructura en la que al no garantizar la autonomía de los territorios facilita que el conflicto pueda escalar. La prueba de que no había materia para convertirlo en un problema estatal es que gente que estaba enfrentada en Madrid hoy está junta en las posiciones nacionales. Eduardo Fernández Rubiño y Clara Serra estaban en posiciones enfrentadas. Hoy, compartidas.
Usted criticó la destitución de Sergio Pascual.
Sí. Nosotros no actuamos bien como dirección, pero eso no tuvo una culpa individual. Pablo tiene derecho a retirarle la confianza a alguien y él ya por entonces confiaba en otras personas para hacer el trabajo de Organización. Yo dije que de acuerdo a los estatutos de Vistalegre 1 eso era una atribución del secretario general que aceptaba pero no compartía.
Había un grupo de Telegram, que se llamaba Dinamización, donde estaba usted y otras 13 personas, la mitad de la Ejecutiva. Estaban el número dos y el número tres de la organización en el que sí comentaban el antes, el durante y el después de las dimisiones.
Ha habido muchos grupos de Telegram. Hay que tener cuidado con no alimentar teorías de la conspiración que pueden dañar en muchos sentidos. Yo también he visto muchos grupos de Telegram extraordinariamente ofensivos contra mí y contra otros compañeros que trabajaban en el sentido de destruir lo que yo creo que ha sido un tándem exitoso y que trabajaban frente a eso. Yo he visto a Pablo muy coherente y responsable decir que él no compra las teorías de la conspiración. Hay una diferencia entre que la gente comenta cosas y comparta la información y comprar esas teorías. Porque se da un salto muy peligroso. La cultura del enemigo interno se sabe cómo empieza pero no cómo acaba. Claro que hay diferentes afinidades en Podemos y se traducen en diferentes conversaciones, pero de ahí a conspirar hay un paso. La cultura del enemigo interno y del rodillo le está haciendo daño a Podemos.
Habla de grupos de afinidades. ¿Pesa demasiado lo personal en Podemos? ¿Hay un pecado original en que la fundación sea por un grupo de amigos?
Sí. Lo que no sé es si habríamos llegado hasta aquí sin eso. Hay una parte de la conexión inmediata, la complicidad y de la capacidad de ser rápidos y audaces que tiene que ver con esa complicidad personal e intelectual. Sin esa habría sido muy difícil llegar hasta aquí. Pero llega un punto en el que se convierte en algo que hace más dolorosos y difíciles los procesos internos. Es evidente que la maduración de Podemos pasa por emanciparnos de nuestras emociones. Pero somos humanos y nos pesa.
Nosotros no hemos logrado un acuerdo para que se mantenga en lo fundamental una estructura y una colaboración que permitan que las personas más valiosas sigan trabajando juntas. Lo tiene que construir la gente. Le toca a la gente con su voto y su participación decir si eso es posible o no.
¿Qué le parece hablando de lo personal que Montiel [secretario general de Podemos en el País Valencià] compare a Pablo Iglesias con Sadam Hussein o Franco? ¿Debería dimitir?
Ha pedido disculpas en público y en privado. Yo ya fui rotundo ayer [por el lunes]. He dicho que hay que tener un debate entre compañeros que no dificulte que al día siguiente podamos construir juntos y en mejores condiciones. Si un compañero que se referencia en mi entorno dice barbaridades sobre Pablo, lo desautorizo. No se puede decir eso sobre nuestro secretario general.
Hablaba antes del tándem con Pablo Iglesias. Él ha dicho que dimitirá si no gana listas y documentos. ¿Cree que eso es un chantaje?
Es una forma de enfocar el debate que está anticuada. Ya no es el Podemos que tenemos entre manos, en el que podías tirar la moneda al aire y si sale cara es el 100% y si sale cruz, me voy. Podemos no es propiedad privada de nadie. Ni de uno, de dos ni de cuatro. Es como mínimo de cinco millones de votantes. En un partido plural la unidad no se construye con plebiscitos. Creo que la gente va a mandar claramente un mensaje de convivencia y pluralidad. Y un secretario general tiene que escuchar ese mensaje. Si la gente dice que quiere claramente a Pablo al frente, Pablo no va a hacer oídos sordos a ese mandato. Lo va a escuchar y entender.
¿Cree que Iglesias no dimitirá aunque pierda las votaciones?
Confío en poder convencerle y en que si no le puedo convencer yo haga un mandato claro y nítido de la gente. Si no, tendrían que haber diseñado una sola urna, una sola votación. Se decidió, y no es mi sistema, poder votar por separado los documentos, la lista y la Secretaría General. Si se quería otra cosa, se tendría que haber planteado.
Cuando presentaron los documentos, Iglesias aseguró que había tomado ideas de otras personas. Y se quejaron de que lo hiciera. El sábado presentó usted su candidatura y salía con un Pablo Iglesias de cartón. ¿No es robar la figura de alguien contra el que al final usted compite?
Hay una diferencia. Yo pido el voto para Pablo y él no pide el voto para mí. Cuando Pablo pone mi foto en el vídeo del documento no pide el voto para mí. Pero yo pongo la foto de Pablo conmigo, porque creo que a algunos lo que les molesta no es que salga Pablo, es que sí pido el voto para él.
¿Pero para la Secretaría General o para la lista al Consejo Ciudadano que encabeza él?
Para la Secretaría General. Si yo creyera que el equipo que rodea a Pablo es el mejor, iría en esa lista y tendría una posición muy cómoda. Pero la gente que me acompaña en Recuperar la Ilusión es la que he visto hacer maravillas en las campañas electorales de Podemos y en la definición estratégica de Podemos. Son imprescindibles para un Podemos ganador.
Ustedes hablan de descentralizar Podemos. Hay territorios como Andalucía que piden constituirse como partido independiente con CIF propio y capacidad jurídica propia. ¿Qué le parece esta posición de Teresa Rodríguez?
Hay que llegar a una posición intermedia. Hay que acabar con que las listas se hagan desde Madrid pero Podemos debe tener un proyecto estatal. Entre otras cosas para mantener cierta coherencia. Que la gente no se deba solo a su provincia sino también a un proyecto general. Las listas hay que hacerlas con las direcciones autonómicas y escuchando a las bases en cada provincia o municipio. La gente premia a los candidatos que conoce por su trabajo previo en el territorio. Hay excepciones como Madrid, pero en otras es muy importante.
Otro elemento, que ha desaparecido del debate, es la supuesta fusión con IU. ¿Es un planteamiento real que se ha hecho en los órganos de Podemos? ¿Algo que temen que pueda pasar?fusión
Yo creo que es una dirección política que no es descartable y que para mí no es correcta. Nadie lo ha planteado en los órganos abiertamente. Pero creo que hemos presenciado de forma clara una cierta reorientación política. De entender la unidad popular como la unidad de los de abajo sin etiquetas en torno a demandas de sentido común a festejar que el 26J fuera el encuentro con la izquierda histórica de toda la vida. Está muy bien pero es insuficiente.
Esto no tiene nada que ver con faltar el respeto a otras fuerzas políticas. Yo no tengo una sola declaración que le haya faltado el respeto a IU ni a Alberto Garzón. Pero somos proyectos que siendo complementarios somos diferentes. Si yo creyera que la forma de transformar España es haciendo más fuerte a IU y hacer un frente de izquierdas, en vez de dejarme estos tres años de mi vida montando Podemos me habría metido a IU. Podemos ir juntos en las elecciones pero debemos ser dos organizaciones diferentes porque hay tareas que nadie va a hacer por nosotros.
¿Por qué sí vale en Catalunya?
Otra cosa son las confluencias plurinacionales. Hay una fuerza nacional-popular española que se llama Podemos y hay territorios con identidades nacionales diferentes donde vamos con compañeros o con espacios políticos diferentes y tiene todo el sentido.
¿Teme ser relegado si pierde en Vistalegre 2?
Puede ser.
Más allá de que sea posible, ¿es un temor para ustedes? ¿Cree que realmente está en juego su continuidad como número dos?
Son dos preguntas y te respondo claramente. No es un temor y sí creo que está en juego. Creo que es una posibilidad que está muy a la orden del día y se ha respondido con ambigüedad. Pero quiero militar en un partido en el que defender ideas concretas no te haga no salir en la foto. Porque entonces todo el mundo defiende las mismas ideas y por tanto los partidos se esclerotizan. ¿Eso puede costarme la posición que ocupe el día después? Sí.
¿Y sus colaboradores?
También.
¿Entonces cómo se construye el día después?
Una cosa es que lo asuma y otra que lo desee.
Hay dos escenarios a la orden del día. El suyo y el de Pablo Iglesias. ¿El 13 de febrero habrá un Podemos sin Errejón o sin Iglesias?
Cualquier Podemos que salga el 13 de febrero sin uno de los dos sería muy debilitado. Es necesario que estemos los dos trabajando de la forma que hemos demostrado que cosecha más éxitos. Si yo tengo la fuerza para influir en eso, que a nadie le quepa la menor duda. Tendremos un Podemos que no prescinda de los mejores compañeros y compañeras. Si la decisión no depende de mí, confío en que a quien tenga que tomar esas decisiones le anime más la responsabilidad de construir una fuerza política ganadora que las voluntades de revancha.
¿Son conscientes de la responsabilidad histórica para todo ese espacio político que representan?
Soy consciente porque creo que no va a haber dos. Si cometiéramos errores y metiéramos a Podemos en barrena, sobre una derrota histórica no surgen victorias. Sobre una experiencia fracasada, no florecen otras alternativas y posibilidades. Surgirán muchos libros, pero no hemos hecho esto para salir en los libros. Lo hemos hecho para ganar y cambiar nuestro país.