El PSOE es consciente de que la investidura de Pedro Sánchez se ha complicado mucho durante las últimas semanas en que se arruinó la relación con su “socio preferente”, Unidas Podemos. El pesimismo se ha instalado en las filas socialistas, preparadas ya para una repetición electoral que el propio presidente en funciones no descartó el pasado lunes en su intervención ante la Ejecutiva que lidera. La última esperanza en la cúpula del partido es que la presión del resto de partidos obligue a cambiar de posición a Pablo Iglesias.
El pasado julio en Moncloa pensaron que la división en el grupo confederal podría inclinar la balanza a su favor. “Hay debate”, decían entonces en la cúpula socialista, donde consideraban que algunas de las alianzas de Podemos -los comunes o IU, por ejemplo- veían el “precipicio”. Sin embargo, las diferencias internas, que existieron hasta el punto de que en el entorno de Iglesias hubo voces que pidieron votar sí a Sánchez- no modificaron la unidad de acción del grupo que lidera Iglesias. El grupo confederal ya había vivido antecedetes similares en 2016, cuando Sánchez trató de dividir sin éxito efectivo a Podemos y las confluencias en la negociación.
Tras la investidura fallida de julio, IU pidió a Podemos que negociara un acuerdo programático con el PSOE y también Anticapitalistas se pronunció en esos términos. Los comunes también eran partidarios de llegar a un entendimiento. En la cúpula socialista consideran que esas posiciones se mantienen mes y medio más tarde. “Hay una parte de la organización que quiere el acuerdo”, dice una destacada fuente de la dirección.
En el PSOE -y también en otros de los grupos necesarios para sacar adelante la investidura- señalan a Iglesias como responsable de la cerrazón de Unidas Podemos. No obstante, el grupo confederal se conjuró hace unas semanas para mantener la unidad de acción sobre o coalición o elecciones pese a que las diferentes sensibilidades se mantienen. La forma de negociar del PSOE, que tampoco han entendido IU ni las confluencias, ha servido de pegamento para mantener la cohesión del grupo. A diferencia de lo que sucedió en la negociación de julio, en el equipo negociador de Iglesias hay ahora representantes de IU y las confluencias.
Sánchez, de momento, ya ha hilvanado el apoyo de las otras formaciones que necesita para conseguir la mayoría simple del Congreso en una eventual investidura antes de que los equipos negociadores de PSOE y Unidas Podemos se sienten este jueves. Es un elemento más para elevar la presión sobre Iglesias. “Hay formaciones dispuestas a contribuir a la gobernabilidad, a no ser un problema -dijo José Luis Ábalos a última hora de la tarde-. Esperamos que esto se haga extensivo al resto de formaciones y podemos tener un Gobierno en el periodo que corresponde”.
El primero en posicionarse ha sido Gabriel Rufián, muy crítico con los socialistas y Unidos Podemos en la sesión de investidura frustrada de julio. Aunque entonces aseguró que en septiembre el pacto sería más complicado, este jueves advirtió que “por ERC no será” la repetición electoral. El portavoz de Esquerra ha vuelto a admitir que “septiembre complica la vida”, pero ha dejado entrever que su partido se abstendrá para evitar elecciones si PSOE y Unidas Podemos alcanzan un acuerdo.
El portavoz republicano ha cargado otra vez más con dureza contra Iglesias: “Habla de que le humillan. Es curioso. Formamos parte de un partido que tiene a su presidente en la cárcel, a su secretaria general en el exilio... A Iglesias le humillan porque no tiene un ministerio”.
Horas después Sánchez se reunió con el PNV, una cita muy relevante ya que en la anterior fase de negociación no fue el presidente en funciones quien se vio con la cúpula del PNV sino que lo dejó en manos de escalones inferiores. Esta vez Andoni Ortuzar y el portavoz, Aitor Esteban, acudieron a la sede del PSOE en la madrileña calle de Ferraz. La formación nacionalista también afirmó que no será un “obstáculo” para la formación de Gobierno y llegó a “rogar” a PSOE y a Unidas Podemos que alcancen un acuerdo. Ortuzar explicó que Sánchez le trasladó su deseo de que no se repitan las elecciones. “Me da la sensación de que una cosa es el deseo y otra la realidad, y la realidad lo veremos mañana”, agregó sobre su sensación de cuál será el destino de las próximas semanas.
El presidente en funciones también se reunió con el jefe del Ejecutivo cántabro, Miguel Ángel Revilla, cuyo diputado en el Congreso fue el único voto afirmativo que Sánchez logró sumar a sus 123 escaños en la investidura fallida de julio.
El PSOE no tiene previsto reunirse con JxCat porque ya ha dejado claro que no apoyará la investidura, según explicó Adriana Lastra. Tampoco necesita esos votos. Pero la clave no está en las formaciones nacionalistas, sino en el apoyo de los 42 diputados de Unidas Podemos, que es indispensable para que haya gobierno y el país no se encamine a las cuartas elecciones generales desde 2015. Aunque en las filas socialistas son pesimistas, pretenden hacerle llegar la nueva oferta al equipo negociador del grupo confederal, esta vez con todas las confluencias representadas en la mesa.
Sánchez no quiere votos gratis
En el marco de esa conversación, el PSOE pretende ofrecer puestos en la Administración aunque a priori siempre fuera de las estructuras ministeriales. El encuentro entre Sánchez e Iglesias se produciría después de esos primeros contactos en los que podrían ir desarrollándose distintos ofrecimientos, según deslizó Lastra, y fuentes de Moncloa no descartan que el presidente en funciones se guarde alguna carta para el encuentro con el líder de Podemos.
Sin embargo, para Unidas Podemos sigue siendo insuficiente cualquier oferta que esté por debajo del Gobierno de una coalición que el PSOE ofreció en julio pero que ahora ve “inviable”. De ahí que su única esperanza sea que haya un “milagro” e Iglesias cambie de postura. De producirse, creen en Ferraz, sería en el último momento antes de que se active automáticamente la repetición electoral.
¿Y si Iglesias decide apoyar la investidura sin condiciones y así se lo traslada al rey? “Cuando se produjera esa situación, de producirse, le contestaré. No he escuchado esa posibilidad”, respondió Ábalos. No obstante, fuentes de la dirección del PSOE aseguran que no aceptarían una investidura “gratis” y que la pretensión es alcanzar un acuerdo que dé estabilidad al futuro Ejecutivo. Sin embargo, otras fuentes consideran que ese sería un movimiento que complicaría mucho la estrategia a Sánchez porque le obligaría a someterse al Congreso, pero la gobernabilidad sería muy difícil. Decir 'no' al jefe del Estado si le propone ser candidato de nuevo es una opción que descartan en Moncloa.